Capítulo 48 parte 2

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Delegación de policía. Miércoles 2:30 pm: 

—Muy bien, señor Kirigaya. – habló uno de los oficiales, entrando a la habitación. – Su declaración ya fue dada y se confirmó el suicidio.

La distante mirada del pelinegro seguía presente después de haber sido separado del inerte cuerpo de Sachi.

—Fue un disparo directo al pecho, perdió mucha sangre. Investigamos la escena del crímen y tal parece que  ella recibía mensajes y llamadas de amenazas.

Kazuto asintió como respuesta, sintiendo como la sangre corría a gran velocidad por su cuerpo. La ira lo estaba consumiendo lentamente.

—Escribió dos cartas, la ubicación y una despedida. Tras escuchar la grabación de su celular, no dudamos en comunicarnos con Shinon Asada.

—Shinon Asada... – murmuró, parpadeando varias veces. – Ella... Quiero oír su declaración.

—Lamento comunicarle que eso no será posible, señor Kirigaya. – respondió el oficial. – su testimonio es confidencial. Será informado de cuánta ayuda nos puede ser su declaración.

Asintió, se levantó de su asiento, dando una leve inclinación hacia el hombre oficial. Salió de la habitación dirigiéndose a la salida de la estación de policía.

—¡Kirito-Kun!

Escuchó la voz de su mejor amigo, volteó e intentó tragar fuerte el gran nudo en su garganta.

—E-Eugeo...

—Gracias a Dios estás a salvo. – se acercó lo suficiente para abrazarlo. – todo pasó muy rápido...

—Pude salvarla... – susurró, conteniendo el llanto.

—Ya, Kirito-Kun... – consoló. – No teníamos idea de que Sachi haría una estupidez como esa.

Escuchó como el pelinegro tomó una bocanada de aire y se apartó de el rubio.

—Vámonos.

(...)

Kirito:
El pasar de las horas me estaba volviendo loco, necesitaba la respuesta de los oficiales, necesitaba saber un poco más, el lugar dónde se encontraba mi Asuna.

La ansiedad me estaba consumiendo y la paciencia se me estaba agotando, sabía que Sachi se había unido a la policía, no entendía porqué la tardía de los detectives.

La puerta de mi habitación fue tocada tres veces. Permití el pase y me encontré con Eugeo, una sonrisa triste se dibujó en su rostro al verme.

—La madre de Sachi. – comenzó. – Nos ha invitado al funeral de...

Solté un suspiro lastimero, sentí como mi cuerpo comenzó a temblar con sólo escuchar esa maldita palabra. Tragué fuerte y contuve las ardientes lágrimas que querían escapar de mis ojos.

—Eugeo... – susurré lo más alto que me permitió el horrible nudo que se formó en mi garganta. – No sé si pueda estar ahí presente, no sabiendo que ella es quien estará en esa caja...

—Kirito-Kun. – se acercó a pasos lentos y se inclinó un poco para que quedáramos cara a cara. Yo me encontraba sentado a la orilla de mi cama. – No puedes simplemente evitar esto, sé nunca imaginaste un escenario como este, pero habrá un día donde tendremos que despedirnos de personas tan especiales, queramos o no...

Un quejido escapó de mis labios, limpie con brusquedad las lágrimas que escaparon bañando mis ya húmedas mejillas.

—Y-Yo...

—Shh... – me siseo. Sonrió lo mejor que pudo y se levantó. – Te esperaremos, Alice y yo nos vamos a alistar para el funeral.

Sin más se retiró de mi habitación, cerrando la puerta tras suyo.

Mantuve mis ojos cerrados para evitar el escape de cualquier otra lágrima, recoste mi cuerpo sobre el colchón.

El dolor y la soledad realmente abrazan muy fuerte. El cansancio mental podría derrumbarme en cualquier momento.

«Asuna...»

Ahora solamente necesito de tu suave voz susurrandome palabras reconfortantes sobre mi oído. Tus suaves manos acariciando mi cabello al son de tus palabras. Y tus cálidos brazos acortando cualquier distancia entre nosotros.

Cuanto te extraño y te necesito...

(...)

El llanto, lágrimas y el dolor reinaban en la gran habitación. Las personas esperaban poder darle el pésame a la madre sin consuelo.

Contuve la respiración para no dejarme atrapar por la atmósfera, acomode mi saco y me dirigí a paso firme hacia la mujer quien fue madre de Sachi.

Esta al verme le dió un último abrazo a la persona con quien conversaba y con una sonrisa lastimera se acercó hacia mí.

—Kazuto.

La mujer me abrazó con fuerza, sabía lo que debía estar pensando.

—Mira lo grande y guapo que estás, jovencito. – me halago. – Es triste ver que estás aquí no por mí, sinó por mi bebé.

—Lamento mucho su pérdida.

La mujer mayor tomó mis manos y acarició el dorso de estas.

—Sé que no fuí la única que perdió a alguien muy valiosa... – dijo en un tono bajo, pude ver la tristeza en sus ojos.

Desvíe mi mirada. Sus manos fueron perdiendo el agarre y me sonrió por última vez, para después despedirse e ir a recibir a los demás.

Tomé aire y me dirigí hacia el ataúd donde se encontraba el cuerpo inerte de  Sachi, contuve la respiración y la observé.

« Hola Sachi... » las palabras no podían salir de mi garganta, se quedaban atoradas.

«N-No tengo las palabras para poder despedirme, es duro... Realmente duro, el nudo en mi garganta me está torturando como no tienes idea... »

Remoje mis labios.

«Espero y ahora puedas descansar de tu sufrimiento, que puedas soñar feliz. No debiste de hacerlo, pudimos haber encontrando una salida a todo esto, juntos. Pero ahora, ahora sólo necesito una señal para poder seguir adelante... »

Contuve las lágrimas y abrí mis ojos, no supe el momento donde los había cerrado.

Mi teléfono empezó a sonar, lo tomé y silencie, no me interesaba quien fuera, pero a los pocos minutos después llegó un mensaje.

Decidí leerlo rápidamente, percatándome que era un mensaje del detective.

Detective: “Tenemos noticias.”

Guardé el teléfono y dirigí mi mirada hacia el cuerpo sin vida de Sachi.

« Sachi... Te juro que ese bastardo estará en la cárcel. »

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora