Capítulo 57: FINAL.

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Kirito:

No podría negar que durante varios años existieron las aparentes dudas de qué pasaría mañana. Muchas veces deseaba abandonar todo y simplemente rendirme.

Puedo observar ahora mi pasado y aunque parezca increíble, no me arrepiento, muchas cosas ocurrieron en el trayecto de mi crecimiento como persona y aprendí a mejorar con el pasar de los años. Habían recuerdos tan importantes con Asuna que apesar de la tormenta son tan preciados, los guardo en mi corazón y mi memoria con anhelo.

En reiteradas ocasiones me dedicaba a observar mi anillo de bodas y sonreía inconscientemente, recordando aquella tarde, en el recuerdo permanente de cómo uniría mi vida junto a mi primer amor, mi único amor. Asuna Yuuki.

¡Qué se diviertan! – escuché a la lejanía a Asuna despedirse de Alice y Eugeo.

Quienes habían venido para llevarse de campamento a nuestra pequeña Yui. Terminé de organizar los documentos que tenía en mano y observé sobre la ventana.

Con el pasar de los minutos pude escuchar los pasos de Asuna acercarse a la habitación.

— Kirito. – llamó con suavidad.

Volteé a verle con curiosidad.

— ¿Qué pasa? – pregunté, ella se acercó hasta tomar asiento sobre mis piernas. – ¿Cariño..?

Se recostó sobre mi hombro y cerró los ojos con serenidad. No mencionó absolutamente nada en el transcurso de varios minutos.

— Estuve soñando. – empezó luego de minutos de silencio.  – No fueron buenos recuerdos...

Mantuve silencio a la espera de que prosiguiera, acaricié con lentitud su lacio y castaño cabello, mirando con detenimiento sus afeminados y suaves facciones.

— Recuerdos que lo involucran a él.

— No es necesario que me lo digas en voz alta si eso te abruma. – le dije en cambio, mirando su mirada tan perdida.

— Yo... Quiero hablarlo contigo. – afirmó, entonces guardé silencio, sus palabras parecían atoradas en su garganta, así que solo detuve mis caricias. – Kirito.. ¿Por qué sigues a mi lado después de todo lo que ocurrió entre nosotros..?

Para ser realista, jamás esperé tal pregunta en ese momento, sin embargo ya estaba preparado para dar alguna respuesta a esa pregunta o parecida a esa.

— ¿Por qué tan derrepente tienes curiosidad?

— No es curiosidad. – dijo en cambio, acomodándose sobre mis piernas. – Yo...

Tragó en seco y cerró los ojos, respirando hondo.

— Tengo miedo a que despertar y siga atrapada en aquella habitación, que tú solo seas un recuerdo doloroso. – hipó entre pequeñas respiraciones, a punto del llanto.

Remojé mis labios, tomando una de sus manos, colocándola sobre mi mejilla con sumida calma. Estreché mi agarre sobre su cintura y la atraje más contra mi pecho, abrazándola.

— No soy un sueño, Asuna. – murmuré mirándole con determinación. – Estoy aquí junto a ti, soy tan real como las gotas de lluvia tras una larga sequía. Puedes sentirme, puedes tocarme... Puedes dormir en paz y cuando despiertes seguiré aquí.

Besé con ternura el dorso de su mano y ella se abrazó a mi cuello con fuerza.

— ¿Por qué..? – susurraron sus temblorosos labios.

— Porque te amo. – interrumpí su pregunta, acariciando su espalda. – Porque cada latido de mi corazón te pertenece y haría todo por verte reír una vez más. Y si tuviera que irme un día, tu corazón no debe estar en aflicción porque volvería a ti, una vez más.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora