Eventualmente morirás

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El día estaba llegando a su fin. Por los pasillos del palacio central caminaba una Ashley sonriente. Se dirigía a sus aposentos para descansar. Como confidente y ayudante de la reina su deber era mantenerla satisfecha.

Los gustos de su señora florecieron al punto de no retorno mas allá de lo retorcido, como hoy en la tarde.

Una de las tantas mucamas le estaba sirviendo el té y por error rebalsó la taza y lo derramó en la mesa.

-Por qué tan distraída? - La reina pregunto en tono risueño

-No vas a contestar o aparte de ciega también eres muda?- Ashley replicó con enojo a la mucama sobre las palabras de su maestra.

-Este...yo...sniff-

La mucama estaba llorando y temblando aterrada de lo que le ocurriría si la mujer frente a ella, le hiciera lo mismo que a las otras.

Por nimiedades como no responder rápido, no escuchar claramente o no recordar donde estaba tal o cual cosa, muchas mucamas habían quedado sin lengua, sin orejas, sin dedos o manos y en el peor de los casos no se las volvería a ver nunca más .

Hoy no sería la excepción.

-Y....-

-Yo me distraje con la belleza impoluta de su majestad- mientras inclinaba la cabeza esperaba que esa respuesta le valiera un salvavidas aunque sea por el día de hoy.

-Ashley podrías por favor.-

La mucama fue sostenida con fuerza desde atrás, la reina se acercó con una servilleta en una mano y en la otra, traía un tenedor de postres.

-Por dios se lo ruego!!! Perdone mi vida ahhh!!!-

La reina metió la servilleta en la boca de la mucama para apaciguar un poco el ruido y con rapidez, introdujo el tenedor en el ojo de la muchacha y se lo sacó.

Un grito ahogado mezclado con dolor y llanto se hizo presente. Las mucamas del otro lado de la puerta temblaban y algunas hasta le brotaron lágrimas de impotencia.

-Ahora tendrás una vista preferencial de mi belleza, no te parece fascinante- decía mientras lamía la sangre que caía del ojo que yacía clavado en el tenedor.

Ashley soltó a la muchacha y esta cayó al suelo mientras gemía de dolor. Intentó arrastrarse pero una patada la lanzó contra la baranda de la escalera. Falleció al instante al romperse el cuello.

-Qué molesto, no lo crees Ashley? Ninguna es agraciada ni bonita, no me sirven-

-Tiene razón mi señora, seguiré en la búsqueda-

Luego de ordenar deshacerse del cadáver y limpiar la habitación, la vista se tornó en una fiesta de te común y silvestre.

Hoy fue un día atareado y no pudo conseguir niñas para su señora. Esto a Ashley la tenía a mal traer, necesitaba muchachas jóvenes, vírgenes y hermosas para tener satisfecha y feliz a su señora. La trata de esclavos no estaba rindiendo frutos y en los ciudadanos, había bajado la tasa de natalidad de mujeres en los últimos 10 años. Se hacía difícil cada vez encontrar niñas que llenaran los requisitos. Si aparecía alguno sería hombre, pero estos eran usados para sus parafilias y nada más.

Para apaciguar su ira, abusaba de su poder en el castillo mientras apoyaba los deseos más enfermos y sucios de su señora.

Mientras pensaba como seguir en la  mañana, notó a una adolecente con uniforme de mucama corriendo en su dirección

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Mientras pensaba como seguir en la mañana, notó a una adolecente con uniforme de mucama corriendo en su dirección.

-Muchacha por qué corres?-

-Mi error, buenas noches mi señora, lamento mi comportamiento es que soy nueva y perdí mi camino- la muchacha se inclinó en tono de disculpa.

Ashley notó que la niña de cabello negro parecía extraña y dudosa. Le pidió que levántase la cabeza y lo que encontró fue más satisfactorio que cualquier otra cosa.

-Así que estas perdida, a qué área fuiste asignada muchacha?-

-Oh si, al área de los rangers-

Como si le hubieran tirado un baldaso de agua fría, no podía creer que tal belleza fuera enviada al matadero sodomita más conocido dentro del castillo. Era un área que ninguna mucama en su sano juicio pasaría, y si acaso terminaban allí sería por una cruel broma o venganza por parte de otras mucamas para luego suicidarse.

-Es eso así? Quién te ha enviado a ese rincón por curiosidad?-

-Eh? Bueno fue la sub-jefa de mucamas Emily, mi señora. Hay algo malo con ello?-

-No, pero me parece que te asignaron mal-

La belleza que emanaba la niña era tal que claramente se podría decir que crecería para ser única. Su cabello negro hacia contraste a sus ojos rojos y su piel blanca como la leche la hacian aún más deseable, estaba en su plena juventud. Pensar que la sub-jefa Emily sabiendo los gustos de la reina haría tal jugada. Acaso estaba pidiendo que la desollen?

-Mañana dile a la sub-jefa que la jefa Ashley te asignó a la sección central-

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-Mañana dile a la sub-jefa que la jefa Ashley te asignó a la sección central-

Los ojos de la niña se iluminaron de la emoción. La habían cambiado a un puesto más alto en un instante.

-Gracias, muchas gracias mi señora-

-No me lo agradezcas-

-Wilfred, Len y Kirk se emocionaran cuando les cuente. Muchas gracias!-

-Veo que tienes muchos hermanos que cuidar, te conviene el puesto- posando la mirada más codiciosa que tenía observaba a la niña con más ganas que antes, pero lo que la niña dijo a continuacion la dejó dura.

-No tengo hermanos, me refería a mi esposo y mis hijos-

-Esposo e hijos?-

Como si fuera un chiste, ahora entendía el porque Emily había enviado a la niña al área sodomita. Se había echado a perder y para colmo podría ser mayor aunque aparentara ser más joven. Ya no le servía. Un enojo surgió de repente.

-Sabes, cambié de parecer. Recordé que ese puesto fue dado esta mañana a alguien mas competente, lo lamento-

-Eh?! Pero...-

-He dicho que se lo dí a alguien más o acaso eres sorda, vas a tener que ir a donde te asignaron-

La decepción abrumó a la joven.

-El área de los rangers está a 20minutos si vas derecho y doblas a la izquierda en la fuente.-

Como queriendo aparentar buena voluntad Ashley mostró su mejor cara y ayudó a la joven a encontrar su lugar de trabajo. Solo que bajo esa sonrisa se ocultaba el deseo de ver suplicar a la maldita mocosa mientras la violaban salvajemente por haberle hecho perder su tiempo.

-Gracias. Tome esto como agradecimiento, son galletas de avellanas caseras. Si no le agradan puede..-

Sin poder terminar la frase, las galletas fueron arrebatadas de sus manos. Ashley era una viciosa de las galletas de avellana y esta ofrenda podría apaciguar su enojo temporalmente.

-Esto está bien, te lo agradezco-

-Si!-

Ambas se giraron para seguir su camino hasta perderse.

Ashley caminaba rumbo a su dormitorio mientras pensaba con que acompañar las galletas y en el otro extremo, una sombra acechaba desde una de las terrazas esperando por el momento adecuado para presentarse.

Motivos Para La Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora