Capítulo 21

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Bastián.








Los baños de agua fría no son la solución, pecosa...

Estoy sentado frente a mi laptop pensando que puedo teclear para armar un comunicado de prensa en donde aseguro que la linda Tamara y yo no tenemos más que una amistad. La concentración es nula en este momento y debo confesar que todo se debe a los sentimientos que esa pecosa me hace sentir, porque por primera vez en mucho tiempo quise quitarle las manos de Jake de encima. Mis manos ardían por tocar su piel completamente, por someterla debajo de mi cuerpo y arrancarle suspiros y gemidos con cada penetración que estaba dispuesto a darle.

Me sentí celoso de Jake y la señal roja la veo en todos lados.

Paso la mano por mi cara frustrado y escucho una risa burlesca y aguda.

Mis ojos negros se enfocan en el castaño que esta frente a mí, burlándose de lo que acabo de contarle que es precisamente de mis celos.

—Estás jodido—sigue riendo.

—No, todavía no—me levanto de la silla y retiro el saco de mi torso con rapidez.

—Bastián, piensa. Si sentiste celos porque la tocó alguien que tiene tanto derecho como tu según el acuerdo, imagina lo posesivo que serás cuando te la lleves a la cama—pasé saliva—. Y no podrás reclamarla como tuya, aunque ella lo permitiera, tienes un acuerdo con tus hermanos. Y no me digas que no quieres que sea solo para ti. Te enamoraste—él lo afirma.

¿Lo estaba? No podía permitirme tal sentimiento.

—Ella aun no acepta el trato con los tres—digo como un escape.

—Pero afirmas que ya no tiene problemas cuando uno de ustedes quiere estar con ella. En teoría si ha aceptado, pero no lo ha expresado. El acuerdo ya está ahí, Bastián.

—Lo sé—termino por aceptar. Pero no quiero.

Ella es una mujer que me hecho dudar de todo lo que creía con solo sonreí y mirarme a los ojos, me ignoró un sinfín de veces cuando trabajó para mi abuelo que la idea de tenerla cerca se convirtió en una necesidad, a tal punto de ir a tomar un café con mi abuelo solo para cruzar un saludo tan simplón. Muchas veces escuché ese Buenas tardes sin que me mirara a los ojos y me conformaba, así de estúpido me comportaba.

Pasó un año y me cansé de ese buenos días, decidí apartarme y no acercarme más a ella, no lo notó, no se dio cuenta que me fui y entendí que fue una buena decisión, no había interés de su parte. En ese lapso de tiempo pasaron miles de cosas con mi vida y asuntos que nos relacionaban a mis hermanos y a mí en primera persona.

Hasta el día en que el abuelo murió y nos dejó viviendo con ella exclusivamente. Sigo sin entender por qué.

Esa noche en el bar mientras bailaba y la veía a los ojos pensaba seriamente en salir corriendo tal y como lo hice en un principio, pero en el fondo de mis pensamientos quería que ella fuera mía esa noche. Comprendí que jamás lo sabría y me armé de valor para proponerle estar conmigo y aceptó, entonces todo revivió en mí. Quería intentar un acercamiento que fuera más que amistoso, pero su amiga la pelinegra lo dijo a viva voz y Blake lo supo, no supe que decir y propuse ese acuerdo. Una relación de cuatro.

—Si tanto te pesa compartir, ¿Por qué no rompes el acuerdo?

—¿Quieres que me castren? Porque ese es el castigo para aquel que rompa el acuerdo—me senté de nuevo frente a él.

—Eres un pendejo Bastián. Solo a ti se te ocurre proponer semejante idiotez.

—¿Qué esperabas que hiciera, Esteban? Mi hermano menor moría por ella y lo seguía haciendo cuando comenzamos a vivir juntos. No podía decirle: Eh Blake me gusta Tamara y como tu oportunidad ya pasó sigue la mía, lo siento hermano, pero ella jamás sintió algo por ti. Y tal vez conmigo si quiera tener algo. Por favor, jamás haría eso, no con él que ha estado esperando una oportunidad con ella desde niños.

Tamara Por Tres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora