Temporada 2 (Capítulo 24/ Final de temporada pt. 2)

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Anomalía

Pasaron días desde la despedida, desde el momento en que Shirio, un nombre que resonaba distante en la mente de la chica, se alejó de la seguridad de aquel espacio que alguna vez ocupó su mente. La conexión con su propia identidad, con su pasado y con aquellos que la llamaban hermana, parecía haberse desvanecido junto con los recuerdos que fueron sacrificados en el rito de resurrección.

Shirio, ahora perdida en un mundo que le resultaba ajeno, había llegado a una isla aleatoria en los bastos mares, caminaba por las calles con pasos erráticos, como si las huellas de su propia existencia se hubieran desvanecido en la neblina del tiempo. Aquellos que la conocían por un nombre que ya no resonaba en su interior quedaron atrás, y con cada paso que daba, el vínculo que alguna vez compartieron se desgastaba como las huellas en la arena llevadas por la marea.

Las noches se volvieron testigos silenciosos de sus divagaciones. En la quietud de la oscuridad, como si murmullos provenientes de las tranquilas aguas del mar, voces le susurraban fragmentos de quien fue en un tiempo lejano. Imágenes desdibujadas de risas, abrazos fraternales y travesuras compartidas resonaban en su mente, pero como fantasmas distantes que apenas lograba comprender.

El nombre "Shirio" se había convertido en un eco lejano, y con él, la identidad de la chica que alguna vez fue. Aquel lazo intangible entre ella y sus hermanos, entre ella y su pasado, parecía existir solo en susurros nocturnos, fragmentos fugaces que se escurrían entre los recovecos de su conciencia de vez en cuando.

Cada día, Shirio recorría caminos entre sombras de recuerdos, como si las aguas de su memoria estuvieran agitadas por una corriente misteriosa que no podía parar. Aunque viva, sus pasos eran inciertos, como si buscara respuestas en un laberinto de piezas rotas. Y mientras el mundo seguía su curso, Shirio, atrapada entre la realidad y la sombra de lo que fue, intentaba descifrar las voces susurrantes que la acompañaban en su solitario viaje.

Estaba harta, harta de ese nombre que resonaba como un eco vacío en su interior. 'Shirio' un nombre que no evocaba emociones ni recuerdos genuinos. Sentía como si se le hubiera impuesto una identidad que ya no le pertenecía, como si hubiera robado el lugar de alguien que ya no estaba. No... se lo habían otorgado como un regalo envenenado, una carga que pesaba sobre sus hombros que no había pedido.

Comprendió, con amargura, que su rostro era el de un muerto. Un espectro que caminaba entre los vivos, llevando consigo la sombra de quien una vez fue. El mundo, al verla, caería en la locura, porque los muertos no deberían caminar entre los vivos. Esa verdad se apoderó de ella como una maldición, arrojando más peso sobre su existencia ya frágil y desgarrada.

En la quietud de las noches, cuando los murmullos de susurros se volvían más intensos, Shirio se enfrentaba a la realidad cruel de su nueva existencia. Cada paso que daba resonaba como el eco de un fantasma, cada mirada que recibía era un recordatorio de que, de alguna manera, había desafiado la naturaleza misma de la vida y la muerte.

La carga de ser un ser resucitado pesaba sobre ella como cadenas. ¿Cómo podía encontrar su lugar en un mundo que la veía como una anomalía, como una presencia que desafiaba las leyes del universo? La desconexión entre lo que había sido y lo que ahora era se volvía más abrumadora con cada día que pasaba.

Atrapada en la paradoja de ser un espectro entre los vivos, se hallaba en una encrucijada de identidad. El dilema de cargar con un rostro de muerte en un mundo que seguía su curso la llevaba a cuestionar su propia existencia, preguntándose si, de alguna manera, había alterado el equilibrio del orden al regresar de entre los muertos.

Los cuestionamientos se agolpaban en la mente de la azabache, como una tormenta de pensamientos oscuros y retorcidos. Su regreso, lejos de ser una segunda oportunidad, se presentaba como un dilema complicado. ¿Había alterado el orden natural de las cosas al desafiar la muerte misma? La fragilidad de su propia existencia se volvía evidente, como si cada segundo la acercara al borde de un abismo, donde la línea entre la vida y la no-vida se volvía borrosa.

Al mirarse al espejo, veía un rostro que ya no le pertenecía. Un reflejo de la paradoja en la que se encontraba, entre el reino de los vivos y el de los muertos. La pregunta que resonaba en su ser era más profunda y compleja: ¿Había condenado su vida y, de alguna manera, el equilibrio del mundo al regresar? Suponía que si, por algo quienes morían ya no regresaban.

La sensación de ser una diana roja y brillante en un fondo blanco la perseguía constantemente. Su existencia se había convertido en un faro para aquellos que buscaban la resurrección, una luz atractiva que rompía con la monotonía del orden natural. La ironía de su regreso la colocaba en una posición vulnerable, como un imán para fuerzas y deseos oscuros que buscaban alterar el curso natural de la existencia.

La carga de llevar consigo la marca de la resurrección era como una pesada cadena que arrastraba consigo. En su vida renacida, se encontraba en una danza peligrosa entre la fragilidad de lo viviente y la atracción de lo más allá. La mirada del mundo, que veía en ella un desafío al orden establecido, la colocaba en el punto de mira de fuerzas que trascendían su comprensión.

Cada paso que daba la llevaba más allá del simple propósito de una vida, adentrándose en un territorio desconocido donde los límites entre lo correcto y lo errado se volvían borrosos. ¿Era su regreso un acto de rebelión contra el orden natural, o simplemente una pieza más en el complejo rompecabezas del destino? La incertidumbre la envolvía, y en su camino, Shirio se enfrentaba a la dura realidad de ser un faro en la oscuridad, una presencia que alteraba la armonía del mundo que conocía.

En las páginas de los periódicos, la noticia resonaba como un eco inesperado y perturbador. La tinta se deslizaba en letras cursivas, narrando la sorprendente historia que desafió las leyes de la vida y la muerte. La chica, Shirio, resucitada de entre los muertos, se convirtió en la protagonista involuntaria de un anuncio que trascendió las páginas y se instaló en la conciencia colectiva al ser avistada por un marin que dió alerta.

La información no tardó en llegar a oídos del gobierno y del mundo en general. La noticia de su regreso dejó al mundo atónito, desafiando la comprensión convencional de la existencia. La pregunta flotaba en el aire, como un susurro inquietante: si alguien como ella podía regresar a la vida, ¿Quién más podría hacerlo... El rey de los piratas?

Las mentes curiosas se preguntaban si detrás de aquel regreso inusual yace el secreto para desafiar la barrera que separa la vida de la muerte. Era solo cuestión de extraer esa respuesta de la chica, como si pudiera ser un código para desbloquear las puertas de la inmortalidad.

El mundo, se volvió curioso y temeroso a partes iguales, se sumía en la incertidumbre. La noticia de Shirio se convertía en un misterio que titilaba como una luz en la oscuridad, atrayendo la atención de aquellos que deseaban desentrañar los secretos más profundos del universo.

Así, en un rincón de la historia, el nombre de Shirio se escribió para la eternidad. Como un enigma, desencadenando preguntas y especulaciones que redefinían los límites de lo posible. Dos conclusiones eran seguras, uno: la chica de alguna manera estaba de vuelta entre los suyos y debían saber cómo a cualquier precio, dos: con esta nueva posibilidad sobre la mesa, miles de opciones fueron abiertas. Era cuestión de tiempo a que se descubriera como lo había logrado y con ello, traer de vuelta a figuras de la historia como Gold D. Roger o Barbablanca.

Imagina, por solo un segundo... que el tesoro más buscado, el One Piece, no es un cofre lleno de riquezas, sino un poder inimaginable de millones de posibilidades: la habilidad de resucitar.











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Gracias por leer!

Mis niños! Hemos acabado nuevamente con otra temporada con bastantes giros argumentales. Aún me queda material para terminal definitivamente la historia y darle una mejor conclusión y cierre a aquellos temas sin resolver que tengo pendientes.

Gracias por tomarse el tiempo de leer la historia y de darme su paciencia mientras escribía.

Sin más que decir por ahora... Nos vemos hasta nuevo aviso ;)

©-Yaratzalli 2024

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⏰ Última actualización: Feb 03 ⏰

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