Capítulo 15 1/2

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Sábado.

Asuna:

Caminaba lentamente por el parque, siguiendo las instrucciones que Alice me había mandado, en mis manos cargaba una canasta, donde yacía la comida y algunos utensilios que vamos a utilizar hoy. Para ser sincera, tenía mucho miedo de ver a Kazuto a los ojos, siquiera verle, la vergüenza y el dolor no me lo permitían. Debí contárselo desde el principio, lo sabía,  pero el miedo y la ira me inundaron, pensé que podría manejarlo. Gracias a mi estupidez Kazuto y Eugeo ya no se estaban llevando para  nada bien, tomaban distancia o discutían con frecuencia, Alice y yo intentábamos detenerlos para evitar problemas mayores.

Me detuve en seco. Escuché a lo lejos sus voces, estaban discutiendo.

¡Sufriste por ella años y ahora que está aquí y no pudo contarte un secreto que la hiere la tratas como basura!

Era la voz de Eugeo. No me gustaba escucharlos gritarse el uno al otro, ellos eran amigos y debían tratarse como tal.

¡No estámos hablando de secretos buenos, este secreto podría cobrarle su libertad, su vida!

Ahora era Kazuto quien hablaba en voz alta, me iba acercando, guiándome por sus voces. Mis manos apretaban con fuerza el agarradero de la canasta, realmente me sentía muy afectada con todo lo sucedido, todo por mi culpa. Ya estaba cerca de ellos solo unos cuantos pasos de distancia, pero al parecer no habían notado mi presencia y logré escuchar la voz de Alice.

¡Ya basta!

Se interpuso entre ellos dos, posicionando sus manos para darles distancia.

¡Discuten y discuten! ¡Desde ya hace días se tratan como animales salvajes, se supone que son mejores amigos!

Alice mejor que nadie, sabe desde cuando Eugeo y Kazuto son amigos y conoce mi actual pensamiento del comportamiento que toman ambos al estar cerca.

— ¡Ni siquiera se ponen a pensar como se siente Asuna-sama al verlos y escuchar los pelear!

Su voz se escuchaba clara hasta donde yo me encontraba, se escuchaba muy enfadada.

¡Llora todas las noches por sus estúpidas discusiones, se culpa e intenta disculparse con cada uno de nosotros!

Su mirada se dirigió hacia mí, sabía que había escuchado su discusión. Después la vista de Eugeo y Kazuto se dirigió a mí, provocando que mis mejillas se ruborizaran, lentamente me fui acercando hacia ellos.

— Ella realmente nos aprecia, y que ustedes dos estén todos los días actuando como niños, le afecta más  de lo que piensan – finalizó para después alejarse de ellos y dirigirse hacia mí y ponerse a mi lado –. Por favor, piensen por una vez en los demás.

(...)

El cielo se encontraba nublado. Toda la reunión fue muy incómoda, nadie decía una sola palabra, Alice o yo decíamos lo primero que se nos venía a la cabeza, pero ahí acababa, ni uno de los dos quería hablarse. Esta tarde fue un caso total. Alice y yo decidimos guardar todo e ir por un helado, ya que Eugeo y Kazuto se retiraron por caminos diferentes.

Caminabamos por el parque conversando de las tareas o la escuela en particular, evadiendo por completo lo de esta tarde.

— Escuche que habrá una alumna nueva – dijo la rubia.

Se ofreció en cargar la canasta, al principil me negué, pero ella logró convencerme.

— Su nombre es Quinella, hace unos días publicaron su foto. Es muy hermosa – siguió relantando –. Supongo, que ella será pronto el centro de atención.

Levanté mis hombros entre risas, no sabría que decirle sin antes conocerla, aunque Eugeo-kun ya me había mencionado de ella anteriormente, pero decidí no prestarle mucha atención.

— Realmente no importa la popularidad – dije y ambas tomamos asiento en una de todas las bancas que habían en el parque –. Si nos mantenemos en nuestro Grupo todo estará bien.

Asintió bajando su mirada hacia sus piernas, con una de sus manos tomó la pequeña corona de flores que yacía en su cabello y me lo entregó.

— ¿Podrías cuidarlo mientras voy por los helados?

Asentí como respuesta y ví como se levantó y fue al puesto de heladería más cercano, la ví perderse se mi vista. Mantuve silencio por un momento, escuché como mi celular sonaba, desde la canasta y lo tomé. Mi ritmo cardíaco empezó a aumentar repentinamente al leer “Número privado”.

Negué con la cabeza y no contesté la llamada, debía ser valiente y no someterme a ese desconocido. Nuevamente volvió a sonar lo tomé para colgar la llamada y ponerle en silencio, una fuerte ventisca chocó contra mi rostro e instantáneamente cerré mi ojos, escuché como algo cayó, los abrí para verificar que fue lo que cayó y observé que era la corona de flores de Alice, rápidamente fui detrás de él. Sentí nuevamente como mi celular vibraba en mi mano, le reste importancia y tomé la corona, me incorpore y sonreí al saber que no fue muy lejos.

Unas cálidas manos obstaculizaron mi vista, sonreí y acaricie el dorso de éstas. Kazuto.

— Kirito-kun... – susurré.

¿Por qué no contestas mis llamadas, hermosa?

La respiración se me acortó de un golpe al escuchar la voz de aquel hombre. No era Kirito.

Por fin nos conocemos, hermosa.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora