Capítulo 39

858 52 5
                                    

Narrador:
El transcurso del viaje había agotado a la castaña, quien descansaba en el asiento de copiloto, su prometido conducía tranquilamente, repetidas veces volteaba a ver a la fémina que dormía de forma tranquila. La carretera iba vacía, eso significaba que ya estaban cerca del pueblo.

Al entrar al pueblo logró ver una pequeña cafetería, moría de hambre y era muy probable que su prometida también, se estacionó y salió del auto, rodeó el auto y abrió con cuidado la puerta de copiloto, para no asustarla. Sonrió al verla, se incó un poco.

—Asuna... – llamó en voz baja. – despierta, hermosa.

Esta se removió en su lugar. Negó con su cabeza y le dió un pequeño toqué a la mejilla de esta, para después darle un pequeño pellizco. Abrió lentamente sus ojos totalmente somnolienta.

—Kirito-kun... – musitó. – ¿Dónde estamos?

—En el pueblo, llegamos hace unos minutos. Moría de hambre así que paré por un momento aquí.

Esta dirigió su mirada a la cafetería, desabrocho su cinturón incómoda.

—Necesito ir al baño

Este asintió y se levantó para darle espacio a su prometida, esta salió del auto y tomó la mano del peli negro para adentrarse al establecimiento.

Kirito se dirigió a una mesa mientras que la contraria se dirigió al baño de damas. Al entrar cerró con llave y tapó su boca, náuseas.

Al no poder contener las náuseas devolvió todo lo que se encontraba en su estómago. Al terminar tomó una servilleta y limpió sus labios, salió del cubículo y se dirigió al lavamanos. Enjuagó su boca con agua y mantuvo su peso con ambas manos sobre el lavamanos.

—No debí comer eso en el desayuno...

Levantó su mirada y vió su reflejo en el espejo, suspiro y dió una sonrisa, para cerrar el grifo y salir. Buscó con la mirada a su peli negro, al verlo se acercó y tomó asiento frente a él.

—¿Todo bien, Asuna? – preguntó con el ceño fruncido. – Te ves pálida.

—Estoy bien, el calor del día y la duración del viaje sólo me revolvieron el estómago.

—Si te sientes mal, puedo cancelar la orden e ir a algún hospedaje

—No, tranquilo. Por el momento sólo necesito hidratarme – dijo y tomó las manos del contrario, este hizo una mueco con sus labios y asintió en derrota.

(...)

Kirito:
La actitud de Asuna no me convenció por completo, por el momento se encontraba observando por la ventana, seguimos el camino, ya nos faltaba muy poco, al llegar detuve el auto.

—Selka me dibujó la forma y color de la casa, supongo que es esta – dije y apague el motor del auto.

Voltee a verla, ella asintió y ambos desabrochamos el cinturón de seguridad. Bajamos del auto, ya había pasado medio día, el calor de la tarde chocó contra nuestros cuerpos, era totalmente abrumador el calor que hacía en este pueblo.

Nos dirigimos a la puerta principal, podía sentir como el palpitar de mi corazón chocaba fuerte contra  mi pecho. Sentí como mi mano fue tomada, voltee a ver a Asuna, debía sentir lo mismo que yo.

Teníamos la gran esperanza de haberlos encontrado, sinó este viaje había sido en vano y solamente provoqué que Asuna se sintiera mal.

Toqué la puerta, tomé aire con mi boca y la contuve.

«Por favor... »

La puerta en unos segundos fue abierta, dejando ver el cuerpo de alguien de casi la misma altura que yo, vestía de azul.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora