Temporada 2 (Capítulo 17)

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Él...

Ace recorría los pasillos de ese extraño coliseo viendo a través de los barrotes en las ventanas a la ciudad con juguetes vivos corriendo de aquí allá. Mentiría si dijera que no le habrían causado un infarto la primera vez que los vió correr por ahí, era algo nuevo, sin duda. El pleno concepto de darle vida a lo que se suponía era un objeto inanimado le causaba escalofríos.

El eco de sus pisadas resonaba como una bala al ser disparada, sus pesadillas aún lo atormentaban de vez en cuando. Ya habían pasado dos años y lo recordaba todo vividamente, pero de cierto modo ya sabía vivir con ello. Sacudió su cabeza dejando escapar un suspiro cansado de sus labios. Mientras caminaba a quien sabe donde, cualquier lugar lejos del bullicio sonaba mejor que estar entre una multitud eufórica y desquiciada por ver sangre en una pelea, para empezar ni siquiera debería ser un entretenimiento ver a seres destrozarse unos a otros a muerte.

Ponerlos a todos unos contra otros en una batalla por un premio que no les pertenencia, hacía que su sangre hirviera, pero que más daba, tenía que hacerlo. Ninguno de ellos estaba listo para tener un poder como ese, vió con sus propios ojos a Shirio quebrantarse por ver el futuro y no poder hacer nada para cambiarlo, la vio dar su sangre, sudor y lágrimas por tenerlo allí hoy en día. Nadie de los que se hacían llamar piratas en ese lugar pondría una vida sobre la suya, es egoísta si, pero los entendía.

Eran tan narcisistas y egocéntricos que siempre se pondrían por encima de cualquier otro aún y si un familiar era el caso. Su difunta hermana fue un extraño caso de lealtad y amor puro que haya conocido. Analizar lo que había pasado se había convertido en un vicio para matar el tiempo y justificar su culpa o arrepentimientos. La propia Shirio le había dicho que no fue nada más que darle otra oportunidad a un alma joven que necesitaba vivir, pero no quitaba la sensación de escozor en su corazón. Ella había llegando a un callejón sin salida, por eso había dado su vida.

¿Realmente ya no podía vivir?

Era una incógnita, un aguja en un pajar que no podría encontrar sin paciencia o ayuda. Siguió caminando hasta llegar al final del pasillo donde una pequeña silla de madera desgastada se acomodaba en la esquina. No lo pensó mucho y tomó asiento, la madera crujió bajo su cuerpo. El material parecía tener sus años encima y con ella, una larga vida con mil historias que seguro se habían perdido con el tiempo.

En el lugar había una gran ventana que abarcaba casi toda la pared con gruesos barrotes para evitar que alguien entrara o saliera. Solo por un momento dejó de pensar abrazando sus brazos así mismo, cerrando sus ojos y tendiendo la cabeza hacia atrás, podría decir que estaba en paz en mucho tiempo o bueno, lo que de podría estar en una situación en la que dentro de pocos minutos golpearias a cientos de personas eufóricas.

Su momento fue interrumpido por un ligero llanto que pronto se convirtió en unos cuantos gritos de tristeza y felicidad. Sus ojos se abrieron preocupados cuando reconoció que eran los de su hermano menor Luffy. Mil ideas y pensamientos pasaron por su cabeza, el no solía llorar por nada y que lo hiciera de esa manera tan desgarradora tendría que tener una razón bastante jodida.

Corrió por los pasillos siguiendo el ruido, pronto dobló por una esquina resbalando un poco las zuelas de sus zapatos, deteniéndose en seco al ver a Luffy abrazar fuertemente la silueta de lo que parecía un hombre joven y rubio. Su corazón por algún motivo iba rápidamente con solo observar la escena, no podría explicar porqué no se movía para alejar a ese extraño de Luffy pero... ¿Lo era realmente?

— Luffy...— Llamó casi en un susurro sorprendiéndolo así mismo por lo bajo de su voz.

El nombrado giró su cabeza rápidamente encontrando sus ojos llorosos y con ríos de lágrimas sobre sus mejillas. Le dió una sonrisa triste separándose del hombre rubio para que Ace pudiera verlo completamente. Ace juraría que en ese momento su alma abandonó su cuerpo porque su piel se puso pálida como la nieve.

[ Sobre mi cadáver ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora