- ¡Pensé que todo estaba perdido! - exclamó Asuna, moviendo sus manos para darle más emoción a lo narrado -. Pero no fue así.
Las risas de Alice y Liz se hicieron presentes en la conversación, ver como su amiga se expresaba de una manera tan alegre les causaba ternura al reconocer que parecía una pequeña niña enamorada. Se mantenían conversando en los pasillos cercanos al salón de clases para así cuando sea momento de entrar solo debían caminar poco.
Unas escurridizas manos obstruyeron que la fémina viera claramente, ésto le provocó un pequeño susto, pero al instante ésta dirigió sus manos a las del encargado de que no pudiera ver momentáneamente.
- ¿Quién soy? - preguntó de forma coqueta y directa, aquella voz que la hacía suspirar.
Su sonrisa apareció al reconocer aquella hermosa y varonil voz de su ahora pareja. Acarició sus dedos y las bajó lentamente, volteando sobre sus talones y posicionando sus manos sobre los hombros del contrario.
- Kirito-kun - dijo y dirigió su total atención al mencionado y éste sonrió, posando sus manos sobre la cintura de contraria.
- Buenos días, novia mía.
Su sonrisa era tan perversa que las mejillas de ésta no tardaron en arder al rojo vivo, bajó la mirada y sonrió de la misma forma. Ése juego lo pueden hacer dos.
- Buenos días, novio mío - repitió sonriente. Recibió la sonora risa del contrario que rápidamente depósito un casto beso sobre los labios de ésta -. Suena perfecto si sale de tu boca...
Sus brazos la atraparon en un pequeño y firme abrazo, ésto la hizo suspirar y correspondió con gusto.
- ¡No frente a los pobres! - dijo la castaña oscuro tras ellos. Alice y Eugeo rieron ante su comentario.
Éstos al salir de su burbujas rieron y lentamente se separaron, mirando a sus amigos que igualmente sonreían.
- Oficialmente ustedes son pareja - comenzó la castaña, mostrando una sonrisa consigo.
- No del todo - respondió el pelo negro -. Aún debemos hablar con nuestros padres para hacerlo oficial tanto entre amigos y familiares.
- Buena suerte con éso, niño.
Sentenció Alice, causando las risas de los presentes. Ésta volteó la mirada hacia el pasillo, manteniendo su semblante serio aclaró su garganta y cruzó sus brazos.
- ¿Sucede algo, Sachi?
La mirada del resto se enfocó en la mencionada, el tono que había utilizado la oji azul fue directa y crudamente indiferente hacia la azabache.
- ¿U-Ustedes son pareja? - su tono fue frágil. Sus ojos se habían cristalizado en su totalidad.
- Pueden dejarnos solos, por favor - pidió el peli negro observando a sus amigos que asintieron ante su petición. Besó la frente de la castaña y ésta se fue junto a sus amigos.
A pasos largos se acercó a la fémina quien mantenía su mirada baja. Cerró sus ojos y suspiró de forma pesada.
- Sachi, sé lo que le hacías a Asuna.
Habló de forma directa, Sachi levantó la mirada, dejando ver sus humedecidas y avergonzadas mejillas. Al observar la mirada del contrario su llanto estuvo por escapar, nunca imaginó ver aquella mirada fría hacia ella.
- Y-Yo...
- No necesito explicaciones Sachi. Tus acciones me demuestran lo eres en realidad - dijo y una de sus manos se posicionó sobre su sien acariciandola levemente - y me decepciona totalmente. Creí conocerte... Siempre supe de tus sentimientos hacia mí, no dije nada al respecto porque esperé a que tú lo hicieras, pero nunca iba a poder corresponder y te orillaste a lastimar a alguien que no tiene nada que ver contigo.
Sus palabras eran duras, sus lágrimas caían como una lluvia abundante, realmente cambió por ganarse el amor de alguien que no la veía como alguien más que una amiga.
- Me odias... ¿Verdad? - dijo y apretó sus puños intentando calmar su llanto -. Fue muy estúpido lo que hice, lo sé..
- No te odio, pero me tranquiliza saber que reconoces tu error... Hasta que logres aceptar a Asuna, volveremos a ser amigos...
No dijo más, solamente caminó por el pasillo hasta perderse de su vista, realmente había arruinado todo... Por sus estúpidos celos y su ambición de tener a Kazuto solo para ella sola.
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Hilo rojo
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper" Una simple leyenda... Una simple leyenda ha unido a d...