- Estuvo bien que esos niños te hayan roto ese aparato estúpido.
La fuerte voz de la madre del menor se lograba escuchar desde el segundo piso.
- Disculpen la actitud de mi esposa - comentó el hombre, mientras servía un poco de té a los abuelos de la pequeña.
- ¡Es injusta la actitud de la madre de Kazuto! - exclamó Asuna, cruzada de brazos.
El hombre de cabellos oscuros observó a la menor y sonrió.
- Supongo que eres una amiga de él
La pequeña negó, emitiendo un pequeño sonido de negación.
- Yo lo defendí de los niños que lo estaban molestando - respondió con una sonrisa victoriosa.
- Ya veo. Tiene suerte Kazuto de tener un pequeño ángel guardián - comentó, sacándole risas a los adultos.
- ¿Ángel guardián?
- Es solo un cumplido, cariño - contestó la mujer que la cargaba entre sus piernas.
Las miradas de los que se encontraban en la sala se dirigió a la mujer que bajaba por las escaleras.
- ¿Cómo está? - preguntó el hombre.
- En su habitación... Triste - contestó incómoda al observar a los presentes.
La abuela de la pequeña Asuna sintió y observó como su nieta bajaba de sus piernas para dirigirse a la mujer que se sentaba al lado del hombre sentado en uno de los sillones.
- ¿Puedo ir a ver a Kazuto?
La mujer alzó sus cejas sorprendida por la tan repentina pregunta de la infante.
- Ah...
- Por favor - pidió la pequeña, juntando sus manos.
(...)
La mamá de Kazuto me permitió ir a verlo, me guió hasta su habitación. Desde afuera logré escuchar como lloraba, nunca había visto o escuchado a un niño llorar.
- Kazuto, tu amiguita vino a verte - dijo y abrió la puerta, prendió la luz de la habitación de Kazuto. - los dejo solos, volveré por ti cuando ya tengan que ir se.
Entré a la habitación y solo asentí a lo que me había dicho, con cuidado me acerqué a la cama de Kazuto. Logré escuchar como intentaba calmar su llanto, eso me hizo sentir un poco mal por él.
- K-Kazuto... - llamé
- N-no...me mires - dijo entre tartamudeos.
Con cuidado me subí a su cama y le di un pequeño toque a su hombro para llamar su atención. Él solo se aferró más a su pequeña almohada.
- L-Las niñas... N-no pueden... V-ver a los niños... Llorar. L-los... N-niños no lloran...
Me acosté junto a él y le abracé con cuidado, me sentí muy mal al escuchar esas palabras tan feas salir de la boca de Kazuto.
- Los niños... - dije y pensé un poco lo que le diría - los niños también lloran Kazuto, mi abuelito me dijo una vez que llorar no es malo, es algo normal en nosotros.
- T-Tú.. L-lo dices... P-porque eres... U-una niña - me contestó con sus pocas ganas de hablar.
Lo abracé fuerte y lo acerqué a mí para que logrará calmarse.
- Mi abuelita me enseñó que los abrazos son mejores que las lágrimas.
Sentí como Kazuto se volteó para verme, se acomodó un poco para darme un poco de espacio a mí.
Lo miré a los ojos, aún estaban con lágrimas pero pude ver que lo que había dicho sirvió de mucha ayuda. Se acercó a mí y me abrazó fuerte, yo también le abracé fuerte.
- Yo también he llorado y mis abuelitos me han abrazados por horas hasta que me sienta mejor - le conté un poco sobre lo que hacían mis abuelitos cuando me sentía mal y lloraba.
- Asuna... ¿Te quedarás conmigo hasta que me sienta mejor? - me preguntó un poco más calmado. Pude entenderle mejor.
Lo pensé un poco, no sabía cuanto tiempo me quedaba para que mis abuelos me vinieran a buscar.
- Sí, lo prometo. - respondí de forma positiva. No me importaría lo que me dijeran mis abuelos o mis padres, un nuevo amigo me necesitaba.
[...]
No sé por cuanto tiempo nos quedamos abrazados, lo que sí sé es que mi abuelito me llevaba cargada en sus brazos porque me había quedado dormida, al igual que Kazuto. Recuerdo a ver visto a Kazuto ser cobijado por su madre. No sabía la hora, pero sí vi el cielo que era de un color anaranjado.
Me acomodé un poco en los brazos de mi abuelo hasta que llegamos a su auto, después de eso todo fue borroso, me volví a quedar dormida.
[...]
Días más tarde:
- ¡No ya dejame bajar! ¡Kazuto por favor!
Chillaba una pequeña niña al estar en el puesto de arriba en el pequeño sube y baja del parque.
- ¡Hasta que te retractes! - respondió desafiante.
- ¡Kazuto! ¡Por favor!
La pequeña cabellos naranjas, cerraba sus ojos con fuerza para no ver la altura en la que se encontraba.
- ¡Está bien! ¡Me retracto!
- ¿De qué?
Ésta gruño en respuesta, disgustada por tener que admitir que nadie más que él sería capaz de jugar y estar con dlla
- Nadie podrá jugar conmigo aparte de ti. - musitó, cruzada de brazos.
- ¡No escuché nada! - canturreo el chico en el puesto de abajo.
- ¡Que solo jugaré contigo y nadie más! ¿Feliz?
El pequeño asintió y sonrió con victoria, dejando bajar con cuidado a su mejor amiga, Asuna.
- Eres muy malo Kazuto - se cruzó de brazos, haciendo un chupero en el transcurso.
La sonrisa de Kazuto se hizo aparecer en el momento, se acercó a ésta y la abrazó fuerte.
- No quiero que nadie te separe de mí Asuna, por eso te lo dije
Decirle aquellas palabras hicieron una descarga total de cariño, todo el cariño que Kazuto sentía por su nueva amiga, Asuna Yuuki. Su uníca y mejor amiga.
- Nadie lo hará Kazuto - correspondió al abrazo del peli negro.
Lentamente sus ojos se fueron abriendo, dejando ver su habitación. Otra vez ese sueño.
Su corazón se estrujaba al recordar a esa pequeña niña de cabello de castaños claros y sus ojos color miel. Sus ojos se llenaban de lágrimas, otra madrugada de llanto y melancolía
- Asuna... - musitó Kazuto. Secando sus lágrimas, se levantó de su cama para ir por un vaso de agua.
Era un miércoles 2:35 AM, se dirigió a la cocina, ya le era costumbre levantarse llorando e ir a por un vaso con agua. Todo comenzó desde esa noche, un 31 de diciembre antes de media noche.
- Kazuto - llamó cierta mujer que entraba a la cocina.
- Tía... Disculpa, ¿te he levantado?
Su tono lo delató de nuevo, no era la primera vez que Midori lo encontraba en la madrugada despierto, con los ojos llorosos.
- Ven acá hijo - dijo y extendió sus brazos para recibir a su sobrino en brazos.
Éste se acercó y la abrazó fuerte, rompió en llanto en su hombro. Oírlo desahogarse le hacia sentir mal.
- Kazuto hijo, ya han pasado más de 8 años, no puedes seguir derramando lágrimas por ella - dijo la señora - Ella no volverá.
- Ella... Lo hará - su voz estaba rota por completo.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...