Correa de Restricción

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Era pasada la medianoche, cuando Meraki y yo hacíamos nuestras rondas nocturnas por todo el castillo. Estábamos camuflados para no levantar ningún tipo de sospecha. Yo parecía una joven sirvienta de entre 20 y 25 años, mientras que Meraki tomó la apariencia de una ardilla reticulada escondiéndose en los bolsillos de mi delantal.

Hoy era el turno de poner bombas cronometradas en el área de la biblioteca. Se volvió una costumbre común mantener la cautela ante situaciones imprevistas y para ello nos encargábamos de colocar psiballs en lugares estratégicos para detonarlas en caso de emergencia. Cocinas, muebles, comedor para sirvientas y caballeros, entrada, jardines, baños, varias habitaciones entre otros.

Las psiballs se filtraban sobre paredes, muebles u otros objetos que permanecerían inamovibles durante un largo período de años, dándonos tiempo para seguir moviéndonos como queríamos

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Las psiballs se filtraban sobre paredes, muebles u otros objetos que permanecerían inamovibles durante un largo período de años, dándonos tiempo para seguir moviéndonos como queríamos. Al ser imperceptible, ni los mejores rastreadores podrían notarlo ya que su tamaño era insignificante y su energía concentraba un terrorífico poder de destrucción.

[Oculta bien tu aura que hay gente acercándose.]

[Lo sé, pero hay algo muy extraño ahí. Es una presencia algo densa]

[Deben ser de la Comisión, parece que tendrán su reunión cuando nadie los vea. Maldito cobarde, ¿qué haría con esos lobos si no los tuviera atados con cadenas?]

[Quizás se lo comerían vivo, jejeje]

[Ojalá suceda algún día, aunque lo mejor sería dejarlos ir y ver su reacción. Si no se mea por miedo, seguro que se desmayaría, quiero ver que se retuerza con dolor antes de morir]

Después de charlar, nos detuvimos frente a las puertas de la biblioteca, pero decidí introducirles una bola psíquica, luego me di la vuelta para irnos como si nada.

[Maldita sea, ¿vienen aquí para su reunión secreta? Qué no va a usar una habitación escondida o algo? A veces pienso que es un imbécil inmaduro y pretencioso. Apuesto lo que sea, a que ellos también están cabreados por esto ... quiero decir, que es la Comisión, ¡no lo hagas tan obvio, maldito bastardo!]

Mordiéndome el labio inferior y mirando al techo, suspiraba por la estupidez de ciertas personas mientras me alejaba rápidamente.

Mordiéndome el labio inferior y mirando al techo, suspiraba por la estupidez de ciertas personas mientras me alejaba rápidamente

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