Capitulo 38

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-¡Elizabeth apresurate!

-¡voy!.

-¿Lo ocultaste?

-Si mamá

-Haber dejame revisar que haya quedado bien —Dice acercandose a ver mi mejilla. — Si, no hay problema. —Me ve de pies a cabeza— ¿vas a ir con eso?.

-¿Que tiene de malo?

-Es muy corto

-Mamá está a tres dedos antes de llegar a la rodilla, no exageres.

-Al menos ponte algo que te cubra un poco más.

-¿Como que?

-Mira tengo este abrigo de hilo es algo largo puede ayudar.

-Bien —Digo colocándolo

-Ahora que lo veo mejor está demasiado ajustado

-No es mi culpa que se haya encogido con el lavado, además hace meses no lo uso, debí haber crecido.

-Si,..eso debió ser —Frunce el ceño

Bajo la mirada..

-Bueno cubre lo que tiene que cubrir que es lo importante.

-¿Como estoy yo mamá?.

-Preciosa como siempre johana

Se mueve a propósito para hacer bailar la falda del vestido.

-¡Luis!, ¡ya baja!

-¡Estoy listo!.

-Papá, ¿listo?

-Como era de costumbre esperándolas a ustedes, mientras se arreglan. —Sonrie

-Bien, vamos entonces. Suban al auto.

-Claro ma —Dice luis

Todos salimos para hacer lo que dijo. Todo el pueblo estaría allí, era obvio que por ser algo pequeño no teníamos tantos privilegios pero como todos teníamos necesidades y aveces no se podía confiar en los demás, eran muchos los creyentes.

-Elizabeth recuerda lo que hablamos.

-Lose, me quedo claro las primeras tres veces que lo repetiste.

-Es enserio, no puedes titubear.

-Lose mamá

-Lo sabe bien, ya déjala tranquila. —Me defiende el abuelo.

-Bien.

-¿Será que su esposa también está con él?

-Buena pregunta luis, lo sabremos cuando lleguemos —Dice su abuelo.

La iglesia no quedaba tan lejos, literal vivíamos casi a un lado pero mamá insistía en ir en auto pues el culto terminaba tarde y es este tiempo en las tardes se hacía presente el frío.

-Bajen ya

-No es más fácil llegar tarde para así no saludar —Digo

-Vamos, no tengas miedo, los conoces a todos.

Eso era cierto, éramos como una familia. Claro algunos más que otros. No me apenaba estar delante de ellos porque me había acostumbrado de pequeña a su presencia.

Entramos a la iglesia como es de costumbre alguien llega de los primeros, era el encargado de la puerta, siempre era el primero en saludar.

-¡Ah!, ¡Bienvenidos!, ¿¡Como estamos el día de hoy!? —Dice con ese clásico entusiasmo en él.

A Flor De PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora