[ Sobre mi cadáver ]

Capítulo 25

Miedo...

Narra Shirio

Estaba recorriendo el cuarto de Ace, tenía unas cuantas cosas fuera de lugar, seguía sin ser muy organizado, lo que me provocó una risa tierna.

Algo me dijo que arreglara su cuarto, aunque realmente no le hacia mucha falta, pero aún así una corazonada me decía que lo hiciera. Comencé acomodando las cosas en su lugar, al mover una caja un Dial cayó al suelo, observandolo bien, era uno de sonido, había visto unos cuando fui a la isla del cielo, pero ya tenia tiempo de haber hecho ese viaje.

Una idea pasó por mi cabeza, tenía un objetivo para su uso, uno que quizá esperaba que no fuera necesario, pero lo único que me quedaba, era usarlo como mensaje y tenerlo por si acaso.

Pasadas las 5 a.m, mi estómago interrumpió mi trabajo haciéndome parar por un instante, me puse de pie pues estaba sentada en una silla, trabajando en el pequeño escritorio que yacia en una esquina de la habitación.

Tomé un suéter de la ropa que tenía Ace en su cuarto, me lo puse y salí a la cubierta, estaba haciendo frío y esa brisa helada no ayudaba a mantener el calor corporal. Ahora que lo pensaba, no sabía donde se encontraba la cocina. Suspiré molesta conmigo misma por no preguntar algo tan obvio, pero tenía un poco de tiempo, así que podría buscar.

Caminando por esa madera, crujiente a cada paso que daba, esperaba no despertar a nadie. Viendo a la distancia, desde ese enorme barco, aún podía sentirme insignificante y no podía evitar pensar, que por más que me esforzará nada cambiaría, me derrumbaba a paso rápido y mi estabilidad pronto se quebraria.

Paré por un momento en lo más alto del barco, justo en su proa, recibiendo de lleno el fresco aire nocturno. Observé el cielo haciendo que mi corazón se estrujara, me recordaba cuando no podía dormir y veía por la ventana la noche estrellada que estar en la montaña me birnadaba.

Desde que tuve el accidente en el mar recuerdo escuchar voces, que en un tiempo después, descubrí que resultaban ser de Garp, Ace, Luffy y Sabo, los primeros tres en la guerra de Marineford. Siempre lo supe, pero nunca lo quise ver.

El brillo de mis ojos se ha apagado con el pasar del tiempo, yo misma noto que están vacíos, no hay nada dentro de mi. He visto la muerte tantas veces que no siento nada. Lo único que provoca una emoción en mí, es saber que Ace iba a morir, me causaba miedo.

Perder a una parte de mi familia, un compañero, un amigo... un hermano. Simplemente no lo soportaba, pensaba que cosas me habían traído hasta donde estoy, que cosas lo habían llevado hasta donde esta. Actos, decisiones y consecuencias, solo eso.

Me alentaba a mi misma a seguir, diciéndome que lo hacia para darle la oportunidad de vivir, vivir como nunca nadie y dejar una huella en este mundo. Mi vida no importaba, había acabado en cuanto comí esa fruta del diablo, el mayor error y la mejor desicion de mi vida fue hacer eso.

Se podría decir, que mentalmente tenía más años de los que aparentaba, había visto múltiples vidas que llevaba una yo en realidades diferentes, todas ellas de inicio a fin. Observaba como crecían, que querían, que les gustaba, que odiaban, como vivían... no todas ellas fueron piratas, algunas de ellas eran madres. Pero en todas y cada una de ellas, lo conoció a él, Ace.

Era como si estuviera destinada a conocerlo. No lo comprendía en un principio, pero luego lo entendí, yo debía protegerlo, debo protegerlo, es un instinto que nace de mí.

Algunas yo de otras realidades lo dejaban morir, ¿Acaso su vida fue diferente a la mía?, probablemente, pero no era quien para juzgar, tenia mi propia vida y un objetivo. Salvarlo a como diera lugar.

Bajé de la proa siguiendo mi camino, evitando degradar más mi estado actual, inconsciente había llegado a la cocina, empuje con mi mano derecha la puerta entrando en la misma. Como me lo esperaba no había nadie. Prendí las luces observando el lugar, era grande y comprensible considerando el número de personas a bordo del barco. Se veía cómodo, me hacia sentir segura, protegida y acompañada.

- ¿Esto es lo que te gusta de estar aquí Ace? Ya veo porqué, tienes a personas que esperan tu llegada, celebran tus victorias y consuelan tus derrotas, ¿No?. Todo lo opuesto a mi, ellos son buenos, se que no me escuchas, pero lo son, me alegro que los encontraras - Sonreí hablando al aire pensando que estaba sola, pero una silueta en el fondo de la cocina me confirmó que no era así.

- Me he preguntado desde que te vi, ¿Por qué parece que tus emociones te dejaron hace mucho-yoi? - Marco el Fénix, siempre pendiente a las personas de su alrededor - No he tenido una buena vida en 3 años, conocí a la muerte más de lo que me gustaría admitir y mi mente carcome lentamente la cordura que pensé tener, simplemente estoy tocando fondo - El contrario se fue acercando lentamente, pasándose frente mi.

- Todos y cada uno de nosotros, incluido padre, nos dimos cuenta que te consumes a ti misma. Puede que no te conozca, pero sigues siendo familia y por lo tanto, me preocupo - Sentí mis ojos aguadarse y pronto acumularse de lágrimas - No tienes idea...- Finalicé para ponerme a llorar, recibiendo un abrazo cálido que no me esperaba, pero necesitaba en ese momento, regresandoselo al instante, esa noche me sirvió de recordatorio, no podía seguir aislandome del mundo.

La soledad me gustaba, pero me gustaba mientras podía controlarla, mientras era yo quien decidía aislarse y mantenerse a solas del mundo, pero cuando necesitaba compañía me daba cuenta de que vivir sola resultaba triste, reconfortante a veces, pero triste las más de las ocasiones.

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¡Hola!

Algo triste, definitivamente escribir con lluvia de fondo no ayuda mucho, pero espero les haya gustado, gracias por leer este nuevo capítulo nos vemos en actualizaciones próximas!

Sayonara...