Entre libros de química y matemáticas

Covalente

Era una ajetreada mañana de Julio en el departamento que compartían Sherlock y Liam, pues el primero debía ir a trabajar al laboratorio de aquella famosa farmacéutica a la que le había interesado su medicamento. Con fastidio tuvo que soportar las negociaciones para ver el tema de la patente y poder empezar a fabricar en masa las píldoras creadas por el prometedor joven genio de la química.

-Liam ¿sabes lo dolorosamente aburridas que fueron esas reuniones?- se quejaba nuevamente Sherlock mientras su novio le acomodaba la corbata.

-Me imagino que sí, Darling- dijo con burla pues sabia lo mucho que su querido Sherly odiaba los trámites burocráticos.

-No puedo esperar a que me dejen experimentar para crear nuevos fármacos. El laboratorio que me mostraron está a otro nivel, los compuestos a los que tendré acceso, los químicos y la tecnología que podré usar- dijo con ojos resplandecientes Sherlock.

-Darling, prácticamente estas babeando- se rio el rubio.

-Fue una buena decisión escogerlos a ellos pues tienen los últimos sistemas en climatización, calidad y seguridad.

-Suena bien, ¿pero no crees que deberías ir partiendo? No vayas a llegar tarde- dijo William regañándolo pues la puntualidad era algo muy importante para él.

-Estoy demasiado emocionado ¡Al fin se viene lo divertido! Además tienen todo lo necesario para garantizar que el producto cuente con las condiciones óptimas para ser manipulado y sus tareas de mantenimiento son impecables.

-Me alegra que lo disfrutes- mientras con cariño acariciaba su mejilla- es mejor que vayas.

Sherlock se despidió de su adorado novio con un beso que pareció eterno aunque solo duro menos de un minuto. Dijeron que cenarían juntos pues el farmacéutico se desocupaba después de las seis de la tarde así que no se verían en casi todo el día. William sentía un pequeño vacío en su corazón al verlo alejarse por el pasillo pues se había acostumbrado a estar al lado de su novio ya que después de la mudanza habían pasado la mayoría de sus horas juntos.

-Bueno no es como si estuviéramos unidos por la cadera, a veces eres bastante idiota William- se reprendió así mismo pues no se sentía bien saber que de cierta manera era un poco dependiente del otro- Además debes revisar el material que te mandaron para preparar las clases, el verano no será eterno.

Entonces miro a Covalente quien se había visto con bastante mas sueño de lo normal, fue a acariciarlo con cariño pues después de todo lo tenia en alta estima ya que era un buen perro y Sherlock lo cuidaba mucho también pues era especial para él. Pensaba que ya no se movía tanto por la avanzada edad que tenía pues contaba con 15 años aproximadamente. El tiempo de todos no dejaba de correr y envejecer era inevitable, pero William pensaba que no le importaría llenarse de arrugas o que su cabello se tornara blanco si estaba al lado de su novio a quien amaba tanto que dolía algunas veces.

Este le había dicho que debían tratarse como iguales en su relación y eso estaba mas que claro pero en ciertas ocasiones se encontraba pensando en que este era lo mejor que le había pasado como si fuera la luz que su vida había necesitado todo este tiempo. Sin embargo se reprendía pues no era bueno poner a alguien en un pedestal y estaba aprendiendo a mirarse a si mismo con mucho mas amor.

-Soy un humano como tú Liam, cometo errores y caigo al suelo, estuve metido en el fango durante mucho tiempo pero aprendí de mis fallos y ahora te tengo a ti. Eso me hace estar agradecido por todos los tropezones que tuve y las veces que me levanté pues me permitieron conocerte.- fueron las palabras que este le expresó una vez en respuesta a un comentario del rubio pues Liam se había sumergido otra vez en pensamientos negativos al ver como los compañeros de Sherlock lo rodeaban pidiéndole consejos pues este había sido llamado por varias farmacéuticas