—Toma, cariño – extendió la mujer.
Esta tomó la taza de té y agradeció por él. Sonreía emocionada al tener el honor de conocer a los abuelos de su mejor amiga.
—Gracias.
Se sentía un poco nerviosa por el hecho de Asuna no se encontraba en la habitación. Más bien, patio. Sólo ella y los dos abuelos de la castaña.
—Y ¿cuándo ocurrió?
Parpadeo dos veces al darse cuenta que se había quedado sumergida en sus pensamientos. Tamborileo la pequeña taza con sus dedos y llevó esta a sus boca para beber del contenido.
—¿Ocurrió... – preguntó algo confundida.
La anciana tomó asiento frente a la rubia y junto a su esposo. Este dejó aún lado su periodico y miró a la chica.
—La pérdida de memoria, pequeña.
Habló el mayor. Alzó sus cejas al ya entender la pregunta de la mujer. Carraspeo un poco incómoda, tomó aire para poder comenzar la pequeña historia.
—Fue por un juego...
Comenzó a relatar la historia a base su criterio, sabía que tenía que ser sincera con ellos, eran los abuelos de su mejor amiga, ellos fueron los que formaron mayor parte de su vida y debía contarles lo que le ocurrió a su nieta.
Le tomó un poco de tiempo explicar algunos detalles, omitiendo algunos, para no incomodar los o despertar alguna duda que vaya a pasársele de las manos.
—Aún estámos buscando la forma de que todo este infierno se resuelva...
Las cálidas manos de la mujer mayor acariciaron las suyas, alzó su mirada avergonzada. Estos se encontraban sonriendo de forma calma.
—Permiso – habló otra persona que no se encontraba en la conversación.
—Kazuto-kun.
La mujer mayor al escuchar el nombre del recién llegado, no dudó dos veces en levantarse y darle la bienvenida.
Este la recibió con abrazo.
—Kazuto... Mírate lo mucho que creciste – halago la mujer. Este sonrió.
—Y parece que la belleza de los Yuuki no desaparece aunque ya sean mayores.
La mujer rió ante tales palabras.
—No haz cambiado nada. Siempre buscando la forma de ganarte a los demás.
Este rió ante el comentario de la mayor y se acercó para saludar al esposo de esta, quien sonrió dándole una cálido abrazo.
(...)
—No sabía que ibas a venir, Kazuto...
Este tomó la taza de té que tenía frente suyo y bebió del té de flores que le había servido la abuela de la castaña.
Lograron conversar un momento cuando los abuelos de la castaña se adentraron a la mansión Yuuki para conversar un momento con los progenitores de esta.
—Yo tampoco hasta hace una hora, mi madre me notificó que ellos habían llegado de visita, así que supuse que estarían acá...
Alzó ambas cejas la rubia al escuchar cómo fue que el peli negro terminó llegando a la mansión Yuuki.
—Oye... Y ¿qué hay de su relación? Los he mirado un poco...
Pensó en sus palabras para no sonar hiriente.
—Distanciados, lo sé – éste dejó la taza sobre el pequeño plato que lo sostenía.
La rubia observó con empatía la reacción de su amigo. Este no despegaba su mirada del té y sus dedos acariciaban lentamente la hermosa taza blanca.
Suspiro cerrando momentáneamente sus ojos. Se podía ver en su rostro la frustración y el dolor. Una expresión que Alice no veía en el pelo negro desde hace unos meses atrás, antes de que Asuna apareciera. Su mente debería estar pasando un tormento terrible igual a ella o mucho peor que ella.
—La extraño... – musito. Al abrir sus ojos logró mostrar cómo estos se encontraban al volver del llanto.
—K-Kazuto-kun...
Cerró con fuerza sus ojos, intentando cesar las lágrimas. Tragó fuerte y tomó una gran bocanada de aire.
—Ya no es lo mismo... No puedo hablarle de la misma manera de antes, abrazarla o siquiera besarla; si intento tener un mínimo acercamiento con ella sus ojos me demuestran el miedo que la invade al no saber cómo responder o reaccionar.
Esta aguardó silencio escuchando cada palabra que salía de la boca de su amigo. Sus expresiones eran mínimas pero entendibles.
—T-Tengo miedo, Alice... Si no encontramos solución a todo este problema... Y-Yo...
Un sollozo escapó de sus labios, sus manos rápidamente fueron a secar las escurridizas lágrimas que habían escapado de sus ojos.
—N-No quiero perderla... No otra vez.
(...)
—Lo lamento, Alice-san. Por no haber pasado tiempo contigo y dejarte con mis abuelos toda está tarde.
Se inclinó avergonzada.
—No te preocupes, Asuna-sama. De igual forma Kazuto-kun fue quien se llevó toda la atención – rió nerviosa.
Esta llevó su mirada hacia el mencionado, quien conversaba con aire alegre con su abuelo, alzó ambas cejas un poco sorprendida.
—Nos vemos mañana, Asuna-sama.
Se despidió la rubia, tomó sus zapatos y le dió un fuerte abrazo a su amiga antes de ponerse estos e irse. La castaña sonrió al ver a su amiga alejarse, se sentía muy apenada al no haber podido pasar tiempo con ella, siendo ella misma quien insistió en que la rubia llegará a su casa a conocer a sus abuelos.
—Hola...
Le habló una voz tras suyo. Volteó a ver, encontrándose con el peli negro, sonrió tímida al verle a la cara.
—Hola, Kazuto-kun.
Ella había olvidado su apodo.
—¿Podemos hablar afuera un momento?
Asintió como respuesta. Ambos salieron de la mansión, adentrándose al patio de enfrente de esta, un hermoso patio.
Al voltear se su cuerpo fue atrapado en su firme abrazo. Logrando escuchar las fuertes palpitaciones de su corazón, sus mejillas se tiñeron en un tierno carmesí.
—K-Kazuto-kun...
—Te amo Asuna.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...