Se suponía debia ser el héroe que salva al mundo, pero mis logros fueron robados y otorgados a mi hermano.
La santa me acusó de violación y homicidio para que sus camaradas testisficaran en mi contra. El rey me condenó y acabé como carne para los ex...
El continente Datkar, conocido por ser el nido de los leyhams, limitaba con el océano Inova y comprendía el gran desierto de Amcata que se extendía en casi el 60% del continente, siendo el porcentaje variable en torno a las cacerías y expediciones que le otorgan el verdor anhelado e instantáneo por los países y ciudades colindantes.
Los países que se desplegaban en el, bordeaban las costas de los mares y ríos. Al ser fronterizados, eran resguardados por muros de 328 pies de alto con una lacrima gigante de agua interior que inbuía maná constante impidiendo que cualquier bestia se acercara. Estos muros separaban el desierto de sus ciudades con una distancia aproximada de 170km. En ese espacio se alzaban bosques, praderas, lagos y ríos que servían de fuentes de recursos.
El reino de Orsys además de encontrarse en la sección más peligrosa y por ende la más rica en esta tierra, era adyacente al océano, lo que lo situó en una posición aún más que favorable ante los países vecinos ya que los leyhams no se acercaban al agua y podían recibir sin problemas las importaciones y a los emisarios extranjeros.
En este país se hallaba el Castillo Real de Moonlight, que era conocida por ser una fortaleza inexpugnable desde tiempos de antaño. Se construyó con una mera función militar y de protección a los civiles y viajeros en sus inicios y para la continua defensa del territorio contra el asedio de los leyham. Al pasar de los siglos se fueron desplazando a los habitantes que no fueran de sangre real o sirvientes a la corona, de la fortificación hasta quedar establecida la ciudadela entorno al castillo.
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En el medio del catillo se halla la torre del homenaje dónde residían el Rey Espin, la reina Sophia, el Príncipe Lucas y algunos altos cargos. Era la más resguradada por ser el núcleo de resistencia en casos extremos. El castillo también tenía palacios internos cuyo fin era meramente decorativo y para uso exclusivo de las fiestas nobles. Colmados de riquezas, elegancia y lujos eran sinónimo de petulancia para la realeza y un punto obligatorio para las reuniones y visitas extranjeras.
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Y en el ala trasera este, en una de las torres esquineras traseras se hallaba el lugar designado, para el ya desfavorecido Príncipe Kenton.
Una habitación de tamaño reducido, remodelada para parecer un monoambiente simple, compacto, sin balcón con dos ventanales rajados con vista al oceano, una chimenea de piedras que servía de cocina brindando calor en invierno y un almacén refrigerante en el piso. El lugar estaba descuidado y sucio con polvo que cubría los muebles con el peculiar aroma a humedad.
