Capítulo 21

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Kirito:
¡Lo mataré! ¡Lo voy a matar!

— ¡Separense ya! – gritó Eugeo, empujando nos.

Aprete mis puños, limpiando mi adolorido labio que sangraba en ese momento. Escuché como reía.

— ¿Kirito está enojado? – preguntó con sorna.

— Por favor ya cállate, Hayashi-kun.

Pidió el rubio, quien sostenía mis hombros. Al verme ya más tranquilo me obligó a sentarme y a seguir con mi trabajo.

Escuché como el simio frente a mí, tomaba su celular y le marcaba a alguien, lo ignore. Eugeo por su parte se  levantó para intentar quitarle su celular.

— Hola, muñeca – saludo. Imite su estúpida voz en voz baja –. Realmente nada, sólo estoy con el fracasado de tu novio, ah y Eugeo.

Hasta aquí.

Asuna:
Decidimos ir a la casa de Yuna-chan, no estaba tan lejos de la escuela y su padre se mantenía fuera de casa, podríamos trabajar en total silencio.

Reíamos algunas veces al ver lo inmadura que podía llegar a ser Yuna,  había puesto a un volumen “moderado” la música que escuchábamos, habían momentos en donde se ponía de pie y cantaba a todo pulmón. En casa yo nunca podría hacer eso, sería castigada de inmediato.

Noté por primera vez que Sachi reía sinceramente y no aquellas sonrisas falsas que ella entregaba a veces. Terminó la canción y una nueva comenzó a sonar, la reconocí al escuchar aquel piano, era catch the moment. Un agudo y emocionado grito me asustó, la emoción de Yuna era inigualable, tomó a Sachi de las manos y la obligó a pararse.

— ¡Ven canta conmigo!

Al ya estar las dos paradas, Yuna comenzó a menear su cuerpo y tomó un bocado de aire.

¡Bebí el suspiro que había dejado salir! – se detuvo en seco, dejando que Sachi siguiera.

El pesar dejó un sabor amargo detrás... – susurró avergonzada.

Reí ante su tímida reacción. Su mirada chocó contra la mía y sonreí sinceramente.

¿Por qué? Nunca puedo decir lo que más importa...

La puesta del sol, en el horizonte espera ya~ – seguí el canto, utilizando el lápiz que tenía en mano como un “microfono”.

Yuna aplaudió rápidamente y siguió cantando, alentando nos a cantar junto a ella.

¡Pero debo cortar este destino del que ya estoy harto! Quiero... Comenzar de nuevo una vez más, ¡quiero volverte a ver!

Cantamos al unísono, Yuna y yo dejamos a un lado la vergüenza y cantamos con entusiasmo, pero Sachi se mantenía cantando de forma tímida.

Al terminar la canción reímos, nunca canté así con alguien, escuchando la canción a todo volumen y fingir que cantaba con un micrófono improvisado. El ringtone de mi celular sonó y me levanté de mi lugar para ir a buscar mi teléfono a mi bolso, noté que el número era desconocido dudé si en contestar. Con mucha fuerza de voluntad contesté la llamada, deseando a que no fuera Shouichi.

— ¿Hola?

Hola, muñeca.

Reconocí su voz, muy confundida no decifre como alguien como él tenía mi número de teléfono.

— Hayashi, ¿cómo conseguiste mi número?

— Realmente nada – evadió mi pregunta.

Yo no le hice esa pregunta.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora