Lástima, ella se encargará de ti

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Pasó más de medio mes sin mucha novedad despues del accidente del Príncipe Kenton. Los días transcurrían normalmente. Una calma demasiada extraña e insospechada se había ceñido no solo en el castillo sino en el país entero.

El día de hoy los médicos reales estarían de visita para dar el diagnóstico sobre la salud del Príncipe .

La reina y su séquito se presentarían para corroborar que todo siga en orden. Por otro lado muy temparno esa mañana...

-Jajaja, más de 20 días sin noticias, ni visitas médicas y hoy se les ocurre aparecer a todos. Adiós a mis vacaciones! Ya que no tienen noción de la situación, les daré una bella sorpresa..Oh qué cara pondrán mis hormiguitas cuando llegue ese día?..fiuuu ♪-

Silbando una melodía considerada hórrida entre los condenados a muerte y que había aprendido completa en mis viajes, esperaba que lleguen los invitados mientras me mecía en una silla con los pies sobre la mesa observando un mapa mundi viejo del continente pegado a la pared que marqué con rojo y negro en ciertos lugares.

A la hora y media llegaron las mucamas y prepararon todo para que ingrese su señora y los médicos. Cuando llegaron, la reina quedó parada a un costado observando con hastío el trabajo del asistente médico que trataba de retirar el yeso con sumo cuidado. Una vez lo hicieron, limpiaron la zona del brazo. El médico estudió la condición del brazo con un dispositivo especial rectangular transportable para Rayos X y resonancias, para emitir el dictamen con una cara sombría:

-Su alteza mucho me temo que su brazo....- sin poder terminar la oración se volteó a mirar a la reina que estaba con una sonrisa que no era sonrisa y luego de mirarme, bajó la cabeza para moverla de derecha a izquierda desaprobando el diagnóstico.

Su rostro gritaba: "Si lo digo me matarán, no puedo, yo no"

Tanto el médico como los asistentes estaban en duda de hablar cuando de repente, la reina los sacó de su trance.

-Qué le ocurre a su brazo?, contéstame Hohem!-

Temblando de miedo, el médico contestó.

-El brazo.. se ha deformado, la tróclea humeral esta casi desvanecida y perjudica el poder sostener una espada en el futuro o realizar esfuerzos. No solo en este brazo, sino que al parecer tambien se está desgastando en el otro pero más lentamente. No sé si sea por el hecho de haber estado inactivo un poco más de 20 días que llegó a esa condición irremediable o porque razón sea, pero el no se encontraba así cuando lo examiné la última vez. Es un caso atípico! Jamás había visto esto en mis mas de 30 años de trabajo, a este paso prácticamente el príncipe ya no...-

-No sirve?! Me estás diciendo que el ya no sirve como espadachin, es un inútil?!-

-Su majestad! Eso..-

-Basta! Qué más noticias malas me darás el dia de hoy Hohem?!-

Chirriando los dientes, la reina se puso ansiosa de la cólera deseando torturar al médico y sus asistentes mientras se les acercaba lentamente. Ashley la detuvo y le instó a escuchar lo último que diría el médico .

-Su majestad, es cierto que el Príncipe no volverá a sostener jamás una espada y que para realizar trabajos pesados, deberá utilizar una prótesis para desenvolverse para así no sobrecargar el codo. Dudo incluso que cuando aparezca la santa, pueda sanar sus brazos para ese entonces! Por ello, reconsidere que el Príncipe es joven y puede hacerse valer de otras formas. Juro que haré todo lo que pueda por hacerlo posible-

-Mi señora puede que tenga razón, aunque el Príncipe sea privado de una habilidad de espadachín aún es posible que suplante esa carencia con magia o estudio constante. Faltan 2 años para el juicio de atributos y no sabemos que habillidad especial obtendrá que sea de utilidad, que le parece?- una Ashley jadeante expresó su opinión.

-....-

La reina detuvo su mano que estaba en el cuello del médico Hohem y pensó profundamente el nuevo papel que le daría al Príncipe que se volvió inútil. Llegó a la conclusión que lo dejaría pasar solo por hoy.

Todos se retiraron pero no sin antes, advertirles al grupo médico que esto no se quedaría así, que sus cabezas permanecieran en sus cuellos dependía de la buena salud del Príncipe de ahora en más.

Una vez la habitación quedó vacía de médicos, me dejaron sólo con la reina y su séquito. Sophia se me acercó para susurrarme al oído:

-Más te vale que de ahora en más te esfuerces si no quieres terminar con un castigo mucho peor que la última vez-

Tragando saliva frente a ella, mostré pánico y exclamé :

-Si...Si madre me esforzaré más de ahora en adelante-

-Más te vale-

Sophia se reincorporó para retirarse, iba a sacarse esa rabia hoy mismo. Llamó a una de sus maids y le dijo una palabra. Era un pedido casi impercectible para los presentes pero tan estoico como estaba en la cama, lo oí más claro que nadie.

-Fersa-

***

Las campanas del Vaticano se escuchaban en la lejanía, ya eran las diez de la noche. Ni bien se retiraron todos, después de una siesta, me dirigí a mi nueva residencia subterránea para asearme y comer. Parado frente al espejo de cuerpo completo se reflejaba un niño bien parecido, alto y fornido. Estiraba los brazos y empecé a moldearlos a voluntad. Entre flaco y huesudo a uno mas corpulento y carnoso. Me la pasaba jugando y probando el alcance de los cambios que podía llegar a realizar en mi cuerpo.

-Hoy fue un dia productivo se compraron el timo de incapacidad! Lástima la bruja se me adelanto, pero por otro lado, me ahorrará el trabajo de acabar con Fersa y dedicarme a los demás. Así que mejor a practicar con todo mañana, porque él llegará pronto-

Con esto dicho una sonrisa aplacó la cara enojada que tenía y fui directo a dormir a mi nueva alcoba.

Tark Fersa, era el nombre del único maestro de la espada en el sur continental y comandante de los caballeros sagrados del reino

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Tark Fersa, era el nombre del único maestro de la espada en el sur continental y comandante de los caballeros sagrados del reino. Un hombre bien parecido que fue designado como instructor de ambos Príncipes por pedido de la reina de quién estaba profundamente enamorado dándole incluso el voto de lealtad a dicha mujer. A pesar de tener familia, se convirtió en uno de los tantos amantes que tenía Sophia. Ella en cambio, lo utilizó más como mero títere para su entretenimiento.

Fersa seguía ciegamente cada pedido desequilibrado de su amada, al punto que mimaba al principe Lucas y hacía estragos contra el principe Kenton a la hora de entrenar. Fersa llegó a transferirle el odio y asco que sentía Sophia hacia Kenton a base de palizas y golpes. Quería crear el escudo perfecto para que Lucas saliera airoso de los ataques lavándole el cerebro al pobre niño, como un arma perfecta para uso exclusivo de Sophia y Lucas.

Fue este instructor quién fingió su propia muerte y dejó que Kenton cargara con la acusación de homicidio, con el motivo de querer sacarse a aquellos que se le oponían de encima. También fue el hombre que lo trasladó personalmente al presidio que se volvería su averno por 4 años.

Tróclea: es la articulacion en forma de polea que permite que un hueso adyacente pueda girar en el mismo plano.

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