II

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Elizabeth yacía en el patio de su casa tratando de ordenar sus pensamientos

Me parecía extraño verlos juntos pero no más de lo extraño que actuaba alicia, sobre todo su manera de decir las cosas.Tenía muchas cosas en la mente, insinuaciones que no me preocuparian de no ser porque podría llegar a algo si seguía indagando pero Hernán, ¿que tenía que ver en esto?. Espero que la mantenga alejada de sus locas y certeras ideas.

El crujido de una rama me hace sobresaltar alertandome enseguida..

-Solo soy yo

-¿Por que tienes que ser tan..sigiloso?, no puedes solo hacerte notar para omitir el susto.

-Sabes que no —Se acerca

Suspiro cansada y vuelvo a ver hacia el bosque

-¿Por que no solo te acercas?

-...me gusta observarlo

-Eso es mentira te encanta ir y explorar

-No debí hablar tanto 

-¿Por que no?

-Solo dejo al descubierto mis debilidades

-Yo sé tus debilidades sin la necesidad de que las digas

-No es cierto..

-¿No?

-¿Sabes por qué no puedo entrar al bosque?

-Claro que lose

Lo observo 

-¿Por que?

-Por mi

-..algo así

-¿No es todo?

-Desde que.. me secuestraste..no he podido entrar como quisiera, solo me debo conformar con observarlo 

-Por qué

-Me hiciste entender que no soy nada en este inmenso bosque, que esconde más de lo que creo, pienso que en cualquier momento y apenas le de la espalda..pueden atraparme

-¿Vamos?

-Donde

-Al bosque

-¿no oíste?

-Oi pero creo que es una estupidez

-Para mí no lo es

-Que habría de asustarte ahí dentro cuando tienes a la única personas que te a hecho daño al frente —Busca mi mirada— a lo único que le temes, no esta en el bosque Elizabeth sino frente a ti, estoy frente a ti.

-...No te temo

-Si lo haces

-Es estupido decir que vivo con alguien a quien le temo, ¿no crees?

-Prueba

-Que

-ven conmigo —Extiende su mano

La observo dudosa..  -Dije que no quería 

-Entonces si me temes

-Entonces, ven conmigo

Lo observo unos segundos y dudosa acerco mi mano a la suya.

Me adentra al bosque, ambos nos alejamos en el, se me hizo imposible no ver alrededor pendiente de cada maleza. Tenía razón, nunca le temí a lo que pudiese haber dentro del bosque, sabía bien lo que podía encontrar. Solo temía que me alejasen otra vez, la única cosa que alguna vez le llegue a temer se encontraba junto a mi he irónicamente recorriendo el mismo bosque por el que una vez me había hecho desaparecer, tratando de remediar el miedo que él mismo había causado.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora