Motivos Para La Destrucción

Es una broma cierto?

-Discúlpeme pero...el niño ya está estable, incluso puede llevárselo a casa. No debe preocuparse, el estará  bien desde ahora. Dejarlo internado es innecesario debido a que estaría ocupando una cama que alguien más necesita-

-....-

-Me está escuchando?...Hola?-

-Si la escucho, es sólo que...- seguía perdido en mis pensamientos y sonaba nervioso

 – Qué tenía el niño que lo hizo vomitar sangre y tener fiebre de esa manera?- fingiendo ignorancia y poniendo excusas, pedí explicaciones a la doctora.

-Lo de la sangre no sabría explicarle. Le hicimos rayos X, y otros estudios pero no hallamos adsolutamnete nada en pulmones u otros órganos, el niño esta completamente sano de ese lado. Es un caso atípico, si le dijera que está mal le estaría mintiendo señor, el pequeño no tiene adsolutamente nada salvo la fiebre que es por...-

-Por qué? Qué tiene mi hijo?-

-Ah eso, bueno a veces la fiebre es común cuando se tienen paperas, su sistema inmunológico se esta defendiendo ante el virus, eso es todo-

-Paperas?...Me esta diciendo que esta completamente bien salvo por las paperas...todo este viaje fue... por unas simples paperas?! Je!-  Quedé atónito, la situación se tornó inverosímil de un momento a otro.

Me precipité en el piso para echarme a reír, pero de la absurda actitud que sostuve todo el tiempo pensando que al niño le pudiera ocurrir lo peor. No esperaba que fuera algo tan vanal, como una papera.

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Llegamos a casa cerca de la medianoche y Meraki seguía dormido. Le cambié la ropa para dejarlo en la cama reposando arropándolo con una manta ligera. Suspiraba de mi defachatez pero esta situación me puso en alerta. Que el niño enfermara era mala señal, significaba que era como un niño común y corriente a merced del ambiente hostil del exterior. No iba a dejar que nada extremo le ocurriera desde ahora. Si lo que vió en la cabeza de Fersa lo dejó con una fiebre tan alta y una posterior papera, no quería imaginar que le ocurriría si tuviera que enfrentar los pensamientos de Espin o aún peor, el de Sophia.

[Maldita sea, que se supone que haga. Jamas tuve que cuidar de nadie más que de mi......y ese estúpido cuaderno no tiene un carajo escrito que hacer en estos casos, arhgggggggggg!!!!!!!!]

Decidí dejar de enojarme, prefiriendo mantenerlo en el pasado y dedicarme al ahora. Acerqué un sillón y preparé botellas con agua y compresas frías para ponerlas sobre la frente y las regiones hichadas en la cara del niño para así aflojarle la fiebre y la inflamación. Planeaba quedarme al lado de Meraki toda la noche por si despertaba con sed o si subía su fiebre, le daría los antitérmicos y antiinflamatorios recetados ante cualquier eventualidad.

Me había quedado dormido en el sillón cuando bajé la guardia.

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