Se suponía debia ser el héroe que salva al mundo, pero mis logros fueron robados y otorgados a mi hermano.
La santa me acusó de violación y homicidio para que sus camaradas testisficaran en mi contra. El rey me condenó y acabé como carne para los ex...
Muros, es lo primero que divisan los habitantes y viajeros de todo el mundo al ingresar a Orsys. Este muro de 528 pies de alto y un espesor en su parte alta de 150 metros de ancho donde custodian los centinelas, es conocido como la frontera que separaba al país del desierto de Amcata y los protegían de los leyham. Inicialmente el personal era un cuerpo militarizado pero más adelante, pasaron a depender de la Policía y la Orden de Caballeros. Actualmente unos 1550 oficiales y 900 suboficiales formaban la dotación estable y bien distribuida de la no tan conocida cárcel más grande del mundo.
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Tres países habían firmado un pacto con Orsys para usar las instalaciones como tiradero para eliminar sus problemas pese a la negativa de la Unión Internacional y que con los años, habían sabido camuflar de la vista pública.
Doirse Ifrinn Gaol contaba con 26 pisos visibles y 20 subniveles de máxima seguridad ocultos. Las celdas enrejadas de los niveles superiores eran de 3 x 3 y solo la ocupaban dos internos. Con más de 7.000 presos únicamente había 15 baños. Cortinas colocadas detrás de cada puerta para ofrecer intimidad. A medida que bajaban de pabellones, las celdas tenían puertas de madera con una pequeña ventana para el pasaplatos.
El primer subsuelo era de aislamiento. Los presos sancionados por cometer alguna falta como pelear, insultar a un guardia o por razones de seguridad, como por ejemplo; algún homicida o un violador iban hasta un lapso máximo de 15 días. Todos los presos que entraban ya no volvían a salir, la mayoría de ellos moría en menos de un año, por la disentería y deshidratación debido al hacinamiento causadas por las condiciones infrahumanas de las tierras infectadas y el maltrato. La mayoría de los presos sufrían de traumas y canibalismo perpetrados por otros presos.
Pero el verdadero infierno se vía mientras más se bajaba de nivel. Los presos tenían todo tipo de armas, por esto, ningún guardia se atrevía a entrar más allá del quinto subsuelo, más que solo acercándose a las rejas. La falta de estructura y servicios básicos, sobrepoblación, crimen organizado, extorsión, homicidio y violación sexual, transformaron este espacio en un ambiente insostenible. La aglomeración de presos hizo que la separación de personas de acuerdo con la gravedad de sus crímenes fuera nula, es decir, hombres, mujeres y niños, sea cual fuera su edad, peligrosidad o delito, convivían entre los muros de esta prisión.
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