Capitulo 24

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A pesar de poder conocer parte del rostro de mi secuestrador no me aliviaba y no solo por el hecho de que no me dejara ver con detalle sus facciones por el pasa montañas sino también además porque me dejaba otra duda que no podía resolver. Estaba segura que al verlo vería esos ojos claros que tanto me siguen desde el día en que me salvo aquel sujeto pero no era así, tenían mucha diferencia y eso era frustrante pues no se me venía a la cabeza nadie..

Él crujido de una tabla me hace salir de mis pensamientos.

-Creí que el reparar la puerta me salvaría de las "visitas accidentales".

-La puerta está abierta.

-¿Y?.

No me responde. Solo se acerca a mi entrando al baño.

Me tenso rápidamente al sentir que se detiene detras de mi. Por primera vez alzo la vista al espejo y lo veo viéndome fijamente.
Desvio la mirada al no poder sostener la suya.

Acerca su mano y me quita el peine de mis manos. Me quedo quieta nerviosa. bajo lentamente las manos para empuñarla en la tela de mi ropa.
Solo bastó con que sus manos rozaran mi cuello por haber llevado mi cabello hacia atrás para que mi corazón latiera de manera descontrolada.
Siempre que estaba cerca olvidaba cómo se respiraba.

Desliza el peine por mi cabello y la sensación me produce un escalofrio instantaneo, mi sistema nervioso de inmediato envía señales a mi cuerpo haciendo que mi piel se erice.

-¿Que haces? —Digo bajando la mirada

-Te ayudo. —Dice tranquilo

-Me refiero a que haces aquí.

-Tengo una propuesta para ti. —Dice sin dejar de cepillar.

Me producía un cosquilleo cada vez que bajaba la peineta rozando mi espalda

-..¿De que trata?.

-¿Quieres salir?.

Alzo las cejas sorpendida y alzo la mirada rápidamente. -¿Enserio?

-Claro.

-¿Puedo salir aún con lluvia?

Me observa confundido

-..amm..pregunto porque.. —bajo la mirada avergonzada.

-¿Tienes problema con eso?

-¡No! —Digo rápidamente

Me observa sorprendido... -De acuerdo.

《Tenía que bajarle a mi emoción》.

-¿Por qué?

-¿Que no quieres ir?.

-Si pero me parece..extraño.

-Consideré tus peticiones, aunque se que lo decías para escapar

-¿Como..sabes que no lo haré?

-Porque creo que aprendiste la lección, ¿no? —Me observa serio

-..Claro.

-Ya no estás herida Elizabeth, sugiero que te comportes.

Asiento.

-Afuera hace frío, ponte algo que..te cubra.

Deja la peineta sobre la mesa de cerámica para dirigirse fuera de la habitación.

No sabía si confiar o no pero a estas alturas me daba igual. Nunca había deseado tanto salir y era extraño porque la mayoría del tiempo estaba en mi casa encerrada pero en estas circunstancias cualquiera querría salir.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora