Capítulo 22

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Vacaciones de verano:

Narrador:
Sus mejillas ardían al cien, no podía creer lo que le había escuchado. Apretaba con un poco de fuerza su falda.

— ¿Pasa algo, Asuna? – preguntó su pareja

Volvió en sí, parpadeo varias veces –. ¿Ah? ¡Eh, no!

— Estás un poco roja – comentó el pelinegro –. ¿Es por el calor?

Ya quisiera ella que fuera por eso, pero recordar las palabras que había dicho su mejor amiga la hacia desfallecer:

"A petición de Kazuto-kun, Asuna-sama y él dormirán en la misma habitación... No queremos ruidos extraños por las madrugadas, chicos".

Kirito quería dormir en la misma habitación que ella toda una semana, era realmente emocionante, ciertamente vergonzoso e intrigante.

Negó con la cabeza y se levantó de la suave cama, acomodando un mechón de su cabello hacia tras de su oreja.

— Sólo he pensado mucho en lo que dijo Alice-san – confesó la castaña. Sonrió tímidamente – ... Es sólo que me sorprende que quieras dormir en la misma habitación que yo.

El peli negro al escuchar las palabras de su castaña, alzó ambas cejas y desvío su mirada hacia otro lado, mostrando como un pequeño tono carmesí yacía en sus pálidas mejillas. Sonrió un poco más al poder volver a ver aquel bello color en las mejillas de su novio.

– Hemos estado estos últimos días muy distanciados, ocupados con nuestras actividades personales, apenas y nos vemos en el almuerzo y empecé a extrañarte, extrañar tu voz, tu mirada, la calidez de tus manos y el sabor de tus labios. Realmente los extraño.

Sus miradas se conectaron. Tomó una de sus manos y la dirigió a su pecho.

— No existe día en este mundo, en el que él no lata por ti.

— Kirito-kun...

Acarició el dorso de la mano de la fémina y la atrajo hacia él, atrapando sus labios en un añorado beso. Dando los primeros roces, el ojo negro posó sus manos sobre la cintura de esta, y ella enrollo sus brazos alrededor del cuello de su novio, profundizando lentamente el beso.

— Aww – chillo una castaña oscuro –. Me encantaría ver como los tortolitos siguen dándose besitos lindos, tiernos y apasionados, pero acá hace calor y hay una hermosa y gran playa enfrente de esta casa.

Interrumpió, recostada sobre el marco de la puerta, sonrió con picardía.

— Pero entré con tiempo – canturreo la fémina más baja y se adentró a la habitación, colocando uno de sus brazos arriba de los hombros de su amiga –. Ella estará a salvo de las garras del lobo.

Con cierta fuerza jaló el cuerpo de su amiga contra su pecho, acariciando su anaranjado cabello, tomando un tono quebradizo en su voz.

— Aquí está mamá-Liz, yo te protegere de la malas intenciones de Kazu-pervertido.

— Liz... – intentó hablar la contraria. Soltándose del agarre de su amiga.

— ¿Kazu-pervertido? – preguntó extrañado el muchacho. Rodo sus ojos y salió de la habitación.

Las fuertes carcajadas de la castaña inundaron la habitación. Acomodó su cabello y sonrió a su amiga, señalando sus maletas, donde yacía su traje de baño.

— Debes ponerte tu traje de baño, o ¿esperabas cambiarte frente Kazuto-kun?

Las mejillas de su amiga drásticamente se tornaron rojizas al escuchar semejante cosa de parte de una de sus mejores amigas.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora