Temporada 2 (Capítulo 21)

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La ofrenda por la vida

Los Mugiwaras habían regresado de camino a la isla donde se encontraba Ann. El ambiente se había vuelto serio en el barco, la tensión consumía el aire capaz de ser cortada con un cuchillo sin filo. Nadie se atrevía a hablar, no sabían qué les esperaba una vez trajeran a Shirio de vuelta, tantos meses de lucha por su fruta que ahora que la tenían parecía un sueño que había llegado a su fin, y la realidad los había golpeado.

Sumado a eso, la ausencia de Sanji era otra carga sobre los hombros de cualquiera de sus compañeros. El hombre ponía espíritu y actitud a cada uno de ellos a su manera, sus comidas eran un pilar que los mantenía firmes y que les curaba las enfermedades con sus asombrosos sabores. Si un Mugiwara faltaba, su fslta de presencia se notaba, no eran los Mugiwara si no estaban todos, así de simple.

Luffy lo sabía, joder que lo sabía pero por fin podía ver a su hermana de vuelta. No sólo lo hacía por ella en este punto, Ace necesitaba un cierre desde Marineford para evitar la culpa que se adueñaba de cada rincón de su cuerpo, decir un simple "Lamento haber sido tan idiota y testarudo que por ello hayas muerto" Ninguna cantidad de oro podría pagar quitarle ese sentimiento. También, estaba el tema de Sabo.

El pobre apenas recordó su vida pasada hace nada, imagina recordar a tus seres queridos y que en ese mismo instante te golpeen diciendo que uno de ellos murió brutalmente. Mientras tu recordabas, ellos sufrían y se desangraban hasta morir en tortura por Dios sabe quienes haciendo lo inimaginable. Esa era la carga de Sabo, la de Luffy fue la imprudencia sobre sus límites, tanto que en último momento al haber abusado de su cuerpo no pudo hacer nada, sólo observar como la vida escapaba de los ojos de su hermana.

Todo se había vuelto personal contra la marina y lo que daba consuelo era pensar que pagarían a su debido momento, la cuestión era ¿Cuándo? Nadie lo sabía. Arrimando a la isla, Robin informó que estaban por llegar a tierra firme, todos se reunieron en la proa del barco donde la joven chica ya los esperaba en la arena a su llegada. Luffy saludó con la mano bajando hasta su lado una vez el ancla tocó lo profundo del mar.

Ella sonrió ante su gesto y hacia los demás con respeto — Espero su viaje haya sido bueno y sin complicaciones — Ella dijo indicando que la siguieran. Luffy asintió — ¿Consiguieron la fruta? — Preguntó con cautela observando el nuevo rostro entre los presentes, el chico rubio con la cicatriz. Una vez más, Luffy atinó a asentir mientras le hacía un gesto a Sabo para que se acercara.

Con cautela, el mencionado sacó de la bolsa colgando de su cuerpo la susodicha fruta verde con diferentes tonalidades. Ann la tomó entre sus manos embelesada por la apariencia mágica que transmitía el fruto. Una vez llegaron a la sala que contenía el cuerpo de Shirio, los hermanos miraron unos a otros calmando las emergentes emociones destro de sí. Los Mugiwaras restantes se limitaron a observar todo desde la lejanía por respeto y algo de privacidad.

Ann se colocó del otro lado de la mesa que sostenía el ataúd cerrando sus ojos para prepararse mentalmente y centrar sus poderes — Una vez que empiece, no hay manera de detenerlo — Les dijo a los tres hermanos — ¿Desean continuar? — Un nudo se hizo en sus gargantas pero ninguno dudó — Si — Ace respondió sin pensarlo dos veces

Con ello, Ann asintió colocando la fruta de Shirio sobre la tapa del ataúd. Ace, Luffy y Sabo fueron dirigidos uno a uno  en distancias iguales del otro lado de la mesa frente Ann rodeando la mesa. La joven dio unos pasado atrás tomando asiento en el suelo cruzando sus piernas y cerrando los ojos, sus manos se unieron en el aire palma con palma dejando sólo sus dedos índices erguidos.

En un lugar misterioso, entre el tiempo y el espacio, un círculo de luces titilantes pronto rodeó la figura de la chica en el suelo por una energía de los dioses y fuerzas del pasado, presente y futuro — Antiguos guardianes de la vida, seres divinos que trascienden el velo del tiempo, escuchen mi súplica. Vengo ante ustedes, humilde y llena de determinación, en busca de vuestro permiso para realizar el rito que desafía las leyes del destino — Habló en un tono neutro pero amable.

El resplandor de las luces se intensificó por instantes, como si las fuerzas del universo estuvieran atentas a sus palabras. Los Mugiwaras observaban atentos a tan espectacular escena sin palabras.

Ann continuó — Convoco a los dioses ancestrales, a los que tejieron los hilos del destino desde tiempos inmemoriales. Permítanme acceder a su poder, a su sabiduría eterna, para dar vida donde la muerte ha dejado su marca — Las sombras danzan a su alrededor, como si las fuerzas del pasado se agitaran en respuesta a su llamado.

— Invoco a los espíritus del presente, aquellos que vigilan los susurros del tiempo actual. Concededme la fuerza y la determinación para desafiar las normas y alterar el curso de la existencia — Una brisa suave acaricia su rostro, como si los seres del presente le otorgaran su apoyo silencioso.

— Y a vosotros, fuerzas futuras que aún no han nacido, os pido permiso para desafiar las reglas del destino y entrelazar los hilos del tiempo para devolver la vida — El viento se agitó, como si las voces del mañana susurraran en respuesta a su ruego.

En un momento, los ojos de Ann se abrieron completamente blancos, observando a los hermanos delante suya. Esa ya no era Ann, era una fuerza del mas allá que les diría el precio que debían pagar — Este rito que me dispongo a considerar cumplir, mortales, lleva consigo un precio alto. El sacrificio de los recuerdos es un tributo que se exige para traer de vuelta a alguien que fue arrebatado por la muerte. Acepten este costo, aunque sea doloroso y angustiante, con la esperanza de un nuevo amanecer para aquellos que aman... o — La voz interrumpió — paguen sus recuerdos olvidando que era su ser querido, el mundo hará lo mismo, pero su ser querido recordará en su lugar — Finalizó esperando su respuesta.

Los hermanos se miraron, la nueva información era algo que no habían considerado. Perder sus recuerdos sobre quien era su hermana o que ella perdiera sus recuerdos y olvidar quienes eran ellos, no era algo que pudieran pensar con detenimiento en ese mismo instante para dar respuesta, pero debían hacerlo. Ace miró a Sabo con angustia, asintiendo por su parte.

— Podemos hacer que nos recuerde si nos esforzamos — Ace dijo buscando lo positivo en la situación.

— Pero eso no es seguro — Sabo contradijo — Nada nos garantiza que pueda ser posible —.

— Tampoco que sea imposible — Esta vez Luffy habló — Podemos intentar, es mejor que nosotros guardemos los recuerdos a que los perdamos. Podemos ayudarle a volver a ser quien era — Razonó — Estoy con Ace — Finalizó.

Sabo los miró vagando sus orbes uno sobre el otro buscando convencerse de que hacían lo correcto. A fin de cuentas, aparentaba ser la mejor de sus opciones en este caso.

— Bien — Accedió en un murmuro.

Así, el ser del más allá asintió aceptando su respuesta y dejando nuevamente el control del cuerpo de Ann a ella misma. La energía alrededor de ella se vuelvió más brillante, como si las fuerzas del universo otorgaran su bendición para llevar a cabo este acto desafiante — Así lo pido, así lo imploro. Que el rito de la resurrección comience — Ann cerró los ojos en concentración, su corazón lleno de determinación mientras se prepara para realizar el rito que desafíaba las leyes naturales.

El precio había sido aceptado.












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Uff, potente capítulo... y lo que falta...

Gracias por leer ♡

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©-Yaratzalli 2023

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