Extra 4

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El par de novios se encontraban sentados en el sillón viendo el final de la serie en donde el detective se enfrentaba con su archinemesis quien era la mente maestra detrás de la ola de crímenes que azotó a Londres.

-Nooo cayeron por las cataratas- dijo Sherlock mientras se agarraba la cabeza con frustración y con disgusto observaba los créditos en los que decían que todo volvió a la normalidad señalando que el detective había dado su vida por acabar con el mal que había sumido a gran bretaña en caos.

-Eso fue inesperado, ¿ creo que es un empate?- dijo el rubio mientras colocaba su mano en su mentón pensativamente.

-Voy a decirle a John que fue un final de mier...- pero se detuvo al ver como los ojos de su novio brillaban tal como lo hacían cuando tenía una idea en mente.

-Como ninguno de los dos ganó ¿ no crees que sería justo que cumpliéramos la petición del otro de todos modos?- dijo tentadoramente y su mirada prometía muchas cosas.

-Por eso te amo tanto Liam, eres muy inteligente- señalo Sherlock mientras despeinaba con cariño los cabellos dorados de su novio y este solo dejaba escapar una risita.

-¿Y bien, que te gustaría que hiciera Sherly?- dijo William dispuesto a hacer cualquier cosa que el otro le pidiese.

Este pareció meditarlo por varios segundos ya que existían tantas posibilidades que había sopesado para este momento, pero no lograba decidirse por alguna hasta que escogió la que mas le hacía ilusión y se la comento a su Liam.

-Ya veo, pensé que sería otro tipo de petición- dijo risueñamente el rubio

-¡Liam no todo el tiempo estoy pensando en eso! ¡Hey no me mires así!- dijo ofendido Sherlock.

-Lo siento, Darling ¿ te parece que cumpla tu pedido ahora?- dijo mientras lo miraba con diversión.

-Sí vamos- mientras tomaba un poco impaciente la muñeca del rubio y lo arrastraba consigo hasta el lugar en donde hacía sus experimentos.

La habitación estaba llena de tubos de ensayo, muestras y todo tipo de cosas necesarias para realizar las actividades científicas de Sherlock. Este se dirigió hasta un pequeño armario desde el cual sacó dos batas de laboratorio, dos pares de guantes de latex y un par de gafas protectoras.

-Déjame ayudarte a vestirte adecuadamente, Liam- mientras le guiñaba un ojo.

-Jajaja como prefieras Darling, haré lo que quieras – sintiéndose como un niño cuando el otro le coloco la bata y los guantes además de ponerle con cuidado los lentes.

-Diablos Liam te ves realmente hermoso- dijo Sherlock conteniendo el aliento al observarlo y después procedió a sacarle muchas fotografías con su celular ya que esta era una ocasión única e irrepetible. También a regañadientes se coloco su bata y todo lo demás ajustando su cola de caballo.

-Todavía falta la mejor parte ¿no dices siempre que es muy divertido hacer reaccionar compuestos?- señalo William rodando los ojos mientras movía con cuidado un matraz que contenía un líquido morado.

-Hoy serás mi lindo asistente- mientras se le acercaba por detrás y recargaba su peso en él depositando pequeños besos en la nuca del rubio.

-Sherly me haces cosquillas- dijo William sintiéndose un poco tímido pues el otro se aferro a sus caderas- ¿No crees que es mejor empezar el experimento, Darling?

-Cierto- entonces se alejó sin quererlo realmente y comenzó a hablarle muy emocionadamente al otro acerca de reacciones y mezclas haciendo que este lo mirara enternecido pues su Sherly era un completo nerd de la química. Después Sherlock lo estuvo guiando con mucho mas contacto del necesario, definitivamente fue una noche divertida y por suerte nada explotó.

Al día siguiente fue el turno de William de decirle su petición a su novio quien tuvo que aceptar a regañadientes aunque no le gustara mucho la idea de ayudarlo a ordenar su gran cantidad de libros.

Cuando llegaron a la residencia Moriarty fueron saludados por Fred y Jack que estaban regando las plantas mientras conversaban alegremente. Después entraron a la casa y Louis como era habitual miro de mala manera a Sherlock pero igual lo saludo educadamente aunque no se veía para nada intimidante pues sostenía un juguete tipo caña de pescar con el que Teorema estaba batallando.

-Lou ¡Eres adorable!- dijo Sherlock mientras William se aseguraba de tomar una fotografía

-No se atreva a llamarme de esa manera otra vez- dijo mirándolo de mala manera y después un poco avergonzado le reclamó a William- ¡Hermano!

-Lo siento Louis, te ves tan lindo que no pude evitarlo- se disculpo el joven profesor- Sherly me va a ayudar a ordenar mis libros ¿está bien?

-Yo era quien se encargaba de ello- pensó desanimado y haciendo una pequeña mueca que fue notada por el rubio mayor quien le sonrió con cariño mientras acariciaba sus cabellos.

-Nos vemos para almorzar ¿está bien?

-¡Sí!- dijo mas contento el hermano menor.

Una vez estuvieron en la habitación de William Sherlock se sorprendió de la gran cantidad de libros que había en el suelo, relativamente ordenados pero aun así el lugar se veía completamente caótico.

-Muy bien Darling es hora de empezar- mientras le sonreía descaradamente como si no hubieran mas de veinte pilas de libros en el suelo.

-Apuestas son apuestas- dijo resignado el estudiante de química empezando a revisar los libros, una de las cosas buenas de aquello es que pudo observar en mas detalle que clase de literatura le gustaba a su novio. Había todo tipo de títulos pero sobre todo cuentos de hadas, libros de matemáticas y obras teatrales, aunque hubo algo que llamo su atención y era que este tenía revistas de química en donde casualmente él había publicado algunos artículos.

-Liam me ama tanto- era el pensamiento enamorado de Sherlock y entonces mientras ordenaba se encontró con cierto libro que hizo que sus ojos resplandecieran ocurriéndosele una gran idea.

-Sherly ¿ sucede al...?- no alcanzo a continuar cuando escucho a su novio declamar ciertas líneas muy conocidas para él.

-¿Y si los ojos de él estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!- dijo Sherlock intentado entrar en personaje y al ver como su novio sonreía con diversión, continuo-¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla!

-¡Ay de mí!- le siguió el juego William

- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!... Porque esta noche apareces tan esplendoroso sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el...

Iba a continuar pero William se le acercó y lo calló con un beso que Sherlock correspondió gustoso. Sus brazos rodearon al rubio para profundizar el contacto y estuvieron casi un minuto así hasta que el profesor se alejó de sus labios.

-cambiaste algunas partes pero los diálogos suenan tan bien con tu voz- dijo su Liam casi ronroneando completamente complacido y con los ojos brillantes

-¿Te gustaría seguir escuchándola?- dijo con cierto tono coqueto mientras lo apretaba más contra sí.

- Sin embargo hay que continuar ordenando, no te libraras tan fácil Darling- dijo cantarinamente y con malicia el otro.

Estuvieron dedicándose toda la mañana en colocar los libros en orden hasta que Louis los llamó a almorzar resignándose también a alimentar al estudiante de química.

Entre libros de química y matemáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora