II

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Me había quedado dormida, al parecer el viaje me pegó duro y aún más luego de..

Volteo tímidamente a ver a mi lado el lugar vacio en la cama.. ¿Donde estaba?. Me incorporo en la cama mientras cubro mi cuerpo con la sábana, debía bañarme.

Veo alrededor y por intuición entro a la puerta dentro de la misma habitación para ir al baño.

Todo aquí era extravagante y lujoso, baño con piso de mármol, dos lavabos, una ducha que en vez de cubrirla la típica cortina, tenía paredes transparentes alrededor, algo revelador, además había una gran tina con forma cuadradas parecía una piscina solo que algo más reducida.

Opto por entrar a la ducha, sería más rápido, entre más rápido fuera más rápido comería.

Apenas estaba aquí y ya quería regresar sabía que esto no me gustaría. Tal vez estaba llendo muy deprisa, ni siquiera le había dado una oportunidad pero me conocía. De todas maneras le echaría ganas, por el sacrifico de Bernardo y además por mi familia.

Saber que no era casta no era nada comparado como saber que me había casado y además separado, no iba a cargar con eso, además aún no tenía motivos para llegar a esa desicion y espero que no los haya.

Salgo de la ducha para envolverme en la toalla he ir hasta mi bolso para buscar que ponerme. No tenía ropa bonita, la verdad sentía que lo único fuera del lugar en esta casa era yo.

Salgo de la habitación.

Al subir por la escalera lo primero que se veía era el pasillo que daba a una habitación del fondo, solo habían tres habitaciones y en una esquina una plata parecida a una palmera por sus largas hojas.

¿Estaría en una de ellas?.

Bajo para tratar de encontrar a la cocina. Apenas entrabas por la puerta se veía la enorme sala con sofás de cuero acomodados perfectamente. Había una pequeña y baja mesa de vidrio al centro al igual que..en aquella cabaña. Habían cuadros colgados en la pared, arte abstracto del cuerpo o silueta de un hombre y mujer.

Cruzo por el pasillo que al parecer llevaba a la cocina que tenía una fila de asientos para asomarse a ver, mas que cocina parecía bar.
Desvio la mirada para ver el umbral de la puerta dejandome ver una enorme sala donde estaba la mesa para comer.

-Ah señorita elizabeth, ¿necesita algo?.

-No quería molestarla

-Para eso estoy, ¿qué necesita?

-Tengo algo de hambre

-Si, el señor dijo que la tendría por eso la dejé preparada, espero le guste es una lasaña.

-Me encantan -Sonrio

-Buen provecho entonces, ¿comerá en la mesa?.

-¿No sabe si él comerá también?

-No lose

-Y supongo no tampoco sabe dónde se encuentra. —Bajo la mirada.

-No, lo lamento.

-No importa —Fuerzo una sonrisa.— comeré aquí, muchas gracias.

Deja el plato y cubiertos junto a mi.

Se veía apetitosa, no mentía cuando dije que me encantaba, la probé hace poco, mamá se había decidido a prepararla quedandole exquisita, bueno, al menos para mi, soy muy común y simple en algunos aspectos, diría que no tenía gustos lujosos, era muy fácil de complacer.

Fue buena desicion comer de otra manera el estomago me rugiría molesto.

Faltaba poco para dormir, no sabía a que hora habituaba a acostarse en mi caso muy temprano, no sabía que hacer, si debía esperarlo o preguntar.. eso me daría demasiada vergüenza, no quería que pensara que era una castrosa, sabía dar espacio y no creo que esta "desaparicion" sea accidental y lo respetaría claro.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora