—¡Déjala ir, por favor!
La fuerte carcajada que soltó erizo mi piel, podía sentir el fuerte golpeteo en mi pecho, tenía mucho miedo.
—Ahora resulta que te quieres hacer la buena samaritana.
—¡Ella está esperando un bebé!
—Pronto no habrá un bebé ahí.
—¡Estás enfermo! – grité asustada. – Hablaré con la policía, confesaré todo.
—Tú haces eso y te joderé igual que ese bastardo que se encuentra dentro de mi esposa, te asesinaré.
—No hablaré sí dejas vivir al bebé de Asuna y Kazuto.
—¿Crees que te haré caso? Puedo escapar con ella cuando me plazca.
—No me importa morir, porque justo ahora tengo una grabadora en la mano donde tengo tú declaración. Sólo debo dejarles su ubicación, pero si tú me prometes dejar vivir ese bebé no diré nada y borraré la grabación.
Escuché como gruño y maldijo a lo bajo, algo dentro de mí se alegró un poco. Sabía que él no tenía otra opción, debía enmendar mis errores. aunque eso signifique poner mi propia vida en riesgo. debía hacerlo por Kazuto.
Cortó la llamada asegurando que no tocaría al bebé, suspiré de alegría. Sabía que Sugou era un hombre de palabra, y si llegase a mentirme me haría cargo de que él se pudra en la cárcel.
Suspiré intentando contener las lágrimas y por un momento dejar de temblar. Respiré hondo sosteniendo con fuerza mi teléfono. Marqué a Kazuto.
(...)
Narrador:
Cerró sus ojos con fuerza, dejando escapar lágrimas pesadas y ardientes; gimoteaba al tener en sus brazos el inerte cuerpo de quien fue su mejor amiga en la secundaria.—Estúpida. – susurró, llenado el rostro de la chica con lágrimas. – Pude haberte ayudado... P-Pude haberte perdonado...
A lo lejos se escucharon las pisadas de los oficiales que iban para interrogar a Sachi. Después de haber registrado todo el lugar y haber averiguado que fue un suicidio, uno de los oficiales encontró una carta sobre la mesita de noche en la habitación de la azabache.
—Señor Kirigaya. – habló el oficial. – necesitamos que nos acompañe.
El mencionado apretó el agarre con el cuerpo inerte de quien fue alguna vez su mejor amiga. La abrazó fuertemente y susurró en su oído:
—Yo también te amé Sachi... – las lágrimas quemaban en sus ojos. – quizás no de la forma que tú soñabas... P-pero lo hacía.
Lentamente fue soltando su cuerpo, importándole muy poco su ropa ahora llena de sangre.
(...)
Kirito:
Una hora antes:
—¿Seguro que no quieres que te acompañe?
Voltee a ver a Eugeo, negué con la cabeza. Este se encontraba recostado sobre uno de sus hombros, sobre el marco de la puerta. Yo en cambio me encontraba buscando una camiseta.
—No quisiera incomodar a Sachi. Dijo que quiere hablar a solas conmigo.
—Pero, ¿en su casa? – preguntó. – si ella siguiera perdidamente enamorada de ti, diría que posiblemente termines amarrado a su cama.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...