II

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-Ay Dios mío —La señora adela entra viendo al herido sentado en el sofá..

Elizabeth lo observaba sin expresión..

-¿señorita Elizabeth? —Baja la mirada al arma en sus manos— ¿Q-que fue lo que hizo? —Se lleva la mano cubriendo su boca de la impresión.

Elizabeth deja caer el arma..

-Hay que llamar a la ambulancia..

-No, no iré a ningún lugar —Dice Bernardo con la respiración acelerada.

-Señor se desangrará

-Llame a la ambulancia —Dice Elizabeth seria

Sin esperar contradicción sale en busca de ayuda.

-Pierdes tu tiempo

-No, no lo hago

-No iré

-No fue una pregunta —Lo observa desafiante

Bernardo le sostiene la mirada con el ceño fruncido antes de verla desaparecer por la puerta.

Solo cuando se va toca la herida, hace una mueca de dolor, le punzaba y ardía de sobremanera, su camisa estaba empapada de sangre y no parecía querer detenerse.

-Ya viene la ambulancia señorita.

Asiente.

Bernardo se levanta tratando de ignorar el dolor aunque era casi imposible pasarlo desapercibido para ir hasta el arma que estaba en el suelo, su respiración era acelerada y sus pasos torpes, se estaba debilitando.

Se deja caer al suelo de rodillas para alcanzarla, fue mala idea pues apenas su cuerpo siente el impacto siente aún más el dolor. Abre la boca para respirar mejor pues sentía que el aire le faltaba, con ayuda de la cama se apoya haciendo fuerza para levantarse logrando que la herida de bala sangre aún más.

Se escucha la sirena de la ambulancia, de inmediato va al armario para esconder el arma entre la ropa.

-Si es por aquí, deprisa porfavor —Escucha.

-Con permiso. —Apenas entra alza las cejas sorpendido al ver de quien trataba — ayudame a bajarlo.

-Yo puedo caminar —Dice serio

-Señor bernardo a perdido mucha sangre y no debería perder más, por favor coopere

-...

Se acercan y lo sujetan de cada lado, apenas levanta el brazo tensa la mandibula de dolor..

Con cuidado bajan las escaleras.

No sabía cómo sentirse prefería morir antes que lo ayudaran, parecía un inútil debilucho y se sentía avergonzado por ello.

La sirvienta abre la puerta principal de prisa.

-Usted lo acompañará, ¿no?

-No necesito que me apoyen —Dice tratando de mantenerse alerta.

-Señor necesita apoyo, además no es nadie de desconfianza, es su esposa, ¿no?

Elizabeth lo observa seria..

-Iré —Lo ignora

Enseguida salen por la puerta dirigiéndose al ascensor, Elizabeth llendo detrás de ellos con la mirada baja pensando en todo lo que había pasado..

-Porfavor trate de mantenerse despierto —Dice uno de ellos.

Frunce el ceño..

-Que fácil decirlo —Susurra con la respiración pesada.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora