Una plomiza tarde reinaba el cielo de Tokio, la jornada de clases había culminado y los alumnos ya habían comenzado con la limpieza del día; Algunos se encargaban de la limpieza de las aulas, pasillos y otros en guardar los balones de los clubes. La refrescante brisa de la tarde indicaba que pronto caería lluvia, algunos terminaron rápido para así evitar ser bañados por las gotas de lluvia.
Los minutos fueron pasando, cada alumno fue tomando camino para regresar a casa, algunos ya preparados para la lluvia, con paraguas o utilizar sus mochilas como escudo y no ser mojados. Cierta castaña claro se encontraba en una pequeña habitación de lavado acompañada de su amiga Alice, por el hecho de que ésta se encontraba lavando su chaleco de uniforme, no fue por mucho tiempo que estuvo con ella ya que la rubia recibió una llamada de parte de su madre, informándole que su hermana menor Zelka había enfermado y que la verían en el hospital, ambas se despidieron, dejando sola por completo a la joven Yuuki, quien al ver que su chaleco ya estaba limpio y casi seco se lo colocó y se dispuso a irse. Su cuerpo se tensó por completo al encontrar el centro estudiantil vacío, juraría que hace un momento se encontraban los alumnos ahí.
A pasos rápidos fue en busca de la salida, siendo sorprendida por un relámpago, la fuerte lluvia calló contra los suelos de la ciudad al retumbar ése último relámpago, era un tormenta eléctrica. Maldijo desde sus adentros al ser tan terca y fiarse en no llevar el paraguas que su madre le había entregado en la mañana, dispuesta a tomar su celular y marcar a su familia, recordó la típica frase de su abuela:
« En una tormenta eléctrica, nunca debes tener algún aparato electrónico cerca, puedes atraer los relámpagos. »
Apagó el teléfono celular y se giró sobre sus talones para esperar a que cesará la lluvia o al menos bajará un poco la intensidad y los azotes de los vientos contra las gotas de lluvia.
- Asuna...
Al divisar y reconocer al joven quien se encontraba en ésos momentos frente a ella, hizó que su ritmo cardíaco aumentará de sobre manera y sus mejillas fueran bañadas por un tono carmesí profundo. Observó como éste sonreía al verla y se acercó lentamente hasta quedar cara a cara.
- Pensé que era el único aquí - musito. Sus ojos penetraban los suyos, con sólo sentir su presencia hacía que su cuerpo cayera rendida a él.
- Yo... Pensé igual - titubeó.
- Ven, vamos. - dijo y tomó su mano para así guiarla al salón más cercano y permanecer ahí.
Mantuvieron sus manos juntas hasta llegar al salón, según él era mejor estar en algún salón para evitar algún resfriado. Su corazón brincaba de alegría al saber que no estaría sola en todo el transcurso de la tormenta, otra razón para amar los días lluviosos. Estar al lado del chico que te hace sentir tan especial y viva.
Asuna:
El tiempo que pasamos en aquel salón fué en lo que menos pensaba en ésos momentos, llegué a quitarme el chaleco que utilizabamos, no soportaba sentir más su tela húmeda y con el chocante y penetrante frío de ésa tarde no me ayudaría en nada. En algún momento de nuestra conversación llegué a tener escalofríos y él se percató de éso.
- No debiste quitarte tu chaquetin - dijo y tomó la prenda, su mirada se dirigió hacia la prenda, mientras fruncia el ceño - está húmedo...
Mis mejillas ardieron por la vergüenza, su mirada se dirigió hacia mí y me preguntó:
- ¿Cuánto tiempo llevas puesto ésto?
- No mucho, pero...
- ¿Por qué está mojado? - su semblante cambió de uno confuso a uno preocupado.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...