Se suponía debia ser el héroe que salva al mundo, pero mis logros fueron robados y otorgados a mi hermano.
La santa me acusó de violación y homicidio para que sus camaradas testisficaran en mi contra. El rey me condenó y acabé como carne para los ex...
-Salgamos hoy a explorar, tu dijiste que si me portaba bien podríamos salir?-
-Mmmm...bueno ya va siendo hora no te parece. Como no conoces la ciudad espero te portes obediente, no quiero problemas como que termines perdiéndote en la multitud o que te estafen con alguna chuchería barata-
-Me portaré bien lo prometo-
-Vale. Déjame terminar mi meditación matutina y saldremos hoy al anochecer cuando esas brujas se hayan ido, ve a jugar mientras tanto-
-Ok-
Observaba a padre que estaba sobre la cama en posición de asana meditando. Entonces comencé a rasguñar el dosel de madera de cedro esculpido a mano. Acostumbraba afilar las uñas y arruinar los muebles que encontraba por diversión a pesar que padre me advirtiera que si volvía a romper alguno, me quitaría mi quincena.
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-Mera.....ya basta-
El aburrimiento hacía tentador fastidiarlo, solo queriendo llamar su atención. Me detuve y bajé de la cama para dirigirme a la cocina para desayunar. En el camino transitaba por múltiples corredores abovedados con candelabros de aspecto sublime, paredes de un tono pastel claro que estaban llenos con cuadros de retratos y paisajes con marcos de oro, esculturas y decoraciones exuberantes que valían una fortuna que pertenecían a los antiguos monarcas y aristócratas de todo el mundo. Según los registros, la reina Winca se encargó de coleccionar y ocultar estas obras, así pasaron a ser leyendas en los círculos de arte.
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Sabía que a estos objetos no podía dañarlos pues serían mi herencia algún día, por ello me dispuse a arruinar los muebles. Al llegar a la cocina tomé mi forma habitual de niño y comencé a prepararme algo que comer.
-Me llevaré la leche de almendras y el pastel de arándanos!- cogiendo mi desayuno, lo llevé a la mesa del comedor.
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La cocina era tan amplia que cabían en el, hasta diez personas cocinando. Fue creada con el fin de abastecer a las personas de confianza de la ya difunta reina. Tenía dos hornos industriales de 6 hornallas cada una, una habitación refrigeradora, una península de dos metros de largo y una isla de igual tamaño, un salpicadero con soles de Vergina dibujadas en el, alacenas empotradas blancas grabadas con símbolos azules como los de los azulejos del piso. El comedor se anexaba maravillosamente luciendo una mesa de roble larga para alrededor de 15 a 20 personas con sillas acolchadas y apoyabrazos torneados. Todo combinaba a la perfección para dar la sensación de estar en un restaurante de la mas alta categoría .
Gracias a padre, cada día de mi vida la vivía como si fuese el hijo de un millonario o un príncipe. Mientras desayunaba miraba fascinado el techo del comedor pintado con ilustraciones de seres angelicales paseando entre nubes y montañas.
-Quisiera estar jugando allí también-
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Tocaron las 5 pm cuando las maids dejaron la cena al príncipe Kenton. El invierno se acercaba y oscurecía mas temprano por eso ninguna de las maids deseaba pasar más tiempo en este sitio tan lúgubre, frío y sucio. Lejos de sentir pena por el pobre y desvalido niño, se regocijaban de saber que lo verían sufrir y soportar otro crudo invierno.
Esperamos en la oscuridad varios minutos hasta que ya no sentimos la presencia de nadie cerca y nos dispusimos a partir a nuestro paseo nocturno.
-Mera tira esa mierda de veneno al inodoro mientras busco los tickets. Sé que los puse en mi abrigo pero no están?-
-Los pusiste en el bolsillo de tu pantalón -
-Hoho aquí están, gracias hijo...apresúrate -
No comería nada que me sirvieran del palacio luego que Meraki me informara sobre el accionar de las maids y los cocineros. Prefería comer arena antes que tener que poner eso que parecía comida en mi boca de nuevo. El veneno puesto en los alimentos fue lo que acelero mi pobre salud cuando era joven, a pesar de entrenar como loco para estar en forma. La comida jugaba en mi contra pero ahora, todas las piezas estaban cayendo en su lugar.
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-Vayamos allá parece interesante porque hay bastante gente-
-Nada que ver, es solo la fila para comprar un perfume caro e insulso-
-Uh que mal entonces a dónde iremos primero?-
-Vayamos a la juguetería a comprar algo para que juegues y luego a la tienda de mascotas a comprarte un árbol para gatos para que dejes de dañar mi cama porque si no, un día caerá sobre mi-
-Ejem...-
Fingiendo no haberme oído, Meraki desvió su mirada y una sonrisa radiante surgió de inmediato.
-Después vamos a ir al "Orgullo del León" a cenar, es uno de los restaurantes mas lujosos que hay en este basurero tienes que conocerlo. Pasearemos un rato y de ahí iremos a la matiné del cine.-
-Cool!-
La ciudad tenía el aspecto retrofuturista distópico típico de éstas zonas del mundo y gozaba de los pocos artefactos que perduraron de la época de entreguerras. Pero también, tenía todos los medios para llegar a divertirte en un paseo. La estación de trenes "Argus" era el punto de ingreso mas conocido entre los ciudadanos luego del puerto marítimo "Linden". El punto focal era el Vaticano y su antigua catedral con su campanario en la plaza de Santa Helena. Atractivos turísticos por doquier, podían hacerte llegar caminando por las calles adoquinadas sin problemas al teatro Versail, icono de los artistas del espectáculo y el gran cine Mushan, con tarifas accesibles a precios populares.
Meraki estaba boquiabierto por tantas luces de marquesinas que lo encandilaban. Jamás espero ver algo mas increíble fuera de sus libros. Su impresión sobre el mundo cambió en medio segundo.
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