William y Sherlock rara vez peleaban pues sus discusiones parecían más debates acalorados que otra cosa. Sin embargo a veces había ocasiones en las que ambos se encontraban bastante estresados, resultando en que la tensión en su departamento pudiera cortarse con un cuchillo de mantequilla, como aquellos que eran los favoritos de Louis. Las ocupaciones después de su luna de miel incrementaron bastante por lo que apenas tenían tiempo para estar juntos y mimarse entre sí. Esto provocaba que se sintieran bastante frustrados e inconscientemente buscaran atraer la atención del otro aunque fuera de la manera más inadecuada.
Cuando querían se comportaban absolutamente como unos idiotas y no pedían lo que querían directamente pues a pesar de lo anterior no querían molestar al otro. Se extrañaban pero aún así se encerraban en sus respectivas oficinas pues el trabajo debía realizarse. En su mente solo estaba el pensamiento de que debían seguir trabajando para que su esposo no se decepcionara o pensara que no eran capaces de cumplir con sus obligaciones.
En esta ocasión estaban en medio de una especie de guerra pues William se estaba quejando de que Sherlock tenía el apartamento lleno de muestras de un nuevo compuesto que este estaba desarrollando. Sus mascotas como si sintieran la tensión del momento se hallaban escondidas debajo de la mesa.
-Sherlock esto es un gran desorden ¿no conoces las palabras "limpio y ordenado"?-le dijo filosamente.
-William ¿no crees que estás exagerando?- le dijo conteniéndose de llamarlo por su cariñoso apodo pues el otro no lo estaba llamando "Sherly" como solía hacer.
Los dos se sentían completamente ofendidos por el otro y negándose a aceptar que tratarse de manera fría hacía que un pequeño dolor se asentara en su pechos.
-No lo sé, Sherlock. ¿No habíamos dicho que no volverías a dejar tiradas tus cosas por todo el apartamento?- mientras lo miraba con un brillo en sus ojos llenos de molestia.
-No eres quien para hablar William- dijo el farmacéutico pero llamarlo así sonaba tan amargo.
-¿Ah sí?- dijo este alzando una ceja mientras cruzaba sus brazos en una posición tensa y defensiva.
-¿Debo recordarte que nuestro dormitorio tiene al menos cinco pilas de libros esparcidas por todas partes?
-Son material necesario para planificar mis clases.
-¿ Y acaso mis muestras no son igual de importantes? Estás siendo injusto William- lo acusó Sherlock
-Yo...- dijo William mientras se mordía el labio.
-Trataré de mantener mis experimentos en mi laboratorio, si me disculpas iré a trabajar en eso.
E iba a dirigirse hacia allá, pero escuchó los sollozos de su esposo y su corazón se rompió completamente. Rápidamente se dio vuelta para estampar su labios con los de este, besándolo con rabia, tristeza, amor y sobre todo desesperación. El contacto entre sus bocas era rudo e intenso, pero sobre todo lleno de anhelo. Pues no se besaban de esta manera tan profunda desde hace varios días debido a sus obligaciones y realmente se extrañaban. Sherlock lo fue empujando hasta que toparon contra una de las paredes donde se presionaron mutuamente contra el otro. Su beso estaba tan lleno de sentimientos y poseía un sabor ligeramente salado por las lágrimas del rubio. Se separaron jadeando y sus ojos brillaban pues ambos habían necesitado tanto esto que sus corazones latían agitados.
-Lo siento Liam, lo siento ¿sí?- mientras acunaba el rostro del otro.
-Sherly, no quise que pareciera que lo tuyo no es importante. Perdón...yo lo lamento tanto- dijo todavía sollozando.
-Shhh. Nos sentíamos tan solos... te extrañe Liam- mientras lo estrechaba fuertemente entre sus brazos acariciando los cabellos dorados de su amado esposo.
-Te amo Sherly ¿podemos?- le dijo con sus bellos ojos escarlata pidiéndole más contacto.
- Sí lo demás puede esperar. Lo haremos hasta que nuestros corazones estén satisfechos.
Entonces se dirigieron a su habitación entre besos y caricias ansiosas pues no se habían tocado de esta manera desde hace al menos una semana. Las ropas de ambos quedaron olvidadas en el suelo haciendo un camino hasta la cama. Aquella tarde se amaron necesitadamente hasta que sus corazones se sintieron más tranquilos. Los besos y toques intentaron curar el dolor que les había ocasionado su distanciamiento debido a sus obligaciones. Realmente se amaban y era completamente insoportable tratarse de manera tan fría cuando en realidad solo querían dedicarse palabras dulces entre sí.
Sherlock se dedico a dejar su rastro en el cuerpo de su esposo como una forma de reafirmar todo el amor y deseo que sentía por su amado Liam. Este gemía disfrutando de aquellas atenciones mientras acariciaba los cabellos oscuros de su Sherly. Una vez se desplomaron en la cama, sin más energías para seguir, se miraron otra vez y se besaron.
-No dejemos que nuestros trabajos nos alejen de nuevo ¿sí?- le dijo Sherlock con el amor brillando en sus ojos.
-Sí, nunca más. Intentaré no dramatizar mucho con lo del orden.
-No, no, no, Liam. Tienes razón hay que ser ordenados- dijo el hombre de cabellos oscuros sintiéndose culpable por hacer que el otro dijera eso.
-Yo también, ya no traeré tantos libros a nuestro dormitorio-le prometió William saboreando las últimas dos palabras.
-Me gusta esa idea, debemos resguardar nuestro nido de amor.
-Eres tan cursi, Darling- dijo risueñamente
-Pero así me amas- le ronroneo mientras comenzaba a darle suaves besos en el cuello.
-Claro que sí y te amo muchísimo por ser así.
-Realmente dices cosas lindas- a la vez que se sonrojaba levemente lleno de felicidad.
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Entre libros de química y matemáticas
FanfictionEstudiantes de universidad AU. Sherlock es un estudiante de química y farmacia que se encuentra muy sumergido en sus actividades científicas, por lo cual su amigo John le propone que participe en una búsqueda organizada por los estudiantes de medi...