Luna de miel

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Se despidieron de todos y antes de subirse al automóvil fueron detenidos por Albert y Mycroft quienes le entregaron dos boletos para un crucero que partiría mañana. El viaje comenzaría en Southampton con destino a nueva York atravesando Vigo, Lisboa y algunas islas. Los ojos de los recién casados brillaron pues podrían demostrarse su amor en una travesía única. Les agradecieron a sus hermanos y se dispusieron a subir al vehículo. Las palabras no fueron necesarias pues estaban en un acogedor silencio cargado de emoción y ansias de llegar a su departamento para demostrarse una vez más cuanto se amaban. Cuando llegaron a la puerta Sherlock nuevamente quiso tomar a su Liam en estilo nupcial y este risueñamente acepto. Atravesaron la entrada hasta llegar a su dormitorio donde se sentaron mirándose y prometiéndose tantas cosas.

-Liam- pronuncio mientras acariciaba la mejilla de su esposo- Hoy quiero amarte lentamente.

-Yo quiero acariciarte con suavidad.

-Te desvestiré ahora ¿está bien?

-Por favor- mientras temblaba ligeramente pues esta vez era completamente diferente de las veces anteriores.

Entonces Sherlock como si estuviera ante la flor más delicada comenzó a desabotonar el traje de su esposo, mirando con ojos relucientes los anillos en el dedo de su esposo y beso su mano muchas veces haciendo que el otro se estremeciera. Después fue el turno de la camisa que con gran suavidad fue removida luego le siguieron los zapatos y pantalones dejando al rubio en ropa interior.

-Liam eres hermoso – mientras besaba con adoración las piernas de su esposo.

-Sherly para mí no hay nada más precioso que tú- le dijo mientras dejaba que el otro lo desnudara completamente.

Entonces fue el turno de William para desvestir al otro compartiendo besos lentos mientras hacía aquello. Se dedicaban a explorar la cavidad de su compañero como si la estuvieran descubriendo por primera vez. Sus lenguas se acariciaban entre sí compartiendo un baile suave sin prisa invitando a la otra a acompañarla en sus movimientos. Las manos de ambos a pesar de que ya conocían el cuerpo ante ellos, temblaban ligeramente al tocar la cálida piel.

William desato con cariño los cabellos de su esposo quien disfruto de la suavidad de aquellas manos, sus mechones cayeron a sus costados dándole un aspecto irresistible ante los ojos escarlatas. Entonces se abrazaron sintiendo sus corazones latiendo desbocadamente y se rieron como unos niños.

-Te amo, te amo, te amo- se decían mientras compartían innumerables besos lentos y profundos queriendo apropiarse de cada respiro del otro.

Entonces fueron acariciándose entre sí y besando la piel de su compañero con suavidad sin necesidad de morder o succionar. Tan solo calidez y dulzura había en sus besos ya que no era necesario apresurarse dedicándose solamente a sentir a su compañero, su único amor. Era como si estuvieran ante las suaves alas de una mariposa que había decidido quedarse a su lado por voluntad propia, por aquel sentimiento llamado amor. Las caricias descendieron a su parte baja buscando darle placer a su amado. Sus manos se movían a un ritmo suave pero constante intentando dar la mejor y más cuidada atención a aquella parte tan sensible. La ansias incrementaban a cada minuto pero habían decidido que hoy sería especial.

-¿Así está bien Sherly?- le pregunto con amor a su esposo mientras seguía moviendo su mano.

-Lo haces perfecto Liam nnngh.

Después de estar un rato así se observaron profundamente, como si con su mirada pudieran beberse la esencia de su compañero. Entonces Sherlock tomo una pequeña botella desde la mesa de noche y la abrió. No tuvieron que pronunciar palabras pues William abrió sus piernas levemente permitiendo que el otro le colocara lubricante en su entrada. Los dedos de este se abrieron paso fácilmente concentrándose solamente en que su adorado rubio lo disfrutara. Lo toco y acaricio todo lo que pudo ensanchando el lugar en donde se unirían una vez más. William deslizaba sus uñas por la espalda de su esposo cuando este tocaba un punto especialmente sensible.

Entre libros de química y matemáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora