Capítulo 27 EXTRA.

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Ah petición de @DRAXYT acá el extra.

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El peso de alguien al lado suyo la hizo despertar, sonrió de lado al verlo. Su semblante era serio, su sonrisa de borró por un momento.

Lamento lo que pasó. Me dejé llevar por el momento – la miró por unos segundos. Suspiro apenado.

Sus mejillas se tiñeron de un color rojo carmín al recordar lo que había ocurrido hacía unas horas atrás. Acarició el dorso del contrario llamando su atención, se acomodó en la cama dejando espacio para él, este al ya recostarse sobre la cama, la miró a los ojos.

No tienes porqué pedir disculpas.– dijo en una sonrisa. Tomó ambas manos de él –. También me dejé llevar por el momento, pero fuimos precavidos en todo momento.

Sus mejillas lentamente se iban poniendo cada vez más rojas.

A-Aún estoy algo sorprendida porque trajiste preservativos...

Este rió al ver como su novia llegó al límite de rubor en sus mejillas. Acarició lentamente con sus pulgares las manos de esta.

Te amo, Kirito-kun.

Yo también, Asuna.

Sus ojos se cerraron por un momento. Disfrutando del momento que tenía con él. Después de lo ocurrido su corazón todavía llegaba a latir de una manera feroz, eso la hacía feliz. Sentir aquella adrenalina la hacía sentir tan viva y capaz de romper cualquier regla.

Sus oídos presenciaron un gran silencio, un silencio que no le gustó. Abrió sus ojos confusa, viendo todo su alrededor negro, nada había frente o al lado de ella. Sólo ella y la nada.

¿Kirito-kun?

Su voz hizo eco. Intentó moverse, pero algo llegó a impedírselo, dejándola a la deriva. El rápido palpitar de su corazón resonaba en su cabeza; cerró sus ojos intentando encontrar o imaginar algún refugio.

«¡Soy el Rey del mundo y tú mi Reina!»

«Me convertiré en un caballero para protegerte para siempre, Asuna...»

¡Y se comió a todos sin excepción!

¡Basta, Kirito-kun!

Tranquila... Si ese monstruo llegará acá, yo estaré para protegerte...

Todos sus recuerdos fueron apareciendo tan rápido...

Despertó del sueño, tomando su cabeza, un inminente dolor se presentó en su cabeza.

Intentó meditar su sueño, pero, sólo pequeños fragmentos viajaban por su mente, así como sus recuerdos.

(...)

—¿No piensas bajar, señorita?

Preguntó una ya enfurecida Kyouko, miró nuevamente su pequeño reloj de mano y tocó una vez más. Al no recibir respuesta abrió la puerta.

Sintió su sangre hervir al ver a su hija aún en pijama. Tomó aire para tranquilizarse y se acercó con aire amenazante hacia ella.

—¡Asuna Yuuki!, ¿sabes la hora que es, señorita? - su tono fue fuerte.

Hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora