Capítulo 43

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-Debo ir a trabajar.

-Trabajo, trabajo, trabajo, ¿No sabes otra palabra?.

-Parece que no me conoces.

-Bueno considerando que debo adivinar la mayoría de tus cosas, pues no.

Levanta la mirada un segundo y la baja para seguir ordenando la carpeta.

-Hablaste con papá, ¿no?.

Se detiene y alza la mirada..

-¿Desde cuándo se comunican tanto?, ¿es algún plan tuyo alma?

-Me ofende que digas algo asi

Alza una ceja

-Okey, puede ser algo que haría pero esta no es la ocasión.

Asiente.

-Estás extraño Bernardo. -Frunce el ceño

-No, no lo estoy

-Si, si lo estás, desde que llegaste de aquel pueblucho. No debí irme.

-¿por que me sonó como una advertencia? -Frunce el ceño

-No lo dije de esa manera..

-Nose las ideas que te hayas formado en la cabeza pero nunca te di la suficiente confianza para hacer o decir este tipo de cosas. Veo que eres la viva copia de tu padre. -Dice serio

-No quise decirlo de esa manera pero enserio estas extraño, ¿Que quieres que piense?

-¿Y que si lo estoy?, que te da el derecho a decir algo o entrometerte

-Pues, no me acuesto contigo por nada. -Dice seria

Frunce el ceño -¿Yo era el que lo pedía?, ¿yo te buscaba?. Te lo repetí un montón de veces alma, cada vez que me buscaste para tener sexo, nunca te di algún tipo de señal que te haga pensar cosas que no son. No iba a cargar con un problema que no es mío.

-¿No es tuyo?, ¿qué hay de las salidas?.

-Asi es, no es mío, me encargué de hacerte entender antes que darte falsas esperanzas, sabes como soy, ahora si crees lo contrario aún después de repetirtelo un millón de veces, no es mi problema. -Toma la carpeta.- En cuanto a las salidas, no eran más que eso, íbamos a conocernos.

Suspira. -Bien, solo pensaré que lo dices porque no descansaste bien.

-Lo digo porque así lo creo. Descansé perfectamente.

-Uy si tu ánimo me lo dejó claro.

-Ya voy tarde, debo irme.

Ella suspira frustrada mientras lo observa molesta. Toma su pequeña y elegante bolso para dirigirse a la puerta cerrandola nada delicado. Bernardo se queda observando la puerta con el ceño fruncido mientras respira profundo antes de salir rumbo a la empresa.

Una vez baja el ascensor deja la carpeta en el asiento copiloto.

Como era de costumbre habían personas en las calles. Algunas paseando a sus mascotas, otras rumbo al trabajo, dirigiéndose a sus labores diarias. Distintas actividades para el mismo tipo de personas. Cualquiera diría que son diferentes, diferentes labores, diferente ropa, color de piel, aspecto, sin embargo, a todas las unia lo mismo, egoísmo. Cada quien se preocupaba de sus propios asuntos, sin importarles los demás, solo veían por su vida, estaban muy ocupados viéndose a si mismos para fijarse en alguien más. En la ciudad no existía la empatía.

-¡Buenos días señor!.

-Angelica -Saluda sin detenerse.

Recarga su cabeza en la pared mientras espera que el número que habian seleccionado aparezca para dejarlo en el piso más alto. Las puertas del ascensor se abren dejando ver de inmediato personas moviéndose de un lado a otro mientras otros estaban frente a la pantalla del ordenador.

-¡Buenos días señor!

-¡hola señor!

-¡espero que haya tenido una excelente noche!

-Buenos días a todos. -Fuerza una sonrisa.

"Buenos días señor", "como esta señor", "que bien luce hoy". Eran palabras que el esperaba todas las mañanas. Estaba bien ser educado pero era claro que no lo hacían por "cortesía", era obvio que era el jefe, de estar en su posición jama se rebajaría a ese nivel. Si querían agradarle bastaba con que demostraran que sabían hacer su trabajo así se ahorraban de mostrar su lado "cortés".

-¡Hey como esta una de mis personas favoritas en el mundo!. -Sonrie

-No soy tu perro Diego.

-Perdona debí decir, "Buenos días señor Bernardo", ¿como a amanecido esta mañana?, espero que su trasero se haya mantenido caliente entre las sábanas. -Imita voz grave

Sonrie -Por eso me agradas, no tienes la necesidad de mostrar lo que no eres.

-Asi soy yo -Sonrie arrogante- para que querría mostrar lo que no soy, solo mírame. —Guiña un ojo

-Pero si irritante aveces.

Sonrie. -¿Y?, ¿al menos dormiste?

-¿Tu también?

-¿a que te refieres?

-Alma no deja de abrumarme con sus celos estupidos

-Asi que ya te visitó

-Claro que lo hizo, estoy segura que su papito se lo avisó apenas pudo -Suspira cansado.

-Amigo no es por darle la razón pero..

-¿Pero? -Frunce el ceño

-Bueno no sabría asegurarlo porque, siempre has sido serio pero ahora estás más serio de lo normal, ¿entiendes?.

-Bien diego, tu ganas, te diré lo que me pasa pero indagaré solo una vez en el tema y ya no lo mencionaré más, ¿oíste?

-Soy todo oídos —Se acomoda en el sofá.

Suspira..

-Bueno..

Diego lo observa atentamente tratando de concentrarse y asintiendo un par de veces para mostrarse confiado.

(...)

-¿¡Vez!?, es por eso que no quería decir nada, no puedes tomar nada enserio. Solo gasté palabras que pude ocupar en cosas más importantes.

-Lo siento, lo siento, bien aguarda.

-¿Aguardar que?

-que se me venga algo a la mente.

-¿Quieres que espere un año aquí?.

-Aun que no lo parezca suelo usar el cerebro,..muchas veces -Desvia la mirada - Además como quieres que tome algo así, nunca me cuentas tus cosas..personales, no tengo experiencia, me parece extraño y muy difícil contener mis burlas.

-No tenías que mencionarlo, lo noté.

-¡lo tengo!

-¿Que tienes?.

-Una idea

-¿No te dolió?

-Ja, ja -Hace una mueca chistosa- sino quieres mi "brillante" idea puedo solo cayarme

-No, no, adelante, me da curiosidad ver en que usaste el cerebro, nunca tienes ideas. -Dice divertido.

-Pues afirmarte...

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora