Te encontré

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Marceline y August llegaron a una jungla con un verdor inaudito, las aves volaban y había animales salvajes corriendo libres. Fueron escoltados por Gedeon y Ringo ya que Darius había partido rumbo a Bubblegum para entregar sus reportes falsos sobre el nido y Meraki había llevado a Miridiana al reino de los espejos. Sus rutas de viaje fueron divididas y cuestionaban al par de jóvenes que los miraban con burla.

-Dónde está Miridiana? Están tramando hacer algo con nosotros?- August empezó a enojarse

-Respondan pendejos, a dónde fueron sus amigos o acaso planeaban separarnos desde un inicio?- Marceline se estaba preparando para atacarlos cuando una voz a sus espaldas la detuvo

-Marcy, qué planeas hacerles a mis nietecitos? Sigues siendo terca y malhumorada como el día en que te conoci-

La pareja se giró y quedaron atónitos de ver al hombre parado tras ellos.

-Imposible...Ibis!!!-

-Sigues vivo? Cómo es posible?-

-Todo el que me ve dice lo mismo, acaso es raro verme caminar al exterior?-

Marceline y August tenían preparados puñales envenenados en la parte posterior de sus cinturones y cuando estaban a punto de arrojarlas, unas cadenas los detuvieron.

-Mocosa estúpida, como te atreves a lastimarnos?! Tu...- Marcy quedó congelada al ver que quien enviaba las cadenas, era nada menos que Iston

-¿Acaso morimos? Gemini...tú fuiste ejecutado. No es posible!- August no salía del susto terrible que estaba presenciando

-Deja a los niños tranquilos. Ustedes dos, el Conejo Blanco y el Juguetero los están buscando urgentemente.- Iston los estaba sujetando fuertemente con las cadenas

-Qué? El tío seguro va regañarnos, no hicimos nada estúpido esta vez. Lo juro!- Ringo refunfuñaba

- Ojalá mi cuñado estuviera aquí para intervenir, seguro que mi suegro nos va echar la bronca de nuevo- Gedeon estaba fastidiado

-Lárguense, este asunto no les incumbe- Vlad instó a los jóvenes a retirarse y estos desaparecieron en el aire

-Tranquilo Iston, libéralos. Nosotros nos encargaremos del tour, tu ve a asistir a los demás. Tenemos dos horas hasta que empiecen a llegar las visitas-

-Como quieras. Iré al hospital a ver si necesitan algo- Iston liberó a la pareja y se retiró en dirección opuesta

Vlad miraba con atención a la pareja parada en frente suyo. Estaban pasmados con la velocidad y fuerza que manejaban los personajes que acababan de conocer. August se giró y con los ojos furiosos exigió una explicación.

-Deja de mirarme como si yo fuera tu enemigo. Un depredador deberia saber diferenciar una presa de un aliado, o acaso ya te volviste un viejo senil?-

-Qué es este lugar y dónde esta Mirna?-

-Mirna fue a ver a buscar su paquete, volverá cuando lo recoja y en cuanto a donde estamos...bueno para responder eso deberán seguirnos- Tanji salió desde atrás y tomó del hombro a Marceline asustándola

-Por los dioses! Tsuru...tu estas...- a August estaba por darle un ataque de tantas sorpresas recibidas

-Todo será revelado paso a paso. Por favor sígannos por aquí-

August y Marceline se miraron y asintieron. Vlad comenzó a guiarlos hasta la ciudad y con Tanji, explicaron la situación actual. Pronto ganarían la lealtad de los depredadores más feroces para su beneficio.

**

Mirna por su lado, estaba cegada por la ira. Destruyó parte de la ciudad en el reino espejo. Cuando llegaron, Meraki trató de explicarle lo que había ocurrido con su hijo y quienes eran los responsables.

Se disculpó al haber llegado tarde para salvarlo y que aparentemente el plan de la iglesia había cambiado drásticamente hace unos meses tras la muerte de Ashley. Se habían tomado más recaudos de lo normal y eso complicó el avance en el rescate. No solo eso, sino que también se enteró que alguien de su círculo cercano tenía la intención de entregarla por pedido de la iglesia. Aparentemente, ella era el objetivo y no su hijo.

Hace quince años, Mirna, su esposo Klaus y un recién nacido Ray, llegaron a Sahmar para encontrarse con Lorna Othem, líder de Bubblegum para averiguar sobre el paradero de Karoline, quien se había infiltrado a Sunset Scale y robado parte del pergamino que indicaba el paradero de la llave Intermundis. Cuando iban a encontrarse para la reunión, un aviso urgente de Sunset Scale llegó, solicitando la presencia inmediata de Mirna para colocar un escudo de protección, ya que la presencia de individuos sospechosos intentando ingresar al país se incrementó misteriosamente.

Mirna enojada, dejó atrás a Klaus y su hijo, prometiendo regresar lo antes posible. Pero al volver lo único que encontró fue el cadáver mutilado y descuartizado de su esposo junto con el ajuar de bebé empapado de sangre. Ray había sido secuestrado y su rastro se había perdido. Buscó incansablemente y sin resultados el paradero de su hijo en Sahmar, hasta que halló una firma mágica en las fronteras de Orsys. Desde entonces no descansó y se propuso dar caza al responsable para hacerle pagar su atrevimiento.

Si bien se llevaron al bebé, ellos no contaban con que Mirna conservaba la esencia pura de su hijo con ella. El pendiente en forma de estrella que colgaba de su cuello, era un transportador de almas de la diosa Hel, pero el cual no recordaba cómo ni cuándo lo obtuvo. Para Mirna era el tercer bebé que concebía, pero los niños no llegaban a pasar los tres meses de edad y terminaban muriendo, por ello, ella conservaba el alma de su hijo en el cristal hasta que pudiera crecer lo suficiente y poder entregárselo. El cristal permanecía de un color blanco perlado, dando el indicativo que el cuerpo estaba esperando ser rellenado con un alma, lo que hacía que Mirna no perdiera la esperanza de que el cuerpo de su hijo yacía quien sabe donde anhelando su regreso.

Hace algunos meses atrás, el cristal se tornó negro de repente y Mirna creyó que el cuerpo de su hijo había muerto haciendo que el alma pasara a reposo esperando por un cuerpo nuevo. Pero para su terrible sorpresa, el cristal se volvió translúcido y su ira se acrecentó. Lo inconcebible se dió; el alma salió sin su consentimiento del cristal y fue a dar al cuerpo de su hijo. Ray había regresado y donde quiera que estuviese, él estaba esperando por ella.

Cada día que pasaba, su furia iba en aumento, hasta que un día un grupo de niños sospechosos se presentó en su casa afirmando conocer el paradero de Ray. La muchacha que la escoltaba parecía a todas luces, alguien peligroso pero de fiar.

El lugar a donde fue llevada era un lugar silencioso, inhabitado...muerto. El rojo predominaba en todo ese mundo y los edificios estaban en ruinas y cayéndose a pedazos por ataques visibles de quien sabe que. El lugar era claramente Orsys, pero con la diferencia de haber sufrido un cataclismo. La muchacha que se había presentado como Meraki, cambió su forma y tomó el aspecto de un muchacho adolecente, quien le aseguró que este lugar era solo la arena de práctica de quien lo quisiera usar a gusto. La guió hasta la plaza central y le presentó un ataúd. Quien yacía muerto dentro era su hijo Ray.

Mirna sujetó el cristal en su cuello y se negó a creer lo que estaba viendo. Quizás el cuerpo del joven en el ataúd sea el que ella parió, pero el alma de su hijo estaba en otro sitio, por ende, desató su furia descontrolada y comenzó a destruir todo a su alrededor. Tratando de tranquilizarse y entender lo que ocurrió, se giró hacia Meraki para tomarlo del cuello exigiendo una explicación.

-Dónde está mi hijo? Si no respondes te mataré- la presión de su mano era cada vez más fuerte -Responde, sino...-

Meraki no entendía lo que Mirna estaba maquinando en su cabeza. Estaba claro que el cadáver era de su hijo, pero algo no cuadraba para la mujer que lo estaba asfixiando. Cuando Meraki estaba por perder los estribos, una voz familiar lo sacó del problema en el que se había metido.

-Por favor bájalo. El muchacho no tiene nada que ver- Ray estaba nervioso dirigiéndose a Mirna – Yo soy el responsable de todo esto, deberías tratar este asunto conmigo-

Mirna bajo a Meraki y observó al joven peliblanco y de ojos dorados parado frente a ella. Tocó su pendiente que estaba brillando y se mordió el labio inferior

Motivos Para La Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora