Preparativos

637 69 20
                                    


Era una mañana tranquila en la habitación del estudiante de química, aunque la noche anterior fue bastante agitada ya que después de una cita con William y una práctica de violín, pues Sherlock era el encargado de tocar la pieza musical para el primer baile de casados de Mary y John, ambos terminaron enredándose y encaminándose hasta el dormitorio en el que nuevamente se demostraron su amor de manera más física.

Ahora descansaban satisfechos en la cama siendo cubiertos por las sabanas del joven de cabellos oscuros y los rayos de sol se colaban a través de las cortinas. El rubio se encontraba cómodamente dormido sobre el pecho de su novio y este lo observaba con mucho cariño mientras acariciaba los cabellos dorados de este. La atmosfera de tranquila intimidad fue brevemente interrumpida cuando los ojos de William se abrieron suavemente.

-Buenos días, Sherly- mientras dejaba escapar un bostezo y lo observaba con aquellos hermosos ojos color escarlata.

-¿Dormiste bien, Liam?- dijo afectuosamente mientras robaba una vez mas los labios de su novio de manera dulce y acariciaba con cuidado su cintura pues nuevamente sentía que se había excedido un poco, pero parte de la culpa de aquello era del rubio quien gustaba de llevarlo hasta el límite.

-Claro, aunque sin duda fue una noche agitada.- mientras reía suavemente y en su cuello eran visibles algunas de las huellas de los besos que su novio no podía evitar dejar en cada uno de sus encuentros- Debemos moderarnos con los conciertos privados ¿ no lo crees, Darling?

-Liam, tú adoras que toque para ti- mientras los hacía girar en la cama y William quedaba debajo de él.

-Y tú adoras tocarme, tanto que ni siquiera terminas tu interpretación-dijo riendo con malicia mezclada con cariño.

Sherlock decidió callar con un beso a esa linda boca irreverente que adoraba molestarlo y después de que sintió como su Liam se derretía nuevamente en sus brazos volvió a hablar.

-No sería tan complicado concentrarme en mi violín si alguien dejara de mirarme con unos ojos escarlatas tan bonitos que me suplican para que acorte la distancia y bese a su dueño.

-¿seguro que eso es lo que dicen? ¿ no será que suplican por otra canción?- dijo juguetonamente el rubio, a pesar de que todavía estaba debajo del otro nunca perdería la oportunidad de molestarlo.

-esa es solo una de las cosas que dicen.

-¿Qué mas puede leer en ellos, señor estudiante de química?- mientras le sostenía la mirada, rubí contra zafiro brillando intensamente.

-"ven y sostenme", "deseo que me abraces", "te amo tanto", "apresúrate, Sherly" y muchas cosas más que me hacen imposible resistirme- dijo mientras besaba con cuidado el cuello y pecho del rubio.

-Creo que me lees bastante bien, Darling- mientras con sus manos acunaba el rostro del otro y depositaba un beso sobre los labios de este. Pronto el contacto subió de intensidad y las manos de ambos no pudieron quedarse quietas.

-¿Podemos...?- dijo Sherlock mientras sus ojos se llenaban nuevamente de deseo.

-Sí- respondió William mientras tomaba otra vez los labios de su novio y enredaba sus dedos en los cabellos de este que se encontraban desatados cayendo hermosamente a los costados.

Tenían toda la mañana para ellos ya que John se encontraba atendiendo los asuntos de su boda y de la universidad. Además el profesor Worth le había dado el día libre a William y Sherlock tampoco tenía actividades en el laboratorio o clases este día.

El día anterior habían ido a buscar los trajes que usarían para la boda ya que William le insistió que tenían que ser hechos a la medida para que se vieran absolutamente bien y elegantes. Ellos estaban ayudando en varios asuntos a John y unas amigas de Mary serian las damas de honor así que ellas se estaban encargando de todo lo referente al vestido y otros detalles.

Entre libros de química y matemáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora