Capítulo 43

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Tamara. 








Cuando desperté de mi cuenta de quien dormía a mi lado era Blake y no Jake como recordaba. Estaba de medio lado abrazando mi abdomen y su pierna sobre las mías e imposibilitando mis movimientos.

¿Dónde estaba Jake?

Eran las 10:00 a. m. Según el reloj de la pared.

—Blake—susurré apretando su brazo.

—Mmm—gimió y me apretó más.

—Blake, me duele el cuerpo.

—¿Fui duro al follarte?—balbuceó adormilado. No dije nada y lo dejé despertar por su cuenta. Abrió los ojos y se quedó pasmado al darse cuenta donde estaba—. ¿Follamos?

—No.

—Entonces lo soñé.

Eso era lo que podía hacer yo por ahora, soñar con algo así porque quizás pasaría tiempo para que retome mi vida sexual como antes.

—¿Fue un buen sueño?

—Estabas en cuatro y te veías hermosa—se puso de pie. Negué con una sonrisa—. ¿Te sientes mejor?

—Mejor que ayer. ¿Dónde está Jake?—seguía con esa duda. Me ajusté mejor a la cama y se sintió bien estar sentada luego de una larga noche.

—Los abuelos querían hablar con Bastián y Jake lo acompañó.

Enseguida sentí nervios. ¿Iban a decirle la verdad a Bastián? ahora tendría ese pensamiento en mi cabeza todo el día, hasta que uno de los dos se presente aquí y me diga que sucedió.

Blake ajusta su ropa y arregla su cabello con sus manos y ni supiera se imagina lo que tienen que decirle sobre su madre. Tengo terror de la reacción de los tres, tengo miedo de lo que puedan pensar o como actuaran luego de esa noticia que sin duda le partirá el corazón. Quizás entienda como me siento yo con el solo hecho de escuchar el nombre de su padre.

—Necesito desayunar algo—me dijo tranquilo.

—¿Bastián también estuvo aquí?

—Si, llegó conmigo, pero no quiso despertarte. Eres muy cómoda Tamara, no tenía planeado dormir, pero tu aroma y tu calor pueden destruir hasta el más terrible insomnio

—Si bueno, soy adorable en todos los sentidos. Y eres un pervertido Blake—miré su centro donde una prominente erección relucía sobre sus pantalones—. Me has perdido el respeto.

—Oh, muchas veces y planeo seguir haciéndolo, ojitos.

—No me refería a eso, deja de hablarme de sexo, por dios. Que me antojas y no puedo hacerlo en estas condiciones.

—Tu solo abre las piernas y yo me encargo de todo—iba a cercarse, pero la puerta se abrió. Enseguida detuvo sus pervertidos pasos y su deseo de tomarme en estas condiciones. Se sentó rápidamente y colocó un cojín sobre sus piernas.

Sonreí con evidente burla.

Una enfermera trajo el desayuno.

—Buenos días—e hizo una revisión rápida. Luego solo sonrió y salió de la habitación.

Blake no perdió en tiempo y se acercó a mí, pero esta vez solo se sentó a mi lado y observó la comida.

—Huele bien, no me iré hasta que desayunes. Hazlo.

—Deberías ir a buscar comida.

—Si, lo haré luego de que tu comas—insistió. En la bandeja había más fruta que otra cosa, un té y un sándwich.

Tamara Por Tres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora