Capítulo 36

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Al despertar lo primero que hizo la joven fue buscar a su esposo, durante la madrugada lo había sentido y aunque el sueño era más grande sabía que había tenido una conversación con él, era consiente de que no había sido un simple sueño lo que sucedió así que le fue extraño despertar sin él pero aún así no perdió el tiempo y llamó a las sirvientas para prepararse.
Mientras bajaba las escaleras la joven escucho como el mayordomo parecía hablar con alguien ella se acercó pues parecía que las cosas estaban entrando a una discusión, al acercarse miró al gran archiduque Sebastian, su padre.

—Saludos al Archiduque de...

— ¿Por qué tanta formalidad? Que acaso no es natural en una hija el recibir a su padre con un abrazo.

-Lamento si mi comentario le ofende archiduque pero no lo considero mi padre.

-Entiendo tu respuesta después de todo fue una completa revelación... Eres tan parecida a tu madre Eleonor.

Miu guardo silencio pensó que ya había sido muy grosera al negar el hecho de ser su hija tampoco quería hacerlo con su nombre por lo que solo se mantuvo en silencio.

-La gran duquesa de Denforth, ¿no me invitará a pasar?

-Estaba a punto de tomar el desayuno espero que sea de su agrado.

-Todo será delicioso al lado de mi hija.

La joven solo ordenó servir el desayuno se dirigió con el archiduque para tomar asiento junto con él, un enorme silencio reinaba en el lugar mientras los sirvientes le servían para luego permanecer en el lugar, la joven tomó los cubiertos para comenzár a comer pero giro al escuchar una breve risa del archiduque.

-Incluso tienes la misma esencia que tu madre, ¿ella aun vive?

-La familia que me acogió me contaron que ella murió en cuanto me entregaron a ellos, lo único que queda de ella es su collar.

-Ese collar tiene un gran valor, le perteneció a la emperatriz, tu abuela también también era hermosa me alegra que seas el vivo recuerdo de grandes mujeres.

La joven llevó su mirada hacia su copa, todo el tiempo ella quería encontrar a alguien que le dijese sobre su madre, quería que hubiera tan solo una persona que le contará sobre ella y que le dijeran que tenía un gran parecido a ella pero ahora sentía que no significa nada, se sentía tan vacía.

-Eleonor, se que es difícil para ti el tratar de entenderlo todo. Viviste en una tierra muy lejana, sin conocer a tu verdadera familia, sin saber las costumbres, pero volviste, cuando el barco navego en naufragio siempre pedí que mi familia estuviera con vida y ahora estás aquí, de vuelta, lo que parecía imposible ahora es posible. Estas en casa.

El archiduque le extendió su mano pero la joven se alejo, ahora se sentía alejada de casa, ella sentía que ya no pertenecía en ese lugar.
El archiduque por otro lado le miró con cierta molestia que trató de ocultar, sabía que no sería fácil convencerla para que ella hiciera lo que él le pidiera, podía notar que todo su apego iba hacia su esposo y eso sería un problema.

— Eleonor se que puede ser abrumador para ti todo esto pero al menos te pido la oportunidad de conocer a tu familia, estoy seguro que es algo que a tu madre le hubiera encantado. Estoy seguro que ese día ella dio su vida con la esperanza de que este día llegara.

Aquellas palabras calaron hondo en el corazón de la joven, toda su vida le habían enseñado a ser agradecidos con los antepasados pero en especial aunque no la conocieron le hicieron sentir un gran cariño y respeto hacia su futuro madre, ahora frente a ella se encontraba su padre y su respeto iba hacia a él incluso aunque ya estuviera casada aún le correspondía cierta gratitud hacia su familia.

—Voy a intentarlo por mamá pero... No quiero que me alejen de William.

—Nadie puede hacer eso cariño, es tu esposo después de todo. Antes de ser una princesa eres la esposa del duque de Denforth.

Aquellas palabras confortaron a la joven, sonrió para observar a su padre con cierta ternura, el vizconde la miró y cierto recuerdo lo invadió, eran tan iguales en tantos aspectos, esa mirada tan penetrante y esa sonrisa tan encantadora.
"Te odio" Aquellas palabras resonaron el la cabeza del hombre tras aquel recuerdo de ella, desvío su mirada llevando su mano hacia su frente, debía concentrarse y no perder su objetivo ya había arriesgado tanto para llegar a tal posición, miro a su hija para levantarse.

—Me voy a retirar, fue agradable verte. Pero antes de retirarme espero que te guste mi regalo.

—¿Un regalo? —pregunto confusa la joven mientras se levantaba para seguirlo hacia la entrada, el vizconde se despidió y sólo se marchó sin más, la joven le miró confusa pero su atención se concentró en la voz del mayordomo quien le indicó que el vizconde le había entregado un regalo en la sala principal, ella se dirigió ahí y se quedó de pie en la entrada al observar un gran retrato, se acercó lentamente para tocar aquel cuadro, una joven dama se encontraba con una mirada tan confiada, con una leve sonrisa, sus cabellos rubios, sus mejillas rosadas, aquel porte tan elegante mientras portaba el mismo collar que ahora sabía que era toda una reliquia, las lágrimas comenzaron a brotar la persona que había querido ver por tanto tiempo por fin estaba frente a ella. Las lagrimas comenzaron a brotar, después de tanto tiempo por fin sabía cómo era ella y se alegraba de que fuese más hermosa de lo que imagino, frente a ella por fin estaba la imagen de la persona que dio su vida por ella, por fin podía agradecerle de la manera correcta.

En cuanto había escuchado que el archiduque había ido a ver a su esposa olvido por completo todo lo que estaba haciendo y fue a buscarla, un enorme terror lo invadió cuando no vio el carruaje pues pensó que se la habían llevado pero cuando él mayordomo le indicó que se encontraba en la sala principal fue a buscarla fue grande su sorpresa al encontrarla llorando sobre el gran retrato de la princesa Theodore, la madre de la joven, quiso ir a consolarla pero al percatarse que aquel llanto no era de tristeza sino de alegría se detuvo, no importaba si el tenía el enorme deseo de mantenerla alejada de su familia ahora se daba cuenta que era una parte de ella, no podía seguir siendo alguien egoísta y volver a alejarla de la familia, ahora se daba cuenta que tendría que hacer las cosas de una manera diferente si quería que ella se quedara a su lado, pensó que lo mejor sería ceder ante él rey.

A un Océano de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora