Eres tacaño como tu padre

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Las sirvientas a cargo habían llegado. Abrieron la puerta como si no les importara y observaron a un Príncipe sentado en el escritorio leyendo. Habian traído la cena y de paso a chismosear.

Dejaron el plato en la mesa empujándome con todo y libros. Las observé con sorpresa como no entendiendo la situación .

-Su alteza aquí tiene su cena, ya deje ese libro de una vez-

Fingiendo ignorancia, la burla interna era inminente. Aunque había alguien que observando el trato hacia mí, mas que chiste de mal gusto sentía un enojo profundo. Meraki se había escondido en un cajón en la repisa de arriba. Una de las maids que inspeccionaba el lugar notó algo moviéndose en la caja de la repisa, se acercó para bajarlo y encontró un gatito de mal aspecto dentro.

-Y esto qué significa su alteza?-

La maid intento sacar al animal de la caja pero este se mostró fiero. Estaba a la defensiva, muy agresivo mostrando sus dientes y garras. Estas mujeres se ganaron su odio a la primera de cambio. Su mal trato hacia mi, hizo que instintivamente su hostilidad hacia estas criaturas inferiores saliera a flote. Intentó arañar a la mujer y le hubiese saltado a la cara para arrancarle los ojos de no haber sido por la voz que hice llegar a su mente.

[No lo hagas, guarda tu aura y deja que yo me encargue]

Un Meraki acurrucado, observó de soslayo a la mujer que sostenía la caja .

-Maldito gato! Voy a...-

-No le hagas daño, madre dijo que podría quedármelo si estudiaba mucho. Si le haces algo, le diré que fueron ustedes-

Era una total y absoluta mentira, pero el terror a enfrentar a la reina las dejaba paralizadas. Este salvataje recurrente llamado "madre" no dudaría mucho, por ello debería pensar en como sacármelas de encima la proxima vez. Entonces oí la voz de Meraki:

[Papá si no puedo matarlas, puedo jugar con sus recuerdos?]

[Oh! Adelante, practica con ellas hasta hartarte]

Meraki miró fijamente a la maid y esta quedó petrificada

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Meraki miró fijamente a la maid y esta quedó petrificada. Lo mismo les ocurrió a las otras dos que la acompañaban. Los ojos de las mujeres se tornaron de un color negro profundo. Por aproximadamente unos quince minutos ellas estuvieron como conejillos de indias hasta que Meraki llego a su límite y me avisó que pronto recobrarían la conciencia.

Cuando despertaron, estaban aturdidas y me vieron sentado en la cama preparándome para dormir.

-Su alteza que tenga buena noche, hasta mañana-

-Gracias y hasta mañana-

Las maids apagaron las luces y se retiraron confundidas con dolor de cabeza. En plena oscuridad lo único que iluminaba la habitacion era la luna y los ojos de un Meraki enojado y asqueado. Había sido testigo de las atrocidades de la reina desde las perpectivas de las maids. A parte obtuvo informacion de suma importancia que compartió conmigo.

-Ya veo...con que así va a manejarse el panorama dentro del castillo, interesante. No sabía que esa perra desalmada podía hacer eso. No bastó con desaparecer a uno que aparecen otros a fastidiarnos. No te preocupes, esto es nada a comparación con lo que haremos a continuación. Ellos no son rivales para ambos así que calmate mi niño-

La respiración de Meraki se había acelerado y estaba por romper en llanto cuando lo acaricié y lo acerqué a mi pecho para dormir.

-Lo que veas te causara dolor pero recuerda que nada de eso te dañará mientras yo esté aquí para ti. Ellos perderán sus cabezas antes que puedan alcanzarte-

El gatito se acurrucó en mis brazos una vez mostré mi verdadera forma. Emanando un poco de esencia, le entregué una calidez y tranquilidad que le daban la seguridad de dormir en paz.

**

Las semanas pasaban de manera repetitiva. Las maids llegaban dejaban comida y se retiraban. A todo esto se sumaron dos tutores privados para  mí que encontraron que instruirme se estaba poniendo más dificil a medida que pasaban las clases. Para ellos era como si yo no entendiera o me costara entender. Incluso la lectura era lenta, entrecerraba los ojos y acercaba los libros hasta mi rostro pero aún así no podia formar palabras correctamente y me trababa. Me quejaba de dolor de cabeza y de no poder ver bien. El médico Hohem al enterarse, llegó de inmediato y concluyó que el Príncipe tenía miopía y para acabar con toda esperanza, presentaba signos de dislexia.

Los médicos se reunieron para tratar de resolver el asunto de alguna manera. Preferían hacer todo lo posible para salvar sus cabezas antes que terminar como Fersa. Escondieron la evidencia del problema del Príncipe hasta dar con la solución, de igual manera los tutores callaron por temor a morir y dejaron de dar clases hasta que los médicos resolvieran el dilema.

Así Meraki y yo obtuvimos tranquilidad temporal. Nos pasábamos las tardes en casa tomando meriendas lujosas, estudiando los archivos y contrastando la información que manejábamos hasta ahora. En otras ocasiones salíamos a la bahía a pasear y nadar para despejar nuestras mentes y cuando no lo hacíamos, nos dirigíamos al área de maids para robarles dinero y pertenencias valiosas que pudiéramos vender en cualquier momento. Me había vuelto muy tacaño en lo que respecta a la herencia que yacía en la bóveda de Winca. Prefería robarles a otros que no sabrían en que usar el dinero que gastar el de la bóveda con la excusa que ese dinero estaba allí para un gasto urgente y necesario, no para gastar por gusto. Meraki había aprendido esa fea maña de avaricia y me generaba el feo sentimiento de padre orgulloso .

 Meraki había aprendido esa fea maña de avaricia y me generaba el feo sentimiento de padre orgulloso

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Llenarme los bolsillos era mi otro sueño. Los últimos años de vida que pasé en mi mundo original, era pobre y el dinero que ganaba a duras penas lo gastaba en comida y alojamiento. A pesar de esto me dí a la tarea de tener un pequeño ahorro de emergencia y para ello a veces no comía o dormía en la calle con tal de tener dinero para medicina o necesidades similares.

Ahora empecé a guardar lo que robaba pero sabía que luego lo usaría para mimarme y mimar a Meraki. Era un gasto necesario, el niño no sabía y debía aprender a manejar sus finanzas personales. Entonces le asigné una quincena de un aproximado de 100 nevas de oro (USD1000) y por cada logro le otorgaría un pago extra de 5 nevas, lo que motivaba al niño a trabajar más para el día de mañana. Entre cada robo nos hacíamos un poco ricos y la alegría mezclada con ilusión, flotaba en la mente de Meraki que se visualizaba a sí mismo comprando objetos de valor, acciones o propiedades para ponerlos a trabajar y generar mas ganancias.

Motivos Para La Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora