Capítulo 30

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Tamara.










¿Por qué?

¿Por qué tenían que estar los tres aquí mismo?

Por la mañana me apresuré a salir lo más temprano posible de casa para evitar verlos a la cara. Durmieron conmigo, pero me levanté dos horas antes y logré salir de casa tan rápido que no lo notaron. Unos hombres de papá llegaron temprano por mis maletas y fue cuestión de bajarlas de mi habitación. Oficialmente ya no hay nada mío en la casa Russell.

Estoy segura que eso los tiene molestos y ahora me tienen acorralada en mi escritorio mirándome fijamente con ojos de pollito triste. Incluso botaron a Harry, solo logré decirle que ya no trabajaría más aquí pero no pude decir más. Les negué el acceso a mi oficina, pero se pasaron mi orden por donde no les da el sol.

—Yo no quiero hablar con ustedes. ¿Por qué no respetan mis órdenes?—suspiré con enojo.

—¿Te ibas a ir así? Como si nada hubiera pasado—mi bello Blake reprochando todo lo que hago como siempre. ¿Pero cómo le digo que salí antes para no reventar a llorar al despedirme de ellos? ¿Por qué no usa su cerebro?

¿Por qué me ponen las cosas más difíciles de lo que son?

—Dijiste que eras nuestra—mencionó Jake.

Apreté mis manos contra mis piernas. Mordí mi labio y agarré valor.

—Lo soy, pero no puedo quedarme.

Me levanté de esa silla que se volvió incómoda. Caminé unos pasos tratando de evitar sus miradas, pero al final siempre regresaba la vista. Sus ojos negros eran tan potentes y hermosos que siempre regresabas a ellos.

—¿De verdad le vieron futuro a esto? Sabían tan bien como yo, que terminaría tarde o temprano.

—Pero las cosas cambiaron—ahora habló Bastián, pero sin mirarme.

—No, ustedes no me harán esto—quería enojarme, pero la tristeza estaba ganando—. Se acabó—recalqué—. No puedo quedarme y lo saben.

Decirlo me dolió más a mí.

Me sentía tan rara ante esto, algo en mi pecho me incomodaba y me costaba trabajo asimilar que me afectaba tanto dejarlos. Me mofé en decir que sería fácil, pero como cala hacerlo. Mordía internamente mis mejillas para no dejar que vieran mi labio temblar.

Ellos no se notaban tan abatidos, solo Jake, sus ojos destellaban un poco más. Se mantenía fuerte a pesar de mirarme directo a los ojos. Blake me evitaba y Bastián también.

—Estaremos bien—dice Bastián. Noto que en cierta forma su corazón quedó en paz después de lo que hablamos anoche. Él se aferró a la idea de esperarme y me tienta a ser egoísta y aceptar tal cosa.

—Si—mi voz tembló y eso los hizo mirarme al mismo tiempo. Sonreí nerviosa. Regresé a mi escritorio y removí papeles sin sentido alguno—. Olvidé revisar algunos papeles, me pueden dejar...—unas manos se ponen sobre las mías. Levanto la vista y veo a Jake inclinado frente a mí.

—¿Quieres llorar?—sigo mordiendo mis mejillas. Tenso la mandíbula y paso saliva—. Porque yo sí.

Todas esas ganas se acumularon de lleno en mi cuerpo. Todos sabemos que cuando te hacen esa pregunta explotan tus sentimientos sin que puedas hacer algo.

Parpadeo como loca cuando sé que estoy a punto de perder. ¡Maldito Jake Russell! Cierro mis manos sobre los papeles aun teniendo sus manos sobre las mías.

Tamara Por Tres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora