Eran principios de junio y William ya se había mudado completamente al departamento de Sherlock. Parecían una pareja de recién casados acostumbrándose a las rutinas que cada uno tenía, era bastante curioso cómo se repartían las tareas del hogar pues Sherlock se encargaba de la mayoría de las comidas pues al rubio se le daba fatal casi todo lo referente a aquello. Sin embargo William era quien mantenía el orden pues su querido novio era bastante ineficiente en ese sentido, aunque este se encargaba de planchar las vestimentas de ambos.
Ahora mismo el rubio se encontraba intentando hacer la cena que esta vez consistiría en unos sándwiches acompañados de té, pues no era capaz de preparar nada más. Pero Sherlock abrazaba fuertemente su cintura mientras repartía pequeños besos en la parte de atrás del cuello de su novio
-Sherly, me haces cosquillas. Hey no metas tu mano debajo de mi camisa, estoy tratando de prepararnos algo de comer- dijo con diversión el rubio, aunque disfrutaba las caricias realmente tenía hambre.
-Pero Liam, al fin te tengo todo para mí. ¿no crees que sería bueno aprovechar la ocasión?- dijo Sherlock intentado convencerlo utilizando aquel tono de voz que prometía muchas cosas.
-Eres insaciable, Sherly. Has dicho lo mismo desde el día en que empecé a traer mis cosas y estoy seguro de que me has amado en cada rincón de tu apartamento.
-Error, Liam. Es nuestro departamento- dijo cantarinamente mientras seguía acariciando el abdomen de su novio por debajo de la camisa de este.
-Dices cosas tan bonitas, Darling- intento adoptar un tono burlón pero fracaso miserablemente pues se sonrojo hasta las orejas.
-Podemos comer después, ahora mismo quiero algo mucho más apetecible- mientras giraba el rostro de su Liam para besarlo.
El contacto fue suave y dulce pero a la vez intenso pues la felicidad de poder estar juntos sin que nadie los interrumpiera era realmente embriagante. El departamento que ambos compartían se había convertido en su hogar y podían mostrarse cuando se amaban cada vez que querían pues estaban en una completa intimidad. El lugar rápidamente había tomado la personalidad de ambos pues William había traído varias cosas que lo representaban y eran preciadas para él. Como John ya se había ido quedaron dos habitaciones vacías: la que era del doctor y una que este solía usar como oficina. Así que estaban en proceso de acondicionar ambas para utilizarlas como sus respectivos estudios pues una vez que empezaran a trabajar necesitarían un lugar tranquilo en el que pudieran encargarse de sus pendientes, además que William necesitaba un sitio en donde dejar todo su material de matemáticas. Sherlock gustaba de consentir a su Liam así que le daría todo lo que este pidiese y si quería llenar el departamento de libros lo dejaría hacerlo con gusto.
También habían ido a comprar con sus ahorros algunos muebles nuevos que armaron con algo de esfuerzo, pero lograron que se vieran igual a como salían en la imagen de la caja. Después de todo eran dos mentes brillantes y no es como que se hayan demorado casi medio día en armar el escritorio que compraron para William. Además estaban pensando en que sería bueno pintar las habitaciones para darle una nueva apariencia al lugar pero se encargarían de ello más tarde. Cuando fueron al centro comercial a una tienda especializada en artículos para el hogar quedaron completamente enamorados de unos sillones. Se estaban tomando el tiempo de vitrinear pues realmente estaban muy emocionados por su vida juntos, tanto que se la pasaron hablando de manera muy científica acerca de los pro y contra de cada mueble que veían.
Ahora mismo Sherlock había sentado a su querido Liam encima del mesón y este rodeaba la cintura de su novio con sus piernas, dejando olvidados completamente los sándwiches a medio hacer. Además sin que este fuera consciente de ello, rápidamente la camisa del rubio se halló completamente abierta dejando al descubierto su bello pecho que rogaba atención, la que le fue brindada gustosamente. El estudiante de química se encontraba muy entretenido besando y lamiendo el cuello del rubio quien solo se estremecía apretando la camisa del otro. Entonces inicio otro beso hambriento pues nunca podían tener suficiente y todo hubiera continuado según los deseos de ambos pero el celular de Sherlock sonó rompiendo el ambiente.
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Entre libros de química y matemáticas
FanfictionEstudiantes de universidad AU. Sherlock es un estudiante de química y farmacia que se encuentra muy sumergido en sus actividades científicas, por lo cual su amigo John le propone que participe en una búsqueda organizada por los estudiantes de medi...