Capítulo 29

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Tamara.









—¿Podemos negociarlo?—pregunté.

Nadie respondió, Jake siguió caminando y cuando escuché que una puerta se abrió supe que todo estaba perdido. Mi cuerpo cayó sobre una cama y supe enseguida que estábamos en mi habitación.

Los tres sexis hombres se pararon frente a mí y solo se quedaron observándome. Analizaban algo en mi pero no logré averiguar qué.

Me senté en medio de la cama con las piernas cruzadas. Esperé paciente a que ellos hicieran algo. Estaba nerviosa pero no con miedo, algo pasaría ahora, pero dudé si era sexo alocado o solo me mirarían lo que resta del día. Nada de lo que fuera a pasar lo rechazaría, es mi último día en casa y quisiera pasar ese tiempo que resta solo con ellos tres.

Jake se movió primero, enfocamos nuestra atención hacia él. Comenzó a desabotonar su camisa lentamente.

—¡No!—dije mirándolo—. Deja tu camisa Jake, abotónala de nuevo. Solo despójate de lo de abajo.

Tenía un gusto muy extraño, me encantaba que los tipo se quedaran solo con la camisa y me follaran usando esa prenda. Ante mis ojos se veían sexis y calientes, muy varoniles. Nunca lo dije, pero si debía considerar esto como una despedida entonces sacaría a la luz todos mis gustos.

El pelinegro sonrió e hizo lo que pedí. Su camisa se cerró de nuevo y prosiguió por desabotonar su pantalón una vez que su cinturón fue retirado. Sus marcadas piernas fueron visibles cuando bajó la prenda y salió de su cuerpo. Un perfecto y musculoso Russell.

Sus dos hermanos hicieron lo mismo pero mis ojos solo estaban enfocados en Jake, que lentamente se despojó de su ropa interior y dejó al aire su miembro palpitante. Lo tiene en su mano y estimula con la mirada puesta solo en mí.

Pasé saliva.

Lo admito, me saboree a los tres. En estos momentos deseaba poder duplicarme y hacer con ellos todo lo que se merecen y esperan de mí, pero era imposible y tendrían que esperar su turno.

Ya que ellos habían hecho su parte procedo a imitar sus acciones. Saqué la ropa de mi cuerpo comenzando por mi torso, dejando solo el sostén. Veo a sus miembros reaccionar ante lo poco que cubre la prenda sobre mis pechos.

Ellos tres frente a mí, me hacen sentir como un bufet. Donde en la mesa hay mucho de donde escoger, pero no tienes ni idea de cuál es el platillo que deseas probar primero. Todo es delicioso a la vista e imaginar el sabor hace salivar tu boca. Así mismo me hacían sentir los tres. Anatómicamente son perfectos y los tres desean tenerme y yo a ellos. Solo espero que no se sientan rechazados cuando no tome a uno en cuenta.

Debo sacrificarme. Pienso.

Deslizo mis rodillas sobre la cama hasta el punto donde mis pies tocan el suelo. Bajo y doblo mis rodillas ante ellos tres. Lo pensaba intentar. El bufet era solo para mí, y yo podía dominarlos a los tres.

—Blake, tu dijiste que callarías mi boca insolente—su sonrisa ladina apareció.

¿Qué tan fogoso era mi sexi amigo cuando estaba molesto? Esa pregunta me alentó a recibirlo primero.

Su enorme presencia llegó invadiendo mi espacio personal.

Blake sujeta mi coleta con mucha fuerza que me quejo en el acto con una sonrisa. Jala mi cabeza hacia el frente y se detiene a unos centímetros de su miembro palpitante. Está siendo muy brusco y lo peor de todo es que disfruto que su ira no haya disminuido.

Tamara Por Tres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora