Extra 1

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William no era una persona que entablara relaciones fácilmente, se limitada a tratar a los demás de una manera cortés y educada, pero en realidad a la mayoría de los individuos los encontraba demasiado aburridos. Además no estaba en sus planes hacerse cercano a alguien pues solo dedicaba su mente a concentrarse en alcanzar su objetivo, el cual era compartir su conocimiento sobre matemáticas con la esperanza de que sus estudiantes la utilizaran para hacer del mundo un lugar mejor. Desde pequeño sintió que era llamado a utilizar su gran intelecto para mejorar las cosas, pero no se veía como el actor principal que combatiría directamente con los dragones que traían infelicidad a la tierra. Se contentaba con ser el viejo druida que instruiría al héroe que acabaría con toda la oscuridad y se aseguraría de cumplir su papel a la perfección. A pesar de sus modales y apariencia seria él ocultaba un gran amor por los cuentos de hadas y desde que aprendió a leer estos se habían convertido en sus preferidos, tanto que su hermano menor también se los sabía de memoria ya que William se los narraba bastante seguido con gran cariño por lo que Louis siempre estaba gustoso de escuchar su voz tranquila, suave y agradable contando una historia en la que el protagonista podía encontrar la felicidad al final.

-Sí, esta fue una buena lectura, esta autora siempre me sorprende. Sus historias son tan sensibles y desgarradoras que te hace valorar mas las pequeñas gotas de felicidad presentes hasta en la vida más miserable.- dijo complacido el rubio al cerrar un libro con una portada muy bonita. Cualquiera de sus estudiantes no podría siquiera imaginar que el afamado profesor Moriarty leía historias de cuentos de hadas, nadie excepto...

-Liam, vengo a buscarte para que almorcemos- fue la estridente voz de Sherlock desde afuera de su oficina

-Ya voy, puedes pasar si quieres, estoy terminando de ordenar mis cosas.

-Con permiso- entonces el estudiantes de química entro y lo miro divertido al ver el libro que había dejado en la mesa ya que era consciente de lo mucho que le gustaban esos cuentos a su amigo pues casi siempre que lo visitaba lo encontraba leyéndolos- ¿Qué historia leíste esta vez?

Su interés era genuino y se veía bastante emocionado de obtener mayor información acerca de los cuentos que leía su querido amigo. Desde que hablaron hace dos semanas el estudiante de química no había dejado de venir a buscarlo y eso hacia que el pecho de William se llenara de calidez pues era la primera vez que alguien se mostraba tan genuinamente interesado en conocerlo en profundidad. Al principio lo descoloco lo directo que era Sherlock quien directamente le hizo un cumplido bastante vergonzoso diciéndole que sus ojos eran hermosamente escarlata. Nadie había sido tan descarado al acercarse, así que decidió que sería interesante darle una oportunidad y dejar que este revoloteara a su alrededor, lo cual el rubio consideraba muy divertido.

-Bueno es sobre una chica que se da cuenta que su planta se ha marchitado a pesar de que cuido de ella muy bien, entonces le pide a su hada madrina que haga que esta vuelva a la vida.

-¿Y entonces?- dijo Sherlock con curiosidad, no porque le interesara demasiado el cuento, sino que le gustaba como sonaban las palabras en la boca del rubio quien si gustaba de la historia.

-Ella se centró demasiado en la planta y se olvido de las demás flores que tenía en su jardín.

-¿Cómo sigue?

-Todas las plantas se marchitaron también.

-Eso es muy triste

-La niña se sintió completamente miserable pues ya no tenía un jardín que cuidar

-¿Allí termina?

-El hada madrina vio su dolor y en un acto de misericordia le dio unas semillas junto a una nota.

-¿Qué decía?

-"Tú sabes lo que tienes que hacer"

Sherlock lo miro confundido lo cual causo que William dejará escapar una risita y las mejillas del estudiante de química se colorearon de rosa.

-¡Liam! ¡No te burles de mí! Sabes que no entiendo los mensajes complicados de estos cuentos que tanto te gustan.

-Je, no es tan difícil.

-Entonces dímelo- mientras hacía un mohín

-Eso no sería correcto, señor estudiante de química- dijo Liam mientras lo miraba divertido.

- Eres cruel, te sacaré la respuesta a base de cosquillas.

Tal como dijo se acercó y comenzó a hacerle cosquillas a su amigo sabiendo que este era débil ante ellas.

-Sher- jajajajaja, por favor jajajaja

Nunca había dejado a nadie acercarse tanto, pero con Sherlock era diferente pues a pesar de que era un descarado confianzudo no le desagradaba en lo más mínimo. Además era consciente de que este de a poco se estaba convirtiendo en una parte importante de su vida.

Entre libros de química y matemáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora