Capítulo 55

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⚠⚠⚠ AVISO IMPORTANTE ⚠⚠⚠

Brevemente he mencionado sobre acusaciones en incumplimiento de leyes, recuerden que este libro en FICCIÓN, por ende lo que estará por leer NO ES CIEN POR CIERTO A COMO DICEN LAS LEYES REALES, solo he puesto lo que he logrado obtener a través de Internet. Así que por favor, ABSTENERSE A DAR COMENTARIOS QUE NO SE HAN PEDIDO.

ahora sí, disfruten de su lectora.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

— ¡Orden en la sala!

— ¡Intenta acercarte a ella otra vez y juro que te mataré!

— ¡Señor Kirigaya, por favor, mantenga la calma!

— ¡JAJAJAJA! ¡¿Tú niñato crees que vas a intimidarme?!

Aquella sonrisa desquiciada en su rostro perturbado, sus pupilas pequeñas y el gran esfuerzo que hacia por acercarse a su víctima, quien se encontraba en el estrado.

— ¡¿ACASO NO LO ENTIENDEN?! ¡ELLA ES MÍA, MÍA, MÍA!

— ¡CÁLLATE, ELLA NO ES UN OBJETO!

Sus fuertes carcajadas returbaron por su cabeza haciendo grandes ecos en su memoria.

Y abrió sus ojos. Sintiendo el galope de su corazón contra su pecho, su respiración empezaba a ser irregular, sus ojos estaban cristalizados. Volteo un momento hacia la mesita de noche observando el reloj que yacía en esta.

1:15 AM.

Volteó hacia el otro extremo de la cama, estaba vacío. Kirito aún no llegaba a casa.

Respiró hondo, acariciando levemente su ya crecido vientre de 8 meses, buscó a tientas sus pantuflas y caminó hacia el pequeño balcón de la habitación. Necesitaba aire fresco. Buscó un pequeño suéter y se cubrió, caminó con cuidado y al salir lo primero que vieron sus amielados ojos fué la Luna llena de aquella oscura noche. Respiró hondo, manteniendo en su cabeza las frases de aquel juez.

Sugou ya tenía 5 meses de estar en la cárcel. Tras todos los cargos que tenía en su contra, él pasaría muchísimo tiempo tras las rejas en una de las mejores cárceles de máxima seguridad de Japón.

Tras la entrega de pruebas y las declaraciones, el acusado Nobuyuki Sugou se ha encontrado culpable ante el jurado por sus crímenes, que ya han sido mencionados por las pruebas, pero se reafirman como: Homicidio, secuestro, extorsión y soborno. Y tendrá que cumplir una cadena perpetua de 50 años. El acusado no tendrá derecho a fianzas.

Después de ese día, hubo paz.

Al menos en su alrededor, porque su corazón seguía cerrando heridas y bloqueando los recuerdos que Sugou sin piedad abrió y tatuó en su memoria.

Porque después de ese día pudo respirar tranquila, sin sentir aquellas agonizantes cadenas que la atormentaron hasta el día del juicio.

Cerró sus ojos escuchando como el viento golpeaba lentamente las pequeñas hojas de los árboles, haciéndole sentir la suave brisa fría contra su pálida piel.

« Somos libres, Yui-Chan. »

Lentamente los fue abriendo, y sintió manos ajenas acariciar su abultado vientre, un firme pecho rozar contra su espalda y un leve susurro acariciar su oído izquierdo.

— ¿Qué haces despierta?

Vuelto su mirada, sintiendo la respiración de aquel pelinegro contra su cabello.

— Kiruto-kun. – susurró. – Bienvenido.

Giró sobre sus talones y lo abrazó, lo abrazó tan fuerte a como pudo, teniendo sumo cuidado por su actual estado, dejó reposar su cabeza en el hombro de su ahora esposo. Este un poco sorprendido por el repentino abrazo con cuidado fue correspondiendo.

— Te extrañe. – susurró lo más audible posible. – Te extrañamos, mi amor.

— Yo también las he extrañado. – respondió con el mismo tono. – ¿Qué sucede, Asuna, qué haces despierta tan tarde? Está haciendo frío.

Lentamente la castaña fue separándose del abrazo, viendo a los ojos a su marido, quien la observaba con aquellos oscuros ojos cargados de preocupación.

Asuna elevó su mano derecha a la mejilla del pelinegro, acariciandola suavemente. – Tuve una pesadilla. Esta vez soñe con el juicio.

— Todo está bien, Asuna. – susurró, tomando las mejillas de la mencionada. – Sugou no puede hacerte más daño, estoy aquí, no permitiré que te vuelva a hacer daño.

Besó su frente ante la atenta mirada de Asuna. Esta sonrió y acarició las manos del contrario.

— Lo lamento tanto.

— ¿Por qué te disculpas?

— Por ser débil, por haber sido un cobarde. Por haberte dado tantas promesas falsas y permitir que hayas sufrido tanto, cuando no merecías nada de lo que te ocurrió.

— No es tu culpa, Kirito. – respondió. – nunca la fue, fuiste valiente...

— No. No lo fuí. – la interrumpió, mostrando aquellos entristecidos ojos.

— Ser valiente no significa cuantos enemigos te puedes enfrentar, no, ser valiente significa poder enfrentar los problemas a pesar de tener miedo. Kirito, tú luchaste día y noche por encontrarme. Pusiste mi salud sobre la tuya, no descansaste hasta ver a Sugou tras la rejas. – juntó sus frentes y observó los ojos de Kazuto. – Y ahora... Te estás preparando para ser el mejor Papá que Yui puede tener.

— A-Asuna...

— Si estoy a tu lado, todo está bien.

Sonrió nuevamente, acortando la pequeña distancia que había entre sus labios. Envolviendo aquellos rojizos labios contra los suyos, acariciandose ante cada toque.

— Si estás aquí, me siento segura, otra vez.

— No pienso dejarte sola, nunca más.

(...)

Después de una pequeña ducha, Kazuto ya se encontraba con cambio de ropa a pijama y arropado junto a su esposa.

— ¿Ya te he dicho que te ves hermosa embarazada? – susurró, acariciando los castaños cabellos de la fémina, quien yacía recostada sobre su pecho.

— Todo el tiempo. – respondió risueña.

— ¿te sientes cómoda en esa posición, no quieres..?

— Está bien, estoy bien. Tranquilo.

— ¿Segura? Si quieres podemos...

— Kirito, mi amor. Estámos bien. – interrumpió la castaña, deteniendo las caricias que le daba en el pecho.

— Solo quiero hacerte sentir cómoda...

— Estamos cómodas, ¿está bien, mi amor?

— Está bien... – respondió derrotado. –

— Mi amor. – susurró.

— Mi amor. – repitió. Y recibió pequeños besos fugaces sobre sus labios.

— Adoro cuando me dices, mi amor.

— Mi amor. – repitió nuevamente. – te amo, Asuna. No sabes cuánto.

— Yo también te amo, Kazuto.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora