Capítulo 17

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La impaciencia estaba acabando con ella, escuchaba cada palabra que salía de la boca del joven que tenía en frente; eran otras de las citas que su madre planeaba para ella, estaba harta.

Suspiro, cerrando sus ojos.

— Kai, ¿verdad? – habló con una media sonrisa. Este asintió sonriente.

Llevó un mechón de su cabello tras su oreja y carraspeo un momento, para después levantarse de la mesa.

— Lamento irme de esta forma, pero tengo cosas que atender – dijo con un tono serio. Arregló su vestido y dió media vuelta dirigiéndose fuera del restaurante.

— Claro, nena – dijo el castaño y arregló su cabello, levantándose de igual forma –. Puedo llevarte a casa en mi limusina.

— Traigo el mío, gracias.

No dijo más y se dirigió a la puerta del restaurante, dejando solo al chico que la acompaño por 3 horas en aquel lujoso restaurante.

Caminó hasta llegar frente al restaurante, donde la esperaba un hombre de traje junto a una pequeña, pero elegante limusina. Este le abrió la puerta y la cerró ya cuando la fémina entró.

— Gracias por venir por mí – dijo la castaña con un semblante serio. Acomodó su vestido para sentarse cómodamente.

El hombre a su lado la miró de reojo y carraspeo – Muestra mucha piel, ¿no crees?

Rodó sus ojos molesta y llevó su largo cabello a un solo hombro.

— Mamá escogió este vestido para mí, para la cita de hoy.

— ¿No tenías novio ya?

— Lo tengo, pero mamá sigue insistiendo con todo esto – suspiro y se quitó sus tacones arrojándolos a un lado.

— ¿Él sabe sobre todo ésto?

— Haces muchas preguntas, ¿no crees?

Guardó silencio, su hermano ni ella dijeron palabra alguna.

Desde el arresto de Shouichi Shinkawa, su madre le había prohibido las salidas en su totalidad, solamente tenía acceso a su tablet o computadora y siempre que saliera a algún lado debía llevar algún guardaespaldas con ella.

Suspiro en derrota.

— Él... Él no lo sabe – dijo y posó una de sus manos sobre sus rodillas –. Ya hablé con papá y arreglará todo esto.

— Estoy arriesgando me, Asuna – dijo y volteó hacia su hermana –. Tú y yo sabemos que estas citas son para nada más negocios... No debes dejar te manejar por mamá, ni por nadie. Eres una Yuuki.

Fueron las palabras que le dijo su hermano antes de llegar a la mansión Yuuki. Este miró su reloj y ambos esperaron a que el auto parara.

— Yo me haré cargo de todo, tú sólo sígueme el juego, ¿okay?

— Sí – sintió y ambos bajaron cuando le puerta fue abierta.

Su mano fue jalada en dirección a la mansión, esta llevaba en manos sus tacones. Al adentrarse a la mansión se encontraron a una furiosa Kyouko, quien se encontraba cruzada de brazos y con una de sus cejas levantadas.

— Kouichirou, no te esperaba en casa a estas horas del día – dijo su madre quien se acercó a ellos.

— Lo mismo digo para ti madre, se supone que deberías en estos momentos dar tus clases – dijo y volvió a ver su reloj –. De igual forma habló para mi hermana, debería de estar en la escuela en estos momentos.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora