Capítulo 16 2/2

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Asuna:
Los latidos de mi corazón iban aumentando, el miedo me estaba invadiendo por completo. Me mantuve quieta todo el tiempo y no pronuncié ni una sola palabra. Sujetaba con fuerza la faja de mi bolso pequeño y rezaba por mi vida.

Fui guiada a una zona que desconocía de aquel parque, mi cuerpo comenzaba a temblar del miedo, no me permitió verle el rostro y el ambiente no me favorecía en lo absoluto; nos detuvimos, con mi mano en mi bolso intentaba buscar el gas pimienta que me había entregado Eugeo-kun días atrás.

— Por favor querida, sacá tu hermosa mano de tu bolso y dame lo – ordenó. Mal dije desde mis adentros –. Ahora.

Aprete con fuerza mis puños y le entregué mi bolso, obviamente sin voltear a verle, no quería arriesgarme.

— ¿Q-Qué...quieres?

Maldición. Maldición. Maldición. No paraba de titubear, escuché como soltó un suspiro, ya debía saber que estaba muy nerviosa.

— A ti.

Sentí como se apegó a mi cuerpo, cerré con fuerza mis ojos, sintiendo como su nariz vagaba por mi cuello y hombros.

— Tu olor... – susurró lentamente. Mis manos temblaban, estaba paralizada del miedo –. Cuantas noches soñe con poder inhalar tu olor...

¿Por qué no podía hacer nada?
Cuando supe que estaba detrás mío, colocó contra mi costado, la boca de fuego del arma que cargaba. Amenazó en disparar si no obedecía o intentaba algo.

Su mano libre rodeó mi cintura, apegandome más contra él. Hizó a un lado mi cabello, estaba trenzado. Y sentí su lengua chocar contra mi piel, chille ante el tacto, me sentía asqueada, sucia.

Mi mente sólo pensó en él, quería llorar y pedirle ayuda, gritar lo más fuerte que podía y llamarle para que viniera a mi rescate.

« Kirito-kun... »

— Yuuki Asuna... – susurró nuevamente. Levantó lentamente la falda de mi vestido –. Está noche serás mía.

Me negaba a saber éso, me negaba a ser abusada por un enfermo, me negaba a no estar en los brazos de Kirito.

¡me negaba a ésta maldita realidad!

Una realidad donde Kirito ya no estaba conmigo, una realidad donde me sometía a un total desconocido y a no poder defenderme. ¡Me negaba!

— D-Déjame ir... – dije casi en un susurró, estaba a punto de sollozar.

— Serás mía. Ahora cállate. – ordenó apuntandome el arma en la cabeza.

— No, no lo será. Ahora suelta la, Shouichi.

Su fuerte voz se escuchó atrás de nuestras espaldas, mis ojos se inundaron de lágrimas al saber que Kirito había venido a mi rescate.

— Ó ¿prefieres que te diga Zaza?

Narrador:
Una risa amarga escapó de sus labios. Bajó el arma y dió media vuelta, encontrándose con Kazuto. Sus miradas se conectaron expresaban sentimientos diferentes: “odio y diversión”.

— Kazuto... – musito el contrario. Tomó el arma y la guardó sobre su pantalón, en la  cintura.

— No permitiré que le hagas más daño a mi novia.

Fue directo, remarcando la frase “mi novia”. La castaña volteó a verlos, sus ojos se encontraban cristalizados. La vista del pelo negro volvió hacia el hombre quien atormentaba a su castaña, a su amada Asuna.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora