Capítulo 65

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-¿Señor está aquí?

-¿Donde más si no? —Dice desanimado

-Si, no me expresé de la mejor manera, quise decir esta de pie, debería guardar reposo, ¿no?

Suspira

-Pues claramente estoy de pie y sí, debería pero no quiero

Asiente con la mirada baja

-Elizabeth.., ¿Desayunó?

-No a bajado

-..Bien

-¿Le sirvo aquí o desayunará en su cuarto?

-No, no vine a comer, solo a buscar hielo —Se dirige al congelador

-¿Le ayudo?

-Puedo hacerlo. —Levanta su brazo izquierdo con dificultad..

La sirvienta los observa expectante..

-..Bien —Baja el brazo con cuidado— por favor llévelo arriba —Dice saliendo

-Si señor

Se dirige escaleras arriba con cuidado..

*Diego llamando*

-Diego —Contesta

-¿Como sigues?

-Estoy bien Diego, ¿cómo va todo por allá?

-Lo tengo bajo control no te preocupes.

-De acuerdo, cualquier cosa me avisas, quiero saber cómo resultó todo.

-Claro que sí, iré a verte más tarde.

-Amm —Desvia la mirada a la habitación del fondo? — Si, está bien, nos vemos — Cuelga.

Avanza con lentitud he inseguridad hacia la habitación, se para frente a la puerta alzando su brazo derecho, acerca su mano a la puerta dudoso y antes de tocar la madera se detiene para soltar un suspiro, empuñando su mano al bajarla..

-Señor, aquí está lo que me pidió —Dice en el último peldaño de la escalera.

-Si, gracias —Se dirige a ella

-Iré a ver si la señorita necesita algo.

-Si— dice rápidamente— buena idea

Asiente.

Bernardo la observa atento a lo que va a la habitación, golpea la puerta antes de desaparecer tras ella.

Mientras para hacer menos larga la espera juega con la bolsa que contenía el hielo..

-¿Y? —Dice una vez se aleja de la puerta

-Ella no quiere nada..

-Nada de que

-No necesita nada

-¿Bajará a comer?

-..Dijo que no tenía hambre

《Siempre lo dice》 —Piensa.

-Insista, si es necesario lleve la comida a ella

-Pero no puedo obligarla

-Si es necesario, lo hará. —Dice antes de adentrarse a su habitación.

La sirvienta asiente para ella y se dirige a la cocina.

Bernardo se acerca a la cama para sentarse y llevar la bolsa a su pecho sintiendo el alivio inmediato.

Voltea para ver la pared, del otro lado se encontraba elizabeth, las ganas de ir y verla aumentaban cada instante pero también entendía que esto no era cualquier cosa, el engaño no era menor.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora