Eugeo:
Leía detenidamente cada mensaje de la conversación, me detenía algunas veces para ver de reojo a la oji ambar que se encontraba frente a mí, tomando un té de flores.
Los mensajes no eran para nada bonitos, definitivamente era un acosador, y no de los que memorizaban que es lo hacías todos los días, se trataba de un acosador con intenciones que serían perjudiciales para mi amiga. Seguí leyendo la conversación, encontrando me con lo que menos esperaba, dejé el celular a un lado y tomé las heladas manos de mi acompañante, quien al sentir el calor de mis manos dirigió su mirada hacia la mía, sonreí lo mejor que pudo, dándole a entender que vamos a resolver todo esto.
— No tengas miedo – comencé, acaricie sus nudillos, su mirada me lo decía todo, todos esos mensajes ya tenían tiempo –.Pero, ¿por qué no lo has bloqueado?
— Ya lo había hecho... – susurro, logré leer sus labios, aquello me aterro –. Muchas veces... Pero sigue buscando me, pero con diferentes números
Asentí lentamente, llegó la mesera con nuestros postres, solté sus manos y le permití a la mujer colocar los platos frente a nosotros, posteriormente se inclinó y se retiró. Tomé el tenedor que había puesto la mujer anteriormente y tomé un trozo de la rebanada que había pedido y la llevé a mi boca.
— No le digas nada a Kazuto-kun – dijo de la nada, provocando que me llegara a atorar con el pequeño trozo –. Por favor...
Golpee mi pecho con mi palma derecha y tomé la taza de té para tomar de ella y tratar de tranquilizar mi agitada respiración.
— ¿Q-Qué? – pregunté confundido –. ¿Kazuto-kun no sabe nada de esto?
Negó con la cabeza, cerrando sus ojos levemente. Eso era MUY MALA señal, creí que ellos no se guardaban secretos, aún si fueran los más difíciles de contar; Kazuto-kun es mi mejor amigo, no sé si podría ocultarle un secreto así, no sabía quien estaba cometiendo el error en ése momento.
— ¿Por qué?
— Tengo mucho miedo...
— ¿Miedo a Kazuto-kun?
Negó nuevamente. Tenía un muy mal presentimiento de todo esto.
— Miedo a lo que pueda pasar.
(...)
— Aquí está bien, Eugeo-kun – dijo y se volteó entre sus talones. Sonrió de la mejor manera que pudo.
— No hagas éso, por favor – pedí mirándola a los ojos, la atraje contra mi pecho, para abrazarla con todo el cariño que le tenía –. Tendré tu teléfono por ésta noche, mañana comenzaré a hacer investigaciones.
Asintió ante lo que dije y lentamente se separó de mí, leí en sus labios un sincero gracias.
— No le diré nada a Kazuto-kun.
Sonrió tristemente y caminó hasta el gran portón que daba entrada a su hogar, me mantuve parado ahí hasta que no la ví más. Guardé el celular de ella y me dirigí a mi hogar, con un gran desorden mental. Hoy fue un largo y agotador día.
Llegué a casa, avisé mi llegada y directamente me dirigí a mi habitación, hechando todo mi peso en la colchoneta; compartía habitación con mi hermana menor, por el simple hecho de que mis padres ya no querían que Sulinea siguiera entrando por las madrugadas a su habitación mientras dormían.
— Bienvenido, hermano – saludó la fémina con una sonrisa en sus labios. Se encontraba jugando en la pequeña laptop que mis padres le habían regalado recientemente.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...