Capítulo 3

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Miércoles 6:35 Am

— ¿Dónde está? ¿Dónde?

Buscaba y buscaba, aquella carta no iba a aparecer por nada en el mundo, él no sabia el triste destino que tuvo esa pequeña carta.

— Kirito, en sí ¿qué buscas? – preguntó Eugeo. Preocupado mirada la hora de su celular, ya que a cierto joven no le apetecía bajar e irse a la escuela.

— Una carta, escrita por Asuna – dijo y siguió armando más alboroto en su habitación, ya qué su madre mencionó que todas esas cartas que le llegaban las ponía en su habitación.

— ¡¿Ella existe?! – preguntó exaltado. El imaginó que habría sido un engaño o algo, pero su sorpresa fue gran ante la respuesta de Kazuto.

Lo único que recibió fue la mirada asesina de su amigo ante la pregunta estúpida que había hecho, éste solo rascó su nuca y desvío su mirada.

El oji verde/azul miro a su alrededor, con pasos lentos se dirigió al escritorio donde su amigo tenía su computador. Miró que encima de la mesa había una carta de color rosa, la letra de ésta era muy bonita. Leyó su contenido, realmente estaba escrito por una chica, una chica enamorada.

— ¡No la encuentro! – exclamó un ya preocupado Kazuto.

Eugeo lo volteó a ver y se acercó a él.

— ¿Qué tal si después de clases te ayudo a buscarla? – opinó con una sonrisa en sus labios. El contrario lo pensó un momento para después soltar un suspiro en derrota y asentir.

(. . .)

Corrían lo más rápido que podían, sino llegaban a tiempo tendrían grandes problemas. Al ya estar cerca de la escuela bajaron la velocidad y lentamente se fueron deteniendo para ir caminando.

Eugeo observó la hora de su celular por última vez y miró que les quedaban 2 minutos antes de que tocara el timbre. Entraron a la escuela y se dirigieron a su salón de clases.

— Oh oh – musitó Kazuto, al observar a una enfurecida Alice. Ya estaba en su faceta 3: ceño fruncido, brazos cruzados y cara totalmente seria.

— Eugeo Colon – se dirigió al mencionado y quedo frente a éste. – me has dejado esperando por ti en la parada de autobús, ¿por qué?

La reacción de éste al recordar lo que habían acordado Alice y él había sido única, terminó por estampar su mano derecha en su rostro. Sus mejillas se habían sonrojado por la vergüenza.

— Alice, perdona me. No fue mi intensión, pero tuve que venir con Kirito por una emergencia.

— ¿Kirito? – volteó su mirada hacia el peli negro. Ahora fue el quien estampó su mano contra su cara.

El timbre fue su salvación, Alice pidió una explicación clara en la hora de almuerzo. Kazuto y Eugeo se dirigieron a sus respectivos asientos.

Saludaron al profesor como de costumbre, acomodándose en sus asientos. Kazuto divisó a Sachi quien le saludo disimuladamente.

El hombre saludó y deseó los buenos días, al estar a punto de dar la clase recordó cierta cosita avisando:

— Casi lo olvido, hoy nos acompaña una nueva alumna. Fue transferida a nuestra escuela, esperamos que la traten muy bien, pasa niña y presentate.

La fémina obedeció y entró al salón con la cabeza baja, un tanto avergonzada de presentarse a muchos desconocidos. Ésta levantó su rostro y dejó salir un suspiro para posteriormente sonreír.

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