capítulo 4

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Escucharlos reír, verlos abrazarse; le era una tortura sin final. Le fue imposible no seguirlos y verlos tan pegados le hacía sentir una gran ira por dentro.

— ¿A quiénes espiamos? – sus ojos se abrieron como platos y dejó salir un chillido. Con sus manos tapó su boca y observó a la persona que tenía alado, sus ojos divisaron a una hermosa albina.

— Yuna-chan... – musito. Soltó un suspiro al reconocer a la chica.

Ésta sonrió y volteó a ver a quienes espiaba su amiga. Observó a aquella parejita que conversaban alegremente.

— Es verdad, estás enamorada de Kirigaya-kun– dijo la albina en un tono infantil. Sonriendo le, tomó del brazo a la azabache y la acercó a ella para que no la vieran.

— ¿P-Por qué estás aquí, Yuna?

— Pasaba por aquí y noté que mi amiga espía a cierto chico.

— ¿Soy muy obvia?  – preguntó avergonzada. Con sus manos cubrió su rostro.

Solo recibió la risa de la albina como respuesta. Conocía a Yuna desde que fue inscrita en esa escuela, ella siempre fue tan simpática y alegre, alguien en quien confiar.

— ¿Son pareja?  – preguntó al ver la cercanía que tenían los dos jóvenes a lo lejos.

Sachi negó con la cabeza y observó como su mejor amigo susurraba algo al oído de la contraria haciéndola sonrojar. Bajó la mirada, Kazuto nunca se le ha acercado y susurrado algo para hacerla sonrojar de esa manera.

— Tienes una oportunidad – musito.

Levantó su rostro y observó a su amiga. Con solo imaginarse una vida con Kazuto sus mejillas se encendían al rojo vivo, su corazón latía rápido y su respiración aumentaba. Realmente estaba locamente enamorada por ese muchacho. Lo conoció cuando ambos tenían 9 años y con el paso de los años se fue enamorando más y más de él.

Su tarde cambió totalmente al estar conversando con su mejor amiga; le rescató de escenas que no quisiera ver o recordar por un buen tiempo. Detestaba ver como esa niñita riquilla haya llegado a la escuela solo para quitarle a su Kazuto.

Al día siguiente Yuna le pidió que llegará un poco más temprano a la escuela para que pudieran ejecutar el plan que tenía en mente, Sachi no se negó por nada. Al ya estar en la escuela divisaron al peli negro.

— Muy bien. Allá están Kirigaya-kun y Yuuki-san yo me encargaré de distraerlo y tú hablaras con Yuuki-san, ¿okay?

Negó repetidas veces con la cabeza, no sería capaz de hablarle a esa chica por nada en el mundo. Con solo imaginarse que se quedaría muda frente a ella sus nervios aumentaban y Yuna no le ayudaba en nada para controlar eso; observaron que a la conversación se le sumó Eugeo el mejor amigo de Kirigaya, saludando a ambos jóvenes, Yuna pensó por un momento.

— Lo tengo, usaré como pretexto un pedido que me hizo un maestro, para distraer a ellos dos y tú vas con Yuuki-san.

No aprobó el plan ya que Yuna ya se estaba acercando a los tres jóvenes que se encontraban conversando tranquilamente cerca de los casilleros.

— ¡Buenos días!  – canturreo la albina. Los tres sonrieron al verla y le saludaron cortésmente.

— Shigeruma-chan, buenos días – saludó Eugeo.

— Disculpen si interrumpo alguna conversación importante – comentó. Éstos negaron y estuvieron atentos a ella. – solo quería que me los prestaras un momento Yuuki-san

La peli naranja no supo responder a lo que había dicho la contraria. No era necesario que le dijera eso, además ellas ya eran buenas amigas desde hace mucho tiempo.

— Necesito de su ayuda, tengo que llevarle unos cuantos libros a un profesor.

Éstos aceptaron y siguieron a la más baja que caminaba sonriente, mientras tarareaba una de sus tantas canciones favoritas. Con disimulo hizo señas a Sachi, quien vió que Asuna se despedía de Kazuto por el momento. Tomó mucho aire y se dirigió a pasos largos hacia ella, notó que Asuna se percató que iba hacia ella y sus mejillas se sonrojaron. Al ya estar frente a Asuna de su boca no salió una sola palabra coherente, balbuceos o palabras sin sentido.

— Eres Sachi, ¿verdad? – preguntó sonriente.

Se limitó a asentir.

— ¡S-Sí!

Aquella respuesta la hizo reír.

— Kirito-kun me ha hablado mucho de ti – comentó sonriente – tú eres su mejor amiga.

Ella comenzó la conversación, ahora debía hacer las preguntas que Yuna le preparó. No podía expresarse sola así que su amiga fue al rescate.

— K-Kazuto, ¿h-habla de mí? 

— Sí, pero quería hacerte unas preguntas sobre Kirito.

— ¿Kirito?

Las mejillas de Asuna se encendieron a un rojo carmesí. Olvido por completo que nadie más que Eugeo y Alice conocían la razón del apodo, debía evadir o mentir sobre el apodo.

— E-Es un sobre nombre, no te preocupes – dijo y alzó sus manos.

— No es la primera vez que escucho ese apodo – musito cabizbaja– ¿U-Ustedes son algo?

Aquella pregunta la hizo sonreír. Recordar la cita que tuvieron  el día anterior hacia que su corazón saltará de mucha emoción, su mirada se desvío por unos segundos y tomó aire para poder explicarle el favor que necesitaba de Sachi.

— No oficialmente, pero por eso necesito tú ayuda Sachi. Quiero confesarle mis sentimientos a Kirito-kun. Hicimos una promesa hace mucho tiempo y quiero cumplir la.

[...]

— ¿Le vas a ayudar?

Su plan se había ido por el caño al ver que Asuna necesitaba la ayuda de Sachi, ahora pasaría menos tiempo con Kazuto sí ella llegaba a confesarle sus sentimientos y Kazuto corresponde a ellos.

— No lo sé... – musito. Se encontraban dentro del baño de niñas, Sachi no tenía intensiones de salir del cubículo.

— Lo tengo. – comentó – conoces a Kirigaya-kun al cien por cierto, ¿no?

— Sí... Memorice cada gusto y disgusto de Kazuto.

— Utiliza esa información para que declares tú amor a Kazuto. A los chicos les gustan las mujeres atentas y detallista.

Aquello la hizo pensar el cada cosa que podría hacer para ganar a Kazuto, funcionaria a la perfección. Salió del cubículo y abrazó fuerte a la albina para salir del baño. No sería fácil hacer las comidas preferidas del peli negro.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora